Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

19 Jul, 2016

¿Por qué la fijación con el pasado? ¿Incapacidad, o temor al futuro?

¿A qué se debe nuestra inclinación a ver el pasado, como el futuro luminoso que debemos construir? ¿Por qué ver el pasado como futuro?

En no pocas ocasiones he tratado este tema; sin embargo, aún no encuentro explicación racional alguna, del porqué de esta inclinación nuestra como sociedad y país, a ver en el pasado la solución de todos nuestros problemas.

¿Qué buscamos ahí, o qué pensamos encontrar en él? ¿Por qué esa fuga hacia los tiempos idos, en vez de ver hacia el futuro? ¿Acaso pensamos que las respuestas a nuestros problemas de hoy y de mañana en materia energética, están en lo que dijo o pensó Lázaro Cárdenas, por ejemplo? ¿En verdad hay alguien que piense hoy, que los problemas del campo encontrarán solución en lo que dicen que dijo Emiliano Zapata?

La propensión de ir al pasado, no sólo deja ver la renuencia o el miedo a cambiar de una muy buena parte de la sociedad sino también, piénselo y verá que es correcto lo que afirmo, es una manifestación más, de la corrupción profundamente arraigada entre nosotros.

Vamos constantemente al pasado pero, una vez allá, nos asusta el atraso frente a los avances de los cuales hoy disfrutamos; esto es válido, incluso para millones de mexicanos de muy bajo poder adquisitivo. ¿Imagina usted su vida sin los celulares que hoy, lo aceptemos o no, nos hacen más llevadera la vida difícil que no pocos enfrentamos? Sin embargo, queremos las comodidades de hoy, sin pagar precio alguno. 

Por otra parte, ¿a qué se debe que quienes han abrevado en la modernidad y disfrutado el confort que han hecho posible los avances de la ciencia, al regresar al país lo que buscan es mantener el atraso, cuando no profundizarlo?

¿Por qué tanto doctor, graduado en prestigiadas universidades, en vez de regresar a México a estimular cambios que nos hagan avanzar como sociedad y país, para acercarnos así a la calidad de vida que disfrutaron mientras estudiaban su doctorado, regresan a enriquecerse ofensivamente, y a justificar el atraso e ineficiencias estructurales de este país el cual, con todas sus carencias y limitaciones los mantuvo cuatro o cinco años en el exterior? El pasado pues, sirve aquí de refugio y fuente de riquezas, a no pocos de los que vivieron en el futuro, y gozaron de sus mieles.

Esta propensión a vivir en el pasado, se deja ver también en cuestiones como la selección de los adversarios. Cuando uno escoge a éste o aquél para golpearlo políticamente y mostrarse como moderno, inteligente y capaz en la gobernación, lo que exhibe son sus verdaderas intenciones: dime a quién golpeas, y te diré qué tan moderno eres.

Si éste o aquél, al llegar a un puesto político —como la dirigencia de un partido—, en vez de hacer propuestas acerca del futuro, y cómo y con qué concretarlas, escoge golpear a los que ya están en el pasado y lejos de los problemas actuales —muchos de los cuales fueron creados por sus compañeros de partido—, demuestra que lo que le importa está en el pasado, no en el futuro.

Para agravar lo ya grave, eso ha hecho el joven —ya ni tan joven—, nuevo dirigente del partido en el gobierno. ¿Para eso obtendría tantos grados académicos?

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