¡Ya basta!

En aras de una negociación política y con una paciencia que raya en la cobardía, el gobierno de Enrique Peña Nieto sigue negociando con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), mientras los actos delincuenciales de este grupo siguen expandiéndose por el país dañando a la mayoría de los mexicanos.

Parecería que el secretario de Gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong, no tiene claro que la prioridad del gobierno es velar por la mayoría de los mexicanos y no por el interés de un grupo violento al servicio de Andrés Manuel López Obrador, quien busca incendiar al país para después ofrecerse como el único bombero posible, una promesa absurda.

Primero. El gobierno tiene la obligación de usar legítimamente la fuerza para proteger a la mayoría de los ciudadanos.

Los bloqueos y actos vandálicos de la CNTE generan pérdidas directas a los empresarios por más de 35 millones de pesos en la Ciudad de México, afectando principalmente a los micro y pequeños negocios.

En Chiapas las pérdidas superan ya los 450 millones de pesos y 20 mil personas se han quedado sin trabajo.

Las pérdidas en Guerrero superan los mil millones de pesos y de acuerdo con los empresarios de la entidad, sus efectos son mucho más nocivos que los del otro crimen organizado.

Concanaco asegura que en Oaxaca se han perdido más de mil 700 millones de pesos por el desabasto, cancelaciones turísticas, así como el robo de vehículos no sólo de transporte sino también de automóviles. Más de cinco mil personas se han quedado sin trabajo en la costa de Oaxaca.

En Puerto Lázaro Cárdenas se han perdido ya tres mil fuentes de empleo por los bloqueos de las vías férreas y algunas fábricas automotrices ya consideran la posibilidad de realizar paros técnicos por la imposibilidad de tener insumos, lo que generaría graves problemas de empleo y, además, frenaría a una de las industrias que más empleos generan en el país y que contribuyen con el crecimiento de la economía.

Nadie pide al gobierno actos fuera de la ley, simple y sencillamente que proteja a la mayoría de los mexicanos, en especial los más débiles que hoy son rehenes de la CNTE y los grupos violentos en su entorno.

Las zonas tomadas por la CNTE son las más pobres del país donde se encuentran personas incultas y dóciles que tienen que venderse por 300 pesos diarios que les ofrece Morena; sin embargo, hipotecan el futuro y hacen que el país vaya mucho más lento en aquellas regiones.

ACCIONES

Segundo. La bandera pública que muestra la CNTE es el rechazo a la Reforma Educativa y amenazan con revertirla (López Obrador dice que no se tiene que revertir, simplemente que no esté en condiciones operativas).

El Poder Ejecutivo no es el lugar para hacer este cambio ni el Presidente o el secretario de Gobernación pueden abrogar la reforma constitucional a la educación, puesto que fue aprobada por el Congreso de la Unión y la mayoría de los congresos de los estados.

Tan no es esa su bandera que no han ido al Poder Legislativo federal para tratar de impulsar modificaciones a la Reforma Educativa.

La CNTE busca mantener privilegios que redundan no sólo en el enorme desperdicio que hemos hecho los mexicanos en materia de educación durante ya varias décadas sino en que ellos puedan mantener cotos de poder e impunidad que utilizan, en el peor sentido, para morder la mano que les da de comer.

La CNTE y sus grupos afines son responsables del atraso que se vive en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán. Ellos son los que han lucrado con la pobreza y desesperación de los habitantes de las regiones más pobres del país.

No son los mal llamados gobiernos neoliberales quienes buscan la pobreza sino estos grupos populistas vinculados con las causas más deleznables de América Latina.

Los gobiernos que ha tenido México desde la década de los noventa han estado comprometidos con la estabilidad económica, la responsabilidad fiscal, el control de la inflación y el crecimiento sostenido.

Estos, y no los actos de magia populistas, son los que alejan a la gente de la pobreza. Los que permiten a los mexicanos tener acceso a más y mejores condiciones de vida.

Todas las reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto tienen como principal objetivo generar competencia a favor de las personas, la vía más eficiente para crecer como individuos.