¿Por qué está fracasando la revolución en Venezuela?

La Venezuela de hoy es misérrima, resultado de una política económica y social que desarticuló al sector privado, descuidó la inversión petrolera y mimó a los pobres durante el boom petrolero.
Economía -
Foto: Archivo
Foto: Archivo

CIUDAD DE MÉXICO.- Venezuela es, con mucho, el país con las mayores reservas petroleras probadas del mundo. Cuenta con casi 300,000 millones de barriles en su subsuelo, listos para ser extraídos. México, que en este ranking ocupa el lugar decimosexto, no llega a los 10,000 millones de barriles. Ningún país tiene tanto petróleo como Venezuela. Sin embargo, los venezolanos tienen poco que echarse a la boca, disponen de escasos fármacos para cuidar su salud y en su cotidianeidad viven con una inflación escandalosa, continuos cortes en el suministro de agua, apagones eléctricos, niveles espantosos de violencia e insoportable corrupción.

A tres años de su muerte, si el comandante Hugo Chávez viera el estado de su país, se revolvería en su tumba.

El sueño del “Cristo de los pobres”, como lo llama su sucesor en el chavismo y actualmente presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, era ver una Venezuela sin hambre ni pobres. Sin embargo, la Venezuela de hoy es misérrima, resultado de una política económica y social que desarticuló al sector privado, descuidó la inversión petrolera y mimó a los pobres durante el boom petrolero con bonos, subsidios, transferencias y atención médica gratuita, programas que resultaron insostenibles una vez que colapsaron los precios del crudo.

El problema de Venezuela no fue la orientación de la política chavista: entrar a los barrios marginales y atender sus necesidades es muy loable, más en un país en el que la lacra de la pobreza representaba, cuando llegó Chávez a la presidencia, más de la mitad de la población.

El problema es que se incurrió en un modelo social paternalista, asistencial, y no se buscó una fórmula en el que el financiamiento de esos programas fuera sostenible: se saqueó a la industria petrolera para poder sufragarlo y se expropiaron y nacionalizaron negocios, fábricas y terrenos bajo el argumento de utilidad pública e interés social en sectores clave como el petrolero, la construcción, el comercial, el agroquímico o el alimenticio. 

Según datos de Conindustria, el gremio industrial más importante del país, durante los 13 años que Chávez estuvo en el poder se expropiaron activos de 1,440 compañías, entre ellas dos casos mexicanos muy sonados: el de la cementera Cemex y el de la productora de harina de maíz y tortillas Gruma.

Además, su política de injerencia económica se amplió a estrategias de control de precios y de tipo de cambio, todo ello medidas que socavaron a la iniciativa privada y que terminaron por paralizar a la economía productiva de Venezuela. La propia Conindustria estima que a finales del año pasado, el 56% de la capacidad industrial se encontraba sin operar. 

Conforme el sector privado se desintegraba, la economía venezolana ataba cada vez más su destino a los ingresos petroleros. Según los datos del sector externo del Banco Central de Venezuela, las exportaciones petroleras representaban 69% de las exportaciones totales en 1998, antes de la llegada de Chávez al poder. Pues bien, en 2014, las exportaciones petroleras se elevaban a 96% del total.

CONTRASTES

Chávez tuvo la fortuna de que le tocó todo el superciclo de auge petrolero. Y los dólares entraban a carretadas. Todavía en 2013, cuando murió, no se había producido el descalabro del precio del crudo: durante ese año, el promedio del WTI rondó los 100 dólares. En consecuencia, los ingresos por las exportaciones petroleras fueron de casi 86,603 millones de dólares (mdd) cuando en 1998 apenas superaba 12,000 mdd.

Sin embargo, el resto de la economía ya renqueaba. Las exportaciones no petroleras se habían comprimido a apenas 3,150 mdd comparado con 5,500 mdd en 1998. Buena parte de la explicación es que la producción interna, muy desbaratada, empezaba a tener dificultades para abastecer al mercado nacional. En consecuencia, cada vez dependía más de las importaciones para satisfacer el consumo interno.

