Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

29 Jul, 2016

El que se enoja, pierde

Quien haya dicho que el ser humano es el único animal racional, no me conoce enojada. Raras veces me enojo, pero cuando lo hago pierdo la vertical totalmente y llego a decir o a hacer cosas de las que me llego a arrepentir.

Espero jamás haberle faltado al respeto a nadie, pero actúo de manera radicalmente diferente a la que lo hago en momentos de calma, sin embargo, en el contexto del enojo la forma en la que la hago es menos óptima. Y, como bien sabemos, forma es fondo.

Sé que no estoy sola en este punto…En diversos estudios se confirma que los emprendedores somos más volátiles en carácter que el resto de la población. De cierta manera es lógico. El ser emprendedor parte de la irracionalidad. ¿Qué persona con una mente sana deja atrás lo seguro y conocido para lanzarse, muchas veces sin paracaídas, a la incertidumbre de abrir un nuevo negocio?

Aun así el poder controlar el carácter en momentos de enojo es fundamental para el bienestar de largo plazo de la empresa y el cuidado de la propia salud. El mandar a un cliente potencial irrespetuoso, a un proveedor incumplido o a un socio desesperante de puntitas a la... puede ser un desfogue necesario, pero atenta contra el principio básico del emprendimiento: El negocio primero.

Ojo: esto no quiere decir que debemos soportar malos tratos, malas condiciones, incumplimiento o falta de respeto y seriedad. Simplemente que antes de perder la calma, hay que establecer la estrategia que consiga los resultados que quieres obtener. Como bien decía Sun Tzu, “la mejor batalla es la que no se libra”.

Cómo poder mantener el enojo fuera de la ecuación del negocio. Aquí algunas recomendaciones (más allá del típico consejo de “cuenta hasta 10” que, en mi caso, es siempre “1…2…3…4…5…6…7…8…9…10…AAAAAAAAARRRRGGGGG”).

1) Por más difícil que sea recuerda que nada es personal. La actitud de la gente (por más desquiciante que sea) tiene que ver con diferentes maneras de hacer negocio, caracteres personales, malos entendidos o falta de profesionalismo, no con una vendetta en tu contra. Por más difícil que sea, aún cuando tienes una inversión emocional tan alta en tu negocio, no consideres que las malas actitudes están dirigidas hacia ti.

2) No dejes para mañana lo que puedes criticar (y arreglar) hoy. La mayor parte de los problemas no nacen de la noche a la mañana tienen que ver con pequeños detalles que se van acumulando hasta que explotamos. Detalles que, en su momento, consideramos demasiado pequeños para atender o para tratar con la otra persona, pero que cuando se acumulan se convierten en nucleares. Procura arreglar cualquier malentendido, por pequeño que sea, en el momento que ocurra para evitar que se repita y/o se acumulen.

3) No niegues el enojo… Sólo cambia tu reacción ante él. El repetir “no me voy a enojar… no me voy a enojar” es como una olla express: eventualmente vas a explotar. Si el enojo es inminente, acéptalo y, en la medida de lo posible, aléjate para controlar tu reacción. El decir “estoy muy enojado, en un momento regreso” es mucho mejor que hacer la escenita enfrente de todos. Aléjate de tu teléfono, computadora o de cualquier medio de comunicación. Si quieres escribir un correo electrónico con una queja, por ejemplo, no lo hagas en la computadora (cuando en cuestión de segundos puedes apretar “enviar”) sino en papel, para poderlo leer y releer antes de enviarlo.

4) Por favor y gracias. Parece ridículo recordar los buenos modales en estos momentos, pero son fundamentales. Recuerda que “el que se enoja, pierde” y al usar buena educación, automáticamente hace que las muestras de encono bajen. Las mismas acciones que tomas enojado las puedes tomar de manera calmada y educada y, de esta manera, van a tener un mejor efecto en la gente y tú vas a tener mucho menos de qué arrepentirte después.

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