Víctor Beltri

Víctor Beltri

7 Jul, 2016

Juno y la grandeza del hombre

Para Silvana e Isabella, por supuesto.

 

Muchas cosas han pasado desde 1610. Guerras, revoluciones, descubrimientos científicos. Imperios que se derrumban, y otros que nacen, personajes que cambian la historia, exploradores, tiranos, avances tecnológicos. El desarrollo de la humanidad es imparable, y el genio del hombre ha logrado proezas que, hasta hace muy poco tiempo, eran inimaginables.

La fecha mencionada en un inicio es relevante. En 1610 y, de acuerdo con la historia, el día 7 de enero, Galileo Galilei descubrió, con lo que ahora sería un instrumento rudimentario, cuatro satélites en órbita alrededor de Júpiter, nombrados Io, Europa, Ganímedes y Callisto: este descubrimiento fue la base de la teoría heliocentrista que lo llevó ante los tribunales de la nada santa inquisición católica y sentenció su trabajo a una prohibición que no fue removida, en definitiva, sino hasta 1835. Los descubrimientos de Galileo sentaron las bases de la astronomía moderna, y afectaron a tal grado la visión tradicional de la Iglesia católica que apenas en 1992 el papa Wojtyla expresó su arrepentimiento por los errores cometidos en su contra y, en 2008, se anunció la erección de una estatua en su honor dentro del Vaticano, un proyecto que terminó por ser cancelado sin mayor explicación.

Galileo es considerado como el padre de la ciencia moderna, y es difícil pensar en un mejor homenaje, una reivindicación mayor a su obra que el arribo de la sonda Juno a Júpiter, un evento que corona un esfuerzo de décadas. Desde la época del Pioneer 10, en 1972, el 11 en 1974 o el Voyager en 1979, que nos brindaron las primeras fotografías del planeta y que han sido sucedidas por la sonda Ulysses y las naves Cassini y New Horizons. En 1995, la misión Galileo orbitó por primera vez Júpiter y registró eventos que han revolucionado nuestro conocimiento sobre astronomía, tal y como lo logró Galilei hace cientos de años: Galileo fue el primer artefacto creado por el hombre que nos permitió observar el impacto de un cometa contra un planeta distinto al nuestro, el primero en sobrevolar un asteroide, el primero en descubrir un satélite alrededor de un asteroide y, también, el primero en ser capaz de medir la presión atmosférica del planeta gigante.

Juno llega a Júpiter con algunos objetivos específicos, tales como estudiar la composición del planeta, la proporción entre oxígeno e hidrógeno, su campo de gravedad, campos magnéticos y la magnetósfera en sus polos. Júpiter es un planeta gaseoso del que se sabe muy poco, y Juno aportará conocimiento vital para saber cómo se formó, la estructura de su núcleo, la presencia de agua, distribución de su masa y sus fuertes vientos.

Juno viajó por un par de años en una órbita alrededor del sol para, en octubre de 2013, aprovechar la fuerza de gravedad de la tierra para cobrar impulso y dirigirse a Júpiter, en una maniobra que en inglés se conoce como ‘gravitational slingshot’ —lo que podría ser traducido como una ‘honda gravitacional’— que le dio una velocidad de más de 3.9 kilómetros por segundo, misma que aumentó a 74 kilómetros por segundo gracias a la fuerza de gravedad del planeta gigante. El día 5 de julio, apenas el pasado martes, Juno se instaló en una órbita elíptica que le llevará a dar una vuelta cada 53.5 días.

La aventura de Juno tendrá una duración de 37 órbitas, tras lo que se desplomará sobre la atmósfera de Júpiter y terminará por desintegrarse, en un procedimiento que durará cerca de seis días y que cumplirá con los lineamientos de protección planetaria establecidos por la NASA, reduciendo al máximo los desechos y riesgos de contaminación en otros planetas.

El tema es fascinante, y la información está disponible en línea con una riqueza de contenidos pocas veces vista. Es un evento histórico, es una oportunidad única, es uno de los avances científicos más relevantes de la historia de la humanidad. Es emocionante, es épico, es la muestra palpable de nuestro avance y, sobre todo, de nuestra perpetua curiosidad.

Juno traerá resultados que vendrán a confirmar nuestras sospechas sobre algunos temas, y otros que —sin duda— nos demostrarán lo poco que sabemos. En cualquier caso, estamos viviendo un adelanto de proporciones inconmensurables.


 

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