José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

27 May, 2016

Respuesta a un neotrumpista

Como era previsible, ahora que Donald Trump es el virtual candidato del Partido Republicano a la Presidencia de EU, muchos en ese partido se empiezan a alinear con él soslayando las descalificaciones que le arrojaron antes al indecente fanfarrón.

Un entrañable amigo que despreciaba a Trump tanto como yo, acaba de ultimar su propia metamorfosis con el artículo En Extraterrestre contra Depredador, apoyo al Depredador porque es NUESTRO Depredador, en el que trata de explicar las razones de su hoy fogoso apoyo por el demagogo populista.

Como no soy aficionado a las películas de ciencia-ficción, tuve que enterarme que se trata de dos personajes fantásticos y horribles en lucha a muerte entre sí, de paso llevándose a todo aquel que se les atraviese, que es lo que sucede en la película cuando unos exploradores descubren una pirámide azteca en la Antártida(?).

La metáfora de este execrable churro hollywoodense para descifrar la elección presidencial de 2016 en EU no es completamente absurda, porque el repulsivo y violento Depredador tiene bastante parecido con Trump, aunque al extraterrestre no le encontré afinidad alguna con Hillary Clinton.

Los argumentos de mi amigo culto e inteligente, lo que hace más sorprendente su  conversión a Trump, son los siguientes:

1. La corrección política que se ha generalizado en EU, adueñándose de las escuelas de todos los niveles y, sobre todo, de las universidades. Conozco bien este fenómeno, del que fui víctima en la American University, donde di clases por una década y traté de enseñarles a mis alumnos economía clásica y no la serie de frases huecas —el comercio “justo” es mejor que el libre comercio—, pero políticamente correctas. En efecto, EU se ha llenado de inquisidores, pero concluir que el antídoto es Trump, que dice cualquier tontería cuando quiere, es un insulto a la lógica.

2. Mi amigo opina que hay una guerra entre la civilización y la barbarie, ubica la causa de ésta en el islamismo y celebra la baladronada de Trump de impedir la inmigración de musulmanes a EU. Esta posición es indefendible cuando la gran mayoría de musulmanes en el mundo, y los 3.3 millones en EU (Pew Research Center), son gente de paz y tan enemigos de los islamistas radicales como el que más, pues ellos son sus principales víctimas, como lo vemos en Siria y Libia.

Mi amigo, cuyo judaísmo y sionismo se han radicalizado con el tiempo, cree que Trump, quien ha tenido gestos antisemitas y no rechazó el apoyo de agitadores neonazis, se ha convertido en su aliado. Lo único que está haciendo el bufón es cortejar a los judíos para que le abran sus bolsas, como Sheldon Adelson, dueño de casinos, que ha prometido darle más de 100 millones de dólares.

3. Hay una guerra sobre el futuro económico de EU y mi amigo le atribuye a Hillary la intención de seguir extendiendo y profundizando las garras del Estado regulador e intervencionista de Barack Obama. Si creemos el discurso de Hillary a pie juntillas es probable que ello ocurra, pero si vemos lo hecho en el gobierno de Bill Clinton (1993-2001), uno de los más exitosos en lo económico del siglo pasado, los resultados serían bien distintos.

¿Por qué mi amigo cree en los planes económicos de Trump? Porque prometió bajar la tasa del impuesto sobre la renta a 15%, ¡eso es todo! No comenta que tan irresponsable política generará enormes déficit, lo que resultaría en un gigantesco brinco de la deuda pública de 35% del PIB más en cuatro años.

Hemos analizado cómo las ocurrencias de Trump de imponer barreras al comercio y a la inversión, de renegociar la deuda soberana, de expulsar a millones de residentes foráneos, entre tantas tonterías expectoradas por este energúmeno, serían la ruina económica de EU y del mundo, por lo que se derrumba el argumento que bajar impuestos impulsaría más crecimiento. Trump es inaceptable, punto.

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