Peso débil sin softpower

El incansable Enrique Cárdenas, director general del Centro Espinoza Yglesias, me dijo que los senadores parecen haber dado acuse de recibo del resultado electoral del 5 de junio. A juzgar por la rapidez con que las comisiones unidas de Anticorrupción, Justicia y Estudios Legislativos del Senado aprobaron dos dictámenes del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), aunque hasta ayer había controversia con respecto a las tres declaraciones — patrimonial, fiscal y de conflictos de intereses— que estarían obligados a hacer los funcionarios públicos con el afán de generar mayor transparencia. El asunto se convierte en un tema clave para el país en la coyuntura económica actual. Eugenio López, director en México de una de las principales calificadoras de deuda en el planeta Fitch Ratings, clave para la reputación de los países en el mundo de la inversión, me dijo en entrevista que la adopción de la legislación anticorrupción mandaría una buena señal desde México, aunque mucho tendrá que ver la aplicación.

El tener un sistema robusto de combate a la corrupción es clave por las consecuencias económicas inmediatas que generaría y porque permitiría cambiar la narrativa que ha definido a la actual administración y que ha opacado el gran logro que significó la aprobación de las reformas en telecomunicaciones, energética y educación. Aunque parece inconexa, la discusión anticorrupción de México se relaciona con nuestra debilidad frente al discurso incendiario y xenófobo de Donald Trump y es que una de las conclusiones que ya se dibujan claramente es el diagnóstico de que México necesita tomar control del discurso en la relación bilateral. La forma de lograrlo es a través de las utilización del softpower, el problema es que nuestro país no tiene softpower, concepto que definió el académico de Harvard Joseph Nye desde finales del siglo pasado, que se refiere a la capacidad que tiene un país de persuadir y proyectarse en el mundo a través de sus valores y cultura.

MÉXICO SALE DEL TOP 30 DE SOFTPOWER

El indicador más fiable del softpower o poder blando es el que realiza Portland, una firma de consultoría en comunicación que hace un listado de las 30 naciones con mayor softpower. La metodología que utiliza la firma es reconocida por el propio Joseph Nye e incluye la medición de 75 métricas de datos duros y por otro lado siete categorías que se compilan a través de una encuesta a 10 mil 500 personas en 25 países. Las 75 métricas se agrupan en: gobierno, digital, cultura, empresas, engagement y educación que tienen una ponderación de 70 por ciento del resultado, mientras que el restante 30 por ciento corresponde a la encuesta que incluye, producción de televisión y política exterior, entre otros. 

En la edición 2016, SoftPower Index, que se publicó ayer, México salió de los primeros 30 lugares. En la edición 2015, México se ubicaba en lugar 29. En el resumen que acompañaba el diagnóstico del país se establecía que México tiene una lucha constante con el crimen organizado. Además se reconocía la aprobación de reformas del presidente Enrique Peña Nieto, pero se señalaba que persistía una fuerte desconfianza hacia el gobierno. Entre las fortalezas del país en 2015 se destacaba la creciente diáspora de mexicanos en EU, mientras que en las debilidades se señalaba la corrupción. El año pasado a estas fechas Trump estaba muy lejos de los análisis y evidentemente México falló en hacer una diplomacia de la diáspora. El pasmo del anterior embajador Miguel Basáñez y la inercia en la que se abandonó Relaciones Exteriores contribuyeron a que no se pudiera romper la narrativa que planteó Trump, aunque de todos modos México va históricamente tarde a tratar de cambiar la dinámica de la relación bilateral con EU. En la dimensión de la corrupción, México ha hecho un pobre papel y ha tenido un deterioro desde finales de 2014 a la fecha y eso nos ha sacado del ranking este año.

EL SOFTPOWER Y EL PESO

Una manifestación muy tangible de la debilidad del softpower mexicano es la debilidad de nuestra moneda, como dijo el titular de Banxico, Agustín Carstens, la debilidad del peso es producto de que la divisa nacional se ha convertido en una de las monedas de referencia en los mercados emergentes, ha ido creciendo en la discusión el reporte que emitieron tanto Citigroup como Barclays que recomienda la estrategia de establecer posiciones de inversión en contra del peso ante la eventualidad de que Donald Trump se convierta en el próximo presidente de EU. La legislación anticorrupción es una oportunidad para que México mande la señal de que el país está dando pasos significativos para resolver la corrupción que se ha convertido en un lastre y que, incluso, se manifiesta en casos de éxito como es el boom automotriz. Muchas compañías de automóviles seguro tomaron nota del problema con Kia y quizás lo atribuyeron a la ambición de los sudcoreanos, pero el asunto de corrupción que se ventiló con los terrenos para Toyota en Guanajuato puede significar una tendencia y en tiempo de incertidumbre los jugadores globales no querrán tomar riesgos innecesarios. El Senado de la República tiene una oportunidad histórica que permitiría tener un pilar importante de softpower hacia afuera y de legitimidad hacia adentro.