¿Escucharemos nuevas excusas? ¿Más efectivas que las anteriores?

Aquerer y no, hay que aceptar que lo que un grupo de pesimistas y amargados —así nos califican los optimistas, cuyas son más emotivas que cerebrales—, ha dicho y pronosticado desde hace