Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

8 Ago, 2016

Banxico y SHCP, caminos diferentes

La economía perdió dinamismo, el dólar cobró vigor, la gasolina subió al tope máximo; la inflación está tranquila, la confianza se deterioró.

Una buena economía no puede funcionar así. Los datos revelan que hay dificultades, como en todos los países; pero también revelan que entre Luis Videgaray, de Hacienda, y Agustín Carstens, del Banxico, no hay ni el saludo.

En cristiano, eso quiere decir que las políticas monetaria y fiscal van por rumbos diferentes. La monetaria, para defender a la economía de la inflación y por eso sube la tasa de interés.

La fiscal quiere que la economía esté más dinámica, cobrar más impuestos, tener más ingresos y cubrir los déficit con deuda. Es decir, hay una estrategia, la monetaria, que lo único que le interesa es que no haya inflación.

Y otra, la fiscal, que quiere que la economía crezca, que todo el mundo pague impuestos, que el gasto sea eficaz, que la deuda esté en niveles razonables.

Pero en el corto y mediano plazos van en rumbos diferentes: la monetaria, metiendo freno a la economía; la fiscal, tratando de meterle acelerador.

Y la realidad es que Hacienda pierde la batalla: el crecimiento económico ha sido raquítico desde que inició el sexenio; la deuda ha crecido; el tipo de cambio se ha devaluado más de 50%, la Reforma Fiscal, exitosa para captar impuestos, ha sido un veneno para el crecimiento y la deuda galopa hacia arriba.

Para el ciudadano común y corriente la estrategia es un desastre y golpea de frente la popularidad del Presidente.

Su equipo es incapaz de explicar que la devaluación tiene orígenes externos; que los gasolinazos no existen; que la situación económica del país es mejor si se compara con el  ambiente internacional.

Pero, como quiera que sea, hay una percepción y es que Hacienda y el Banco de México van por caminos diferentes y que siempre que eso pasa al país le va mal.

México necesita una política monetaria de tasas de interés bajas, combinada con una estrategia fiscal que capte más impuestos y administre mejor del gasto.

El ambiente actual es que el Banxico tiene el pie metido en el freno y que Hacienda aprieta el acelerador a la deuda.

Esta es una combinación muy peligrosa porque significa que la economía no crece, pero sí se devalúa el peso, crece la deuda y se cierran las oportunidades para los mexicanos.

Y eso indica que, a estas alturas del partido, Luis Videgaray y Agustín Carstens necesitan ponerse de acuerdo y tener una política monetaria antiinflacionaria y una política fiscal con ingresos más sanos, lo cual significa más captación de impuestos.

Si eso no sucede, el país terminará con un peso en la basura, una deuda enloquecida y un crecimiento tan raquítico como en la historia de las últimas décadas.

Y no hay otra salida, o se ponen de acuerdo o las cosas se pondrán peores.

La realidad es que, cuando hay esos desencuentros, quien sufre es el ciudadano común y corriente: ve precios mayores, oportunidades menores e indicadores macro, como endeudamiento, que le dicen que las cosas en el futuro están agravándose.

Hasta mañana con nuevas… Perspectivas.

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