De este modo, las importaciones no petroleras se triplicaron al pasar de algo cercano a los 15,000 mdd en 1998 a una cifra superior a los 44,000 mdd en 2013. El resultado fue un marcado deterioro de la balanza comercial no petrolera, que pasó de un déficit inferior a los 10,000 mdd en 1998 a otro de más de 40,000 mdd.

Por citar algunos rubros de primera necesidad y con un peso relevante en la balanza comercial, el déficit en el capítulo de carnes pasó de apenas 6 mdd en 1998 a otro de 1,700 mdd; el de animales vivos de 48 mdd a 1,146 mdd; el de leche, productos lácteos y huevos de 206 mdd a 789 mdd; el de cereales de 262 mdd a casi 1,500 mdd; el de aceites vegetales y grasas de 179 mdd a 547 mdd; los azúcares, esos que ya escasean tanto que Coca Cola no puede producir su refresco, de 110 a 485 mdd.

Más allá del ramo alimenticio, el déficit en productos farmacéuticos se disparó de 163 mdd en 1998 a 2,985 mdd en 2013. Afortunadamente, todavía ese año la montaña de ingresos petroleros permitió financiar el cada vez más amplio déficit no petrolero. El saldo total de mercancías, petrolero y no petrolero, era aún superavitario en 27,000 mdd. Ahora bien, si a ese saldo le añadimos los déficits de la balanza de servicios (-11,870 mdd) y de renta (-7,204 mdd), el superávit de la cuenta corriente se estrechaba a 7,484 mdd.

INGRESOS

Lo malo es que en los dos últimos años, los ingresos petroleros se han desplomado. En 2014 se contrajeron 16.2% a 71,731 mdd. Para 2015, año del que sólo se disponen datos para los tres primeros trimestres, apenas llegaban a 27,833 mdd, lo cual implica un desplome de 52% respecto al mismo periodo de 2014.

Aunque no se han publicado datos oficiales para todo 2015, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó que las exportaciones totales se ubicaron en torno a 38,000 mdd, o una caída de 50% respecto a 2014. Para este año, el FMI proyecta que los ingresos petroleros ronden entre 20,000 y 25,000 mdd.

Por tanto, ya los dólares que entran en el país no alcanzan para seguir adquiriendo la leche, pollos, aceites y medicamentos necesarios para abastecer las necesidades de los venezolanos, ni para que puedan viajar, ni para pagar la remuneración del capital invertido en Venezuela, ni los préstamos que les han concedido.

Para hacer algunos pagos, han echado mano de las reservas internacionales, que se han reducido de 30,000 mdd a principios de 2013 a algo por encima de los 12,000 mdd. Pero con los niveles de reservas en niveles críticos, también ha precisado recortar las importaciones, provocando un gran desastre económico y humanitario, con los anaqueles de las tiendas vacías y un mercado negro de revendedores de productos básicos, el “bachaqueo”, que es todo un negocio. Según el FMI, el PIB podría despeñarse este año 8% y la inflación podría llegar a 720%. Así las cosas, las mediciones de pobreza dejaron de publicarse en Venezuela desde el 2013.

La situación es tan caótica que no sería extraño que terminara habiendo una revuelta social en contra de Nicolás Maduro, un presidente detestado y que está tomando medidas para resistir frente a una Asamblea Nacional dominada por la oposición. La sombra del Caracazo de 1989 campea sobre Venezuela. Lo peor es que se puede alargar y desequilibrar a buena parte de la región.

*Director de llamadinero.com y profesor
de la Facultad de Economía de la UNAM

 

Tips para tus finanzas personales directo en tu correo.
Al registrarme acepto los términos y condiciones

  TAGS

Taboola
Icono de te puede interesar de en dineroenimagen

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR