Estancamiento de la industria mexicana; meses de volatilidad

El principal lastre sobre este sector es la minería, derivado del derrumbe de la actividad de extracción de petróleo. Este rubro está atravesando la peor crisis de la historia moderna, luego de que el sector se halla contraído, ininterrumpidamente, durante dos años, desde junio de 2014
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Foto: Thinkstock
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El martes se publicó el dato de la actividad industrial de México para mayo, y la conclusión parece ser que la industria mexicana, a estas alturas del año, está completamente estancada. Una mala señal para una economía que todavía tendrá que apechugar durante la segunda mitad del año, por el lado doméstico, con un nuevo recorte en el gasto público y un aumento en las tasas de interés; y por el lado internacional, con un dólar cada vez más fortalecido y una recuperación más tenue de la demanda global.

Las tasas anuales de la actividad industrial de México han sido muy volátiles durante los últimos tres meses como consecuencia del efecto calendario derivado de la festividad de la Semana Santa, que este año se celebró en marzo y el año pasado fue en abril. Así, y debido al menor día de números trabajados, la actividad industrial en marzo se hundió un 1.9% respecto al mismo mes de 2015. Pero en abril, cuando hubo más días laborales, la producción se recuperó y se expandió un 1.9%. El caso es que si tomamos el promedio de marzo y abril, lo que anula el efecto calendario de la Semana Santa, la producción industrial fue de 0%.

Esa cifra, sin duda, era un mal augurio. Todo parecía indicar que la tendencia subyacente de la actividad industrial en México era muy débil, de parálisis total. Por eso el dato de mayo era tan importante,  pues nos revelaría el verdadero estado de la industria. Mayo partía con alguna ventaja: hubo un día laboral más, dado que este año el primero de mayo, Día del trabajo, se celebró en domingo. El consenso del mercado, en consecuencia, estimaba que podría repuntar y situarse en una tasa anual de 1.6%. Pero el mazazo fue duro: el dato sorprendió con un aumento de sólo un 0.4%. De modo que los malos augurios de marzo y abril se confirmaron en mayo. Así, el crecimiento promedio de la industria durante el trimestre abril-mayo fue de 0.1%. Estancamiento total.

El principal lastre sobre la industria mexicana es el sector minero, derivado del derrumbe de la actividad de extracción de petróleo. El rubro de minería está atravesando la peor crisis de la historia moderna, luego de que el sector se halla contraído, ininterrumpidamente, durante dos años, desde junio de 2014. Tan vertiginoso ha sido su desplome que la minería ha ido perdiendo peso en la economía del país y actualmente representa en torno a 20% de la actividad industrial mexicana, cuando en 2007, antes de la Gran Recesión, representaba 25%.Y aún no se ve que el sector haya tocado fondo.

En mayo, la actividad minera se contrajo 4.7% ante una caída de 2.8% en el componente de extracción de petróleo y gas, el más importante al significar cerca de 80% de la actividad minera. Pero los otros dos rubros del sector también colaboraron a la caída: el de servicios relacionados con la minería se desplomó más de 33%, en tanto el rubro de extracción de metales se redujo 0.9% pese al auge del oro y la plata.

La manufactura, el gran componente de la industria mexicana con un peso de algo más de 50% en el sector, tampoco atraviesa los mejores días. Y se debe a que resiente de manera directa la desaceleración de la industria estadunidense, a cuya cadena de producción está estrechamente atada. La apreciación del dólar y la indolente demanda global ha torpedeado el dinamismo de la manufactura americana, lo que a su vez se ha trasladado a la actividad fabril mexicana.

En Estados Unidos, la actividad industrial ha entrado en recesión debido al sector de minería. Pero no es sólo la minería: simultáneamente, la manufactura ha entrado en una fase de estancamiento en la que apenas creció 0.5% en el primer trimestre, ritmo que ha proseguido durante el período abril-mayo (+0.6%). Mañana se publicará el dato de la producción industrial estadunidense para junio, que como se ve es de vital importancia para la actividad mexicana.

El caso es que conforme la actividad fabril estadunidense se enfría, las exportaciones de México a Estados Unidos se han frenado y la actividad manufacturera se ha paralizado. Así por ejemplo, las exportaciones automotrices, que apenas en el primer trimestre del año pasado crecían a doble dígito, llevan dos trimestre de contracción, habiendo caído en el primer trimestre un 1.1%, tendencia que se ha acelerado en abril y mayo con un retroceso promedio de 4.9%. La caída en las exportaciones se ha reflejado en la producción: en mayo, la manufactura se expandió un modesto 0.8%, y el componente de equipo de transporte, que representa un 19% de toda la manufactura mexicana, se redujo un 3.6% luego de encadenar cinco meses consecutivos de caídas.

MÁS PRESIÓN

Lo malo es que el Brexit no ayudará tampoco a este rubro de la industria. Propició, inmediatamente, un mayor fortalecimiento del dólar, lo que reduce la competitividad de los bienes estadunidenses, y se espera que pueda tener un impacto negativo en el crecimiento europeo así como en sus flujos comerciales.

En la construcción, con un peso de 22% en la industria mexicana, hay depositadas algo más de esperanzas, pero este rubro tiene dos historias muy diferentes: una es la de la edificación de vivienda; la otra es la de la construcción de obra civil. La primera es una historia feliz, la segunda es amarga. La primera muestra un sector vigoroso, que en mayo creció a una tasa de 5.0%; la segunda desvela a un rubro que ha vuelto a tropezar pese a todos los planes de infraestructura del gobierno. En mayo se hundió 8.0% tras retroceder 2.9% en abril. De aquí en adelante, ni el alza de tasas del Banco de México, que afectará a la rentabilidad de los proyectos, ni los nuevos recortes de gasto, que seguirán afectando los proyectos públicos del gobierno, ayudarán al componente de construcción.

 El rubro industrial más vigoroso es el de los servicios públicos, si bien es también el menos relevante, con un peso de 7.0%. La licitación de los proyectos de energía y la apuesta por las tecnologías limpias para estar impulsando el crecimiento en la generación de electricidad, con una tasa de 6.9% en mayo tras expandirse 5.5% en el mes previo.

Sin embargo, la industria mexicana, que ha venido perdiendo ímpetu desde 2014 y viendo el panorama y las expectativas para el más corto plazo, no parece que vaya a revivir este año. Con la industria estancada, lo que tiene en buena medida detenido los planes de inversión; con el gasto público en contracción; con las exportaciones en retroceso debido no sólo al petróleo, sino también al declive de las ventas manufactureras al exterior; y con tasas de interés más altas debido a la reacción de Banxico a la volatilidad externa, la recuperación de la economía mexicana sigue descansando en el gasto del consumidor y el sector servicios. Por eso provocó tanto nerviosismo la caída de 2.2% en el consumo privado de abril respecto a marzo. Sin embargo, creemos que la cifra está distorsionada por el hecho de que las compras en marzo, con las vacaciones de Semana Santa, se desbocaron, lo que propició una base de comparación adversa, por lo que es de prever que repunten en mayo. El mexicano de a pie es el que sostiene a la economía y ahora mismo no puede desaparecer.

*Director de llamadinero.com y profesor
de la Facultad de Economía de la UNAM

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