Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

26 May, 2016

¿Qué propuestas, dignas de ese nombre, han hecho los candidatos?

Si bien la legislación vigente define, de manera clara —desde hace una buena cantidad de años—, el modelo económico que debemos seguir, para nadie es un secreto que hay áreas de la economía mexicana que mantienen un atraso estructural que se traduce, en no pocos casos, a regirse por una legislación que responde al México de hace cien años.

El mejor ejemplo es la Ley Agraria, y la Fracción XV del artículo 27 de la Constitución que, para lo que han servido, es para hacer del campo mexicano, una verdadera tragedia. En lo que tiene que ver con los mercados laborales, si bien su rezago no es de cien años, sí anda cerca de ese número. 

Por otra parte, aun cuando el Congreso aprobó recientemente reformas en materia energética, mucho es todavía el rezago en ese campo que, todo así lo deja ver, no será tocado en lo que queda de la presente administración.

Podríamos seguir listando áreas que mantienen hoy un rezago estructural que nos impide crecer a tasas altas por periodos prolongados. Sin embargo, frente a este obstáculo que parece insalvable, preguntemos quién hace algo y cuándo empezará; la respuesta, sólo Dios la sabe.

A pesar del rezago evidente del andamiaje jurídico de la economía, en cada campaña los candidatos a puestos de elección popular, particularmente los que buscan una diputación —local o federal—, un escaño en el Senado de la República, una gubernatura o la mismísima Presidencia de la República, jamás se ocupan del tema.

Afirman, soberbios, sobrados, que ellos sí realizan una campaña de propuestas, mientras que sus adversarios solo campañas de lodo; la realidad es otra, pues en ambos casos, todos se regodean en generalidades y frivolidades de todo tipo, pero lo que nos mantiene en el estancamiento económico jamás es tocado, ni con el pétalo de un discurso.

Eso sí, muchos logos; todos se presentan con camisas llenas de escudos y lemas que se distinguen por su superficialidad y cursilería; sin embargo, lo que llamaríamos propuestas en sentido estricto —al satisfacer los requisitos obligados para serlo—, brillan por su ausencia. Esta falla, es la regla en todos ellos, partidos y candidatos.

¿Cuál es la causa de esta limitación? ¿La carencia de especialistas en los equipos de cada candidato, en éste o aquel tema? ¿Una muestra más de corrupción, expresada en la falta de honradez intelectual del candidato y sus cercanos?

¿Acaso la explicación se encuentra, como me confesó un candidato hace unos días, que conoce las limitaciones estructurales de nuestra economía y sabe de las áreas del andamiaje jurídico donde habría que meter mano y hacer cirugía mayor, en el nivel de ignorancia del elector, en su apatía ante temas serios?

No lo sé; pero lo que sí sé, es que el nivel de irresponsabilidad de los candidatos frente a los problemas fundamentales del país —en éstas y futuras elecciones, porque no se ve voluntad alguna para cambiar—, es infinito. Dicho de otra manera, les vale.

Por eso, cuando algún dirigente de partido o sus candidatos afirmen que hacen una campaña de propuestas, ríase por favor. En un descuido, ni idea tienen de lo que es una propuesta. ¿No me cree? Por favor escúchelos.

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