Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

25 Jul, 2016

No hay más salida que los impuestos

A todo mundo le pone los pelos de punta la sola posibilidad de que México realice una Reforma Fiscal con el propósito de cobrar más impuestos.

En el imaginario popular en México se pagan muchos impuestos y por eso hablar de recaudar más aterroriza a todos. Si embargo, la realidad es que México es de los países que menor impuestos cobra. En el continente sólo Haití cobra menos impuestos que nosotros.

Lo que sí es verdad es que la carga fiscal está desproporcionada. La mayor parte, casi el total, lo pagan los causantes cautivos y las empresas que operan en la formalidad. A esos causantes se les cobra todo, esos causantes son los que sufren los aumentos de impuestos, son los que tienen que enfrentar las exigencias del SAT. Son las ovejas que siempre sufren las trasquiladas.

Frente a ellos hay una inmensa mayoría que no paga impuestos. Muchos de ellos, tanto como más de la mitad de la población, porque no está inscrito en nada, vive, trabaja y respira en la informalidad y ahí no hay más impuestos. Viven gratis a expensas de los demás.

Esta realidad se refleja en cifras de recaudación ridículas para una economía como la mexicana: apenas 11.5% del PIB, cuando en Latinoamérica todos los países recaudan 20% del PIB hacia arriba, hasta casos de 34% como Brasil. En el mundo, sólo África y los países petroleros de Oriente Medio recaudan menos que nosotros.

El cuasiparaíso fiscal que es México para la mayoría de población que no paga se explica por la riqueza petrolera.

Los ingresos derivados de la exportación de crudo condujeron al país a tener todos los vicios de las naciones petroleras: baja recaudación fiscal, aprovechada por los políticos de todos los partidos para no tener la necesidad de plantear una Reforma Fiscal de fondo y gasto público desordenado, con muchas posibilidades de robo, baja rendición de cuentas y mucha opacidad. Pero el petróleo casi se acaba y su precio está desplomado. Los lujos de ser país petrolero se acabaron y es real la necesidad de dar dos pasos:

1.- Una reforma tributaria que amplíe la recaudación de impuestos y que meta a pagar impuestos a todos los que hoy están en la informalidad.

El único impuesto que hace esto posible es un impuesto generalizado al consumo, con una canasta de bienes exentos.

La meta sería lograr una recaudación de cuando menos 25% del PIB.

2.- Una reforma de fondo al ejercicio presupuestal, estableciendo reglas claras de transparencia y con un gasto sujeto a resultados en todos los órdenes de gobierno, empresas y organismos que dependen del gasto público para su sobrevivencia.

México ya no tiene otra salida que financiar su gasto público con impuestos.

Hasta ahora, en un tiempo se financió con el campo; luego, en otra época, con endeudamiento; más recientemente, con los ingresos petroleros.

Ya no hay más salida que con un sistema fiscal con un impuesto al consumo elevado y con un ISR de tasas más bajas que el actual y un ejercicio eficiente del gasto.

Si el petróleo volviera a generar ingresos interesantes habría que ahorrarlo, como lo han hecho Noruega, Inglaterra y Rusia; y, desde luego, hay que renunciar al camino del enredamiento que siempre tiene final.

Hasta el próximo lunes con nuevas…Perspectivas.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube