¿El empleo mató la subida de tasas y ayuda a Trump?

Si la Reserva Federal no logra subir las tasas en julio porque todavía percibe a la economía estadunidense vulnerable, después todo se complica. Y la razón, en buena medida, se llama Donald Trump, quien está en guerra abierta no sólo contra la política económica de Obama, cuya continuidad está representada por Hillary Clinton, sino también contra la Fed y Yellen
Economía -
¿El empleo mató la subida de tasas y ayuda a Trump?

Ciudad de México.- En esto de la economía, nunca está dicha la última palabra. A principios de mayo dábamos poco crédito a una subida de tasas en junio (“Se le complicó a la Fed subir las tasas en junio”. Edición del 9 de mayo). Ese pronóstico era consistente con el lanzado a principios de año, en el que advertíamos que la Fed tendría muy complicado incrementar las tasas de referencia en 2016 (“La Fed dirá adiós a las subidas de tasas de interés”. Edición 25 de enero).

Sin embargo, conforme avanzaba el mes los mercados empezaron a incorporar la posibilidad de un alza de tasas en junio alentados por la publicación de algunos datos económicos, sobre todo referentes al gasto de consumo y a la inflación, y por las propias declaraciones de altos funcionarios de la Fed. Además, el mercado bursátil americano había resistido bien el cambio de escenario, como si no tuviera problemas por convivir con un nuevo aumento de tasas, hasta el punto de que el S&P’s 500 cerró en un nuevo máximo del año el pasado jueves, en vísperas del dato de empleo.

Por tanto, Estados Unidos estaba en apariencia listo para digerir un nuevo aumento de tasas. Distinta era la situación en el resto del mundo, donde se percibía mucho mayor nerviosismo, manifestado por el aplanamiento de la curva de rendimientos en Estados Unidos y la rápida depreciación de las divisas emergentes, entre ellas el peso mexicano (“EU está listo para un alza de tasas pero, ¿lo está el resto del mundo? Edición del 2 de junio).

Sin embargo, en esa ruta hacia la reunión de junio faltaba el reporte de empleo de mayo, el cual fue publicado el pasado viernes. Y volvió a dejar claro por qué es el dato supremo, por qué es la madre de todos los datos, por qué es el de mayor potencial para mover a los mercados y el de mayor capacidad para alterar las expectativas. Tanto que de la noche a la mañana arruinó los planes de la Fed y exterminó las expectativas de una posible subida en junio.

Presiones

La Fed no subirá tasas porque de nuevo surgen dudas sobre la fortaleza de la recuperación. En mayo apenas se crearon 38,000 puestos de trabajo, nada que ver con la tendencia observada recientemente y por el dato esperado por el consenso (160,000 empleos). De hecho, hay que remontarse hasta septiembre de 2010 para ver una cifra tan pobre. Es verdad que parte de la debilidad se debió a la huelga de Verizon, que dejó fuera de la nómina a cerca de 35,000 trabajadores, lo que habría dejado la cifra ligeramente por encima de los 70,000. Pero aun así, el número estaría por debajo de la reciente tendencia.

Para colmo, se revisaron a la baja los datos de abril y marzo, lo que significó 59,000 puestos de trabajo menos de los publicados originalmente. En los últimos tres meses, el ritmo de creación de puestos de trabajo se ha desacelerado a un promedio mensual de 116,000 comparado con 219,000 en los doce meses anteriores. Pero no fue sólo la cifra de la nómina no agrícola. Si bien la tasa de desempleo se hundió de 5.0% en abril a 4.7% en mayo, la más baja desde noviembre de 2007, la causa de la caída genera más inquietud que confort: se explica a que los desempleados dejaron de buscar trabajo y abandonaron el mercado laboral.

Por si el dato de empleo no bastara, el ISM del sector servicios también hizo sonar algunas alarmas. El sector servicios representa en torno a 90% de la economía estadunidense y sobre ella descansa su vitalidad. Sin embargo, también hemos tratado en estas páginas el tema de cómo la recesión en la industria podría pasar factura al sector de servicios. Pues bien, también se supo el viernes que en mayo el ISM del sector servicios, inesperadamente, se deprimió a 52.9, la cifra más baja en más de dos años, comparado con 55.7 en abril y mucho peor de lo esperado por el consenso (55.3). En este indicador, una lectura por encima de 50 significa expansión, pero la cifra de mayo apunta a un crecimiento del sector mucho más débil de lo pensado, lo que puede pasar factura a todo el PIB. El subcomponente de empleo del ISM, por otro lado, se situó en 49.7, lo que señala destrucción de empleo.

Con estas cifras, a la Fed no le queda de otra que esperarse hasta estar segura que la recuperación sigue su curso. Y así lo descontó el mercado: si el jueves asignaban, a través de los futuros de los fondos federales, una probabilidad de 22% a un alza de tasas en junio, el viernes, tras estos datos, la probabilidad se había desintegrado a 4.0%. Wall Street, en una jornada difícil en la que el S&P’s 500 llegó a perder casi 1%, cerró con moderadas caídas. Sin embargo, se produjo un gran alivio, sobre todo, en los mercados emergentes: el índice MSCI de los mercados emergentes ganó 0.9%, y entre las divisas de esos países, el rand sudafricano voló 3.2%; el peso colombiano, 2.2%; el rublo ruso, 2.0%; el real brasileño, 1.9% y el peso mexicano, 0.5%.

Expectativas

Eliminada la posibilidad de un alza de tasas en junio, las miradas se dirigen a la reunión del 27 de julio. Pero también ahí las probabilidades se han visto muy mermadas, al pasar de 55% el jueves a 27% el viernes. Por supuesto que de nuevo la clave será el dato de empleo, y aquí surgen las preguntas: lo de mayo, ¿fue un mero traspié de un mes, acentuado por la huelga de Verizon, o es una nueva tendencia? ¿De veras la economía se está enfriando? ¿Será el dato de julio lo suficientemente poderoso como para poner sobre la mesa la posibilidad de una subida de tasas? ¿Lograrán los mercados preservar la ansiada estabilidad financiera hasta finales de julio?

Ahora bien, si la Fed no logra subir en julio porque todavía percibe a la economía estadunidense vulnerable, después todo se complica. Y la razón, en buena medida, se llama Donald Trump, que está en guerra abierta no sólo contra la política económica de Obama, cuya continuidad está representada por Hillary Clinton, sino también contra la Fed y Yellen. No hay que olvidar que el candidato republicano ya ha afirmado que en caso de llegar a la Casa Blanca, Yellen, una demócrata que trabajó para Bill Clinton, no renovaría su mandato como presidenta de la Fed.

Visiones

Trump prevé un “crash en los mercados” y una “recesión económica brutal”, algo que canta a los cuatro vientos y que la Fed lo debe observar como una irresponsabilidad. Fue conocerse el dato de empleo y declarar que la cifra fue una “bomba”. Mientras Clinton y Yellen desean que el dato de mayo no fue más que una anomalía, Trump anhela que realmente esté indicando una nueva tendencia que apunte a una recesión con el fin de vociferar contra las políticas de sus contendientes. Pero además, la Fed es consciente que una subida de tasas puede engendrar volatilidad, tal y como sucedió durante el verano pasado y el inicio de este año, y que un escenario así puede poner en bandeja la presidencia a un beligerante y populista Donald Trump.

Por lo tanto, dudamos que la Fed, que tiene corazoncito demócrata, quiera correr ese riesgo, y tratará de preservar más que nunca tanto la estabilidad de la economía como de los mercados financieros, sin elevar tampoco las tasas en la reunión de septiembre y noviembre, algo que de confirmarse sería una buena noticia para la economía mexicana durante esta segunda mitad del año.

*Director de llamadinero.com y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM.

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