Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

28 May, 2016

¡Es la corrupción!

Hace 24 años en la campaña presidencial en Estados Unidos, Bill Clinton hizo famosa la frase: “¡es la economía!”. Lo que buscaba era señalar que el problema relevante para el electorado era el tema económico y no lo relacionado con la diplomacia, como lo argumentaba George H. W. Bush. Haciendo un paralelismo, hoy estamos en México en una situación en la que el gobierno debe entender que el tema relevante para la población es la corrupción y no las reformas.

La postura del gobierno de insistir en vender los logros alcanzados en esta administración y en decir que México está avanzando es muy clara. Si bien reconocen que hay desánimo y que puede haber un mal ambiente, el tono es más de reclamo de que la gente no entiende lo bien que está el país.

No se observa que hagan un ejercicio de introspección para entender si hay razones que expliquen por qué existe este ambiente y qué pueden hacer ellos para cambiarlo.

Lo que está sucediendo en varias de las 12 campañas a gobernador es realmente escandaloso y, claramente, contribuye a generar un mal entorno. Por ejemplo, es absurdo que en Oaxaca y en Veracruz se den los señalamientos entre candidatos de que el otro es más corrupto, cuando para ambos su riqueza no se puede explicar por su ingreso como funcionarios públicos.

Lo que pasó a principios de mayo, cuando la sociedad civil alzó la voz para reclamar la falta de acción del Legislativo al no procesar las reformas anticorrupción, es otro indicador de que el ambiente de la población va más allá del desánimo.

Para fortalecer el argumento de que el mal ambiente no es por unos pocos inquietos sino que es más profundo, comentaré los datos que esta semana publicó el Inegi sobre la Tercera Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2015. Si bien en la encuesta se presentan resultados del nivel de satisfacción de servicios públicos básicos y bajo demanda, también incluyen preguntas sobre percepción de corrupción.

Para entender la representatividad de la encuesta, ésta se hizo en 38 mil viviendas en ciudades de más de 100 mil habitantes. Es decir, se puede afirmar que el resultado más que anecdótico tiene una base estadística sólida.

El resultado relevante para esta columna es que la corrupción se ubicó como el segundo lugar en la lista de problemas que más preocupan a los mexicanos. Sin sorpresa, el primer lugar es inseguridad y delincuencia, con 66.4%. El segundo lugar es corrupción con el 50.9 por ciento.

A nivel regional, en el indicador de actos de corrupción por 100 mil habitantes, los de mayor nivel son: Estado de México, Sinaloa y Chihuahua. En cuanto al tipo de experiencias de corrupción con mayor porcentaje, se ubican el contacto con autoridades de seguridad pública, trámites ante el Ministerio Público y trámites para abrir una empresa.

En resumen, lo que nos revela la encuesta es que ahora la corrupción se percibe como un gran motivo de preocupación y que afecta más en lo que es la aplicación de la ley y en la actividad económica. Con estos datos duros como fundamento, no se puede decir que el mal ánimo es parcial de un sector o es una ocurrencia.

Si bien en esta administración se han tenido logros muy importantes con las reformas, va a ser un error no escuchar lo que les está diciendo la población sobre la corrupción. Tienen que darle prioridad en la agenda a este tema, no sólo con reformas legales, sino con el ejemplo. De lo contrario, en 2018 le va a decir la población al partido en el poder: ¡Es la corrupción!

*Director general del Fundef

guillermozamarripa@itam.mx

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