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Ciudad de México.- La Basel Action Network (BAN) realizó un experimento para saber si la basura electrónica terminaba en los lugares que las empresas decían.
A una muestra de 200 aparatos electrónicos se les colocaron rastreadores, se depositaron en distintos sitios y se comenzó a monitorear la actividad. La organización encontró que 62 piezas, es decir, el 32.5% terminaron en países con leyes contra la importación de basura electrónica. En su mayoría Hong-Kong.
Pese a que es muy probable que algunos rastreadores se dañaran y debido a esto la muestra se viera afectada. Los datos que arroja la investigación dan una idea sobre el destino de estos desechos.
Normalmente los recicladores y empresas dedicadas a tratar estos desechos reciben certificaciones, pero la manera en cómo disponen de la basura va en contra de lo que dicen a las autoridades. En algunos casos son muy dañinos para el medio ambiente y para los residentes de ciertos vecindarios.
Las estimaciones de BAN señalan que entre el 50 y 80% de la basura electrónica de Estados Unidos se exporta a otros países. De acuerdo con Naciones Unidas, en el 2014 se generaron 46 millones de toneladas de desechos electrónicos en todo el mundo. Tan sólo Estados Unidos es responsable por 7.7 millones. La ONU estima que para el 2018 se generarán 50 millones de toneladas de basura de este tipo.
Desde el momento del experimento de BAN, Naciones Unidas confirmó que la frontera de Mong Cai (territorio entre China y Vietnam), es el principal corredor de basura electrónica de Estados Unidos y la Unión Europea. Se estima que el valor del mercado ilegal de desechos alcanza los 3.7 mil millones de dólares.
La investigación encontró que la mayoría de la basura electrónica terminó en Asia, pero el viaje no fue directo. Al final, el organismo concluyó que el destino de estos dispositivos incurría en varias violaciones a normas ambientales. Se incrementó el riesgo de contaminar el agua y suelo, provocar enfermedades en las personas; e impactar en la salud pública y en la agricultura.
La realidad del reciclaje electrónico es que los desechos no van a los lugares donde deberían recibir el tratamiento adecuado. Las restricciones que imponen los países pueden ayudar, en buena medida, a evitar que haya un mercado negro.
Este tipo de experimentos ayudan a tener una idea más clara de si las empresas encargadas de reciclaje cumplen con lo que dicen o no. El reutilizar la basura electrónica como se debe puede traer bastantes beneficios para todas las partes.
Además, las empresas de tecnología deberían pensar en hacer que sus equipos sean menos desechables y más reparables. De esta manera, se reduciría la generación de basura electrónica, aunque falta mucho por hacer.
Jbf
