David Páramo

Análisis superior

David Páramo

3 May, 2016

¿Mejora el humor?

Durante ya largos meses he señalado en esta columna  la dicotomía entre los hechos concretos y la percepción de muchos sobre la marcha del país en materia económica.

De ahí que haya creado el reto, que hasta el momento nadie ha respondido con datos concretos, ¿dónde está la crisis? El país está creciendo a 2.9% y la inflación se encuentra ubicada muy cerca del mínimo histórico. La producción y el consumo están en una fase de crecimiento a pesar de un entorno económico particularmente complejo.

En alguna entrevista que realicé con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, consideró que una de las maneras que se podrían emplear para disolver el pesimismo de mucho sectores era con la consistencia de los datos, que la gente se fuera acostumbrando a las buenas noticias.

En otra plática Agustín Carstens, gobernador de Banco de México, reconocía que ciertamente era frustrante tener tan buenos datos en materia de inflación y que la percepción fuera mala. Él consideraba que la gente tenía que acostumbrarse a las buenas noticias en materia económica.

Estas conversaciones que tuve con ambos funcionarios se dieron a principios de marzo cuando comenzaban a verse los primeros efectos de la coordinación de las políticas fiscal y monetaria que ha permitido una recuperación del peso frente al dólar de casi 9% entre el 17 de febrero y ayer.

Así como la sorprendentemente buena noticia de que el PIB había crecido a una tasa anual de 2.9% que fue superior en casi medio punto porcentual al promedio de los analistas.

Por cierto, se fijó que ahora nadie pidió que la Secretaría de Hacienda revisara su estimación del crecimiento de la economía. No es que se les haya olvidado es que creen que las buenas noticias no venden o temen a ser juzgados por la legión de imbéciles que hablan de democracia, pero descalifican a cualquiera que no piensa como su manada.

EXPECTATIVAS

Primero fue el secretario de Desarrollo Social y después el Presidente de la República quienes hablaron en días pasados del mal ánimo de muchos mexicanos que, al menos desde el punto de vista de los hechos económicos, es total y absolutamente infundado.

Ayer se dio a conocer un par de indicadores de opinión que rompen con la tendencia de muchos meses y harían parecer que el pesimismo comienza a alejarse por lo menos de quienes tienen acceso a más y mejor información y que, inexplicablemente, estaban subidos al tren del pesimismo.

De entrada, los encuestados por Banco de México bajaron nuevamente su estimación sobre la inflación para este año y la ubicaron en 3.1%, es decir, prácticamente en el centro de la meta del instituto central.

Sin embargo, fue mucho más relevante que aumentaron su estimación del crecimiento de la economía lo que rompe con una larga racha de revisiones a la baja que sólo rompieron ante evidencias contundentes.

El segundo dato relevante fue la medición del Índice de Confianza Empresarial que mide el Inegi. El índice de confianza empresarial aumentó 0.5%, el sector manufacturero 0.4%, así como un crecimiento de 2.4% en las expectativas empresariales.

POPULISMO

Es de destacarse, sin lugar a ninguna duda, el férreo manejo de las finanzas públicas por parte del gobierno federal y el autónomo Banco de México. Los procesos electorales, en los cuales se escuchan muchas propuestas populistas e irresponsables tanto de Morena, como el PRD y del PAN podría haber tentación a cambiar el rumbo y buscar resultados de relumbrón.

Hasta el momento, como ha ocurrido durante ya más de dos décadas, las finanzas públicas se han manejado de una forma correcta y sin caer en la tentación del siguiente proceso electoral.

LAMENTABLE

Es muy lamentable que haya funcionarios públicos que confunden investigaciones periodísticas con dictados. Obviamente no piensan lo mismo cuando sus acciones y decisiones son vistas de una manera favorable.

Sin embargo, son patéticos aquellos que todo lo quieren arreglar tomando cafecito para dar contexto o haciendo elogios verdaderamente burdos sobre las supuestas virtudes morales de su jefe y haciendo creer que se trata de conspiraciones.

Sería mejor que gastaran menos tiempo en derramar saliva y hacer su trabajo de la mejor manera posible, puesto que la corrupción y las prácticas anticompetitivas no se resuelven explicando el contexto sino tomando acciones ante las autoridades correspondientes.

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