Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

23 Jul, 2016

La sucesión en el tiempo

Si hacemos un análisis de este tema en países, instituciones, familias y empresas, encontramos ejemplos que nos pueden ayudar a entender tanto a la naturaleza humana como su evolución a través del tiempo en diversas culturas. Es un ejercicio sencillo, pero fascinante.

La realeza.- Los antiguos ejemplos de sucesión se dan entre los monarcas  desde épocas bíblicas. David, después de matar al gigante Goliat con un certero golpe de resortera, fue coronado rey por las tribus de Israel y en su vejez ungió a su hijo predilecto, Salomón, como monarca. La dinastía no duró mucho tiempo porque el reino se dividió en dos y así se fue desintegrando. Lo mismo con los  egipcios, persas y otros pueblos. Donde ha perdurado, no sin problemas, ha sido en el imperio japonés, en Tailandia y en algunos países escandinavos.

Un caso especial es Gran Bretaña durante el reinado de Enrique VIII, que provocó un cisma con la Iglesia católica al no poder engendrar a un heredero varón y decidió divorciarse de algunas esposas y decapitar a otras. El resultado fue el nacimiento de la iglesia anglicana. La sucesión dentro de la aristocracia es cosa seria.

Hablando de religiones, en la ortodoxa griega hay un líder máximo, igual que en la musulmana chiita de Irán con un ayatolá, electo como líder por un grupo de sacerdotes que tiene gran poder político en ese país. Es bien conocida la elección del Papa en Roma con el cónclave y su humo blanco desde el Vaticano. En el Tíbet se busca a un bebé al que se le atribuyen propiedades divinas y se le educa como el Dalai Lama. Otras religiones no tienen a un líder como cabeza, sino a un Consejo o, simplemente, son pastores, rabinos o predicadores que tienen mucha influencia en su congregación. Hay, por supuesto, falsos profetas o líderes mesiánicos que hechizan con promesas a grupos y, en muchos casos, los llevan a la ruina y la guerra.

En la época Colonial, los encomenderos españoles con grandes haciendas buscaban la sucesión mediante alianzas matrimoniales de sus hijos varones primogénitos, que así heredaban las tierras y las agrandaban con la dote de su esposa. No se dividía el patrimonio para no debilitar a la dinastía familiar.

Con la Revolución Industrial se creó el concepto de empresa, cuya propiedad estaba dividida de manera porcentual por medio de acciones que valen a sus dueños por el porcentaje que representan. Las mayoría manda, salvo casos especiales, y es la que dirige el negocio según sus deseos. Esas acciones pueden ser traspasadas a sus hijos o demás parientes de manera legal. La sucesión en las empresas familiares se da con una mezcla de todos los aspectos tratados desde el fundador nombrando entre los hijos varones, una decisión de los accionistas-familiares, una propuesta del Consejo o un golpe de Estado. Cada caso es único y especial.

Por eso es fascinante analizarlas.

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