Víctor Beltri

Víctor Beltri

2 Jun, 2016

Ford y la innovación de modelo de negocio

Uno de los mayores beneficios que, sin duda, ha traído consigo la incorporación de la red a la vida cotidiana es la capacidad de estar permanentemente informados. Así, hoy lo mismo nos enteramos de las noticias al otro lado del mundo que podemos tener información precisa sobre los temas que más nos conciernen.

La contaminación es uno de estos temas, sin duda. Un asunto de vital importancia, con el que hemos vivido desde hace décadas sin haber estado plenamente conscientes no sólo de las causas sino de las repercusiones que tiene en la vida de los capitalinos. Hoy, a casi treinta años de haber sido implantado por primera vez el Hoy No Circula, los resultados son magros tanto para la salud de los habitantes de la ciudad como para los niveles de contaminantes que son emitidos a la atmósfera.

Las soluciones son variadas, como hemos planteado en este espacio en diversas ocasiones. Desde la mejora a los sistemas de verificación vehicular hasta el endurecimiento en las inspecciones a las industrias que generan emisiones al ambiente, sin olvidar la tendencia que poco a poco prima en las principales capitales del mundo: la reducción del parque vehicular en los centros urbanos.

Así, en vez de procurar tener mejores avenidas, más amplias y con capacidad para mayores vehículos, la decisión en algunas ciudades ha sido restringir el tráfico en algunas zonas y primar el uso de las vialidades para el transporte público, los peatones y ciclistas. Los coches que pueden circular por estas áreas tienen que portar consigo un permiso especial, previo pago de los derechos correspondientes, y ceñirse en muchos casos a reglas de tránsito más estrictas, con límites de velocidad menores y lugares de estacionamiento limitados. Hoy, este tipo de soluciones suenan lejanas en nuestro país, toda vez que bajo el argumento del libre tránsito se cometen toda clase de tropelías y abusos, pero en el futuro no será así.

En el futuro, el tráfico de los automóviles por las ciudades se verá sujeto a restricciones cada vez más estrictas, y los ciudadanos estarán cada vez menos interesados en adquirir un coche.  Sin embargo, Ford apuesta por vender más vehículos, adaptándose a las nuevas tendencias. Es un caso claro de innovación en el modelo de negocio, como lo ha planteado Mark Fields, CEO de la compañía de Detroit en Recode 2016, una conferencia que ha logrado congregar a las mayores autoridades en la industria de la tecnología y según lo recoge El País: “Cada vez hay más concentración de habitantes en las ciudades. Creo que habrá menos coches por las calles, no habrá espacio para tenerlos. Algunas ciudades prohibirán su uso privado en el centro. Se verá menos densidad (…) Pero no vendemos menos. Vamos a vender más coches y van a estar más tiempo en uso. Su tiempo en carretera será más constante, pero seguramente no será tuyo”.

“Mi visión es pasar de una empresa de coches a una de movilidad. Cada vez vamos a ofrecer más servicios a clientes que no quieren tener un coche. En la movilidad hay una oportunidad de negocios dos o tres veces superior a la industria de los coches en sí. Los próximos años van a definir nuestro futuro”.

Tiene razón. El futuro de la industria automotriz no puede pasar por pretender vender un coche a cada ciudadano: el espacio, simplemente, no es suficiente. La capacidad está muy cerca de estar colmada y esto es un hecho incontrovertible, como lo es también que existe la necesidad para el servicio que el automóvil brinda a los particulares, diverso al del transporte público. El rumbo, claramente, apunta hacia servicios de movilidad, además del negocio tradicional de venta de autos para entornos más propicios.

En este sentido parecen moverse los esfuerzos de integración entre las empresas de tecnología y las armadoras de autos. Google, sin ir más lejos, lleva años desarrollando la tecnología de los vehículos autónomos, y los sistemas de navegación cada vez son más avanzados, siendo capaces de prever los picos de tráfico y las zonas con más conflicto incluso antes que las autoridades, las mismas autoridades que siguen buscando respuestas en los lugares equivocados para disminuir los niveles de contaminación.

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