Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

25 Jun, 2016

Brexit

El jueves pasado, los electores en el Reino Unido de la Gran Bretaña (GB) tomaron la decisión de salir de la Unión Europea (UE). Esta es una decisión que revierte el proceso de integración en Europa que comenzó después de la Segunda Guerra Mundial. Las posturas ante esta decisión serán distintas entre las partes y su interacción definirá el equilibrio que observaremos.

Empezaré por comentar sobre los argumentos a favor del Brexit en las últimas semanas. Una manera sencilla de resumirlo es que están a favor del libre comercio, pero querían evitar las cargas de pertenecer a la UE. En resumen, quieren lo bueno de la UE, pero sin lo malo.

Si hay referencias en Europa con países como Islandia, Suiza y Noruega que, aunque no son miembros de la UE, sí participan de lo que se llama el Área Económica de Europa. Si bien con este arreglo tienen acceso al mercado de la UE, no es en las mismas condiciones. Es decir, hay procedimientos y trámites a cumplir que imponen costos de transacción, además de cumplir con cierta regulación.

Si bien están los antecedentes de países europeos fuera de la UE que se integran en comercio, será interesante observar cómo evoluciona el proceso para GB y ver qué resulta.

Por un lado, GB va a buscar en el proceso no renunciar a los beneficios que tiene por el libre comercio y por el otro lado, si la UE hace que la transición sea suave sin tener costos por la salida, estará dando la señal equivocada a la membresía y ésta podría ser el primero de varios procesos similares. Lo anterior apunta a que la UE debería ser muy rígida y dura en este proceso.

Un área en la que va a ser muy notorio dar seguimiento a cómo afecta el tema de la salida será el de servicios financieros. No se debe descartar un movimiento de ciertas actividades e intermediarios de Gran Bretaña a la UE.

Comentar sobre el quién voto de qué lado nos puede ayudar a entender otras implicaciones de esta decisión.

Primero, en la parte geográfica hubo tres áreas con un claro voto a favor: Escocia (62%), Londres (59%) e Irlanda del Norte (55%). En términos de los tres países pequeños que junto con Inglaterra integran GB, solamente Gales votó a favor del Brexit.

Una implicación de esta votación puede ser una clara divergencia de visiones entre Inglaterra y Escocia que lleven a un voto por la independencia de este último. En el verano de 2014 hubo un referéndum para decidir sobre el tema. Ganó la permanencia por un estrecho margen, con los argumentos de integración económica prevaleciendo sobre los de los nacionalistas.

La votación del jueves en Escocia da indicios de que en un nuevo referéndum el escenario más probable es que gane la independencia. Algo parecido podría pasar en Irlanda del Norte.

Segundo, la votación por edad muestra una clara diferencia. La mayor diferencia entre el sí vs. no se dio en los jóvenes. Para las menores de 29 años la diferencia es de poco más de 40 puntos. Para los de 30 a 39 años la diferencia es superior a 20 puntos.

Es decir, la generación mayor impuso en la votación el futuro económico para el país que los jóvenes no apoyan. El primer grupo ya tiene una seguridad económica y votó más con una visión de soberanía y otros valores similares. Al segundo grupo le interesan las oportunidades que se derivan de mantener la integración.

Hay más factores a analizar, pero hay un rasgo común en todos ellos: México no está directamente vinculado por lo que sucede allá.

*Director General del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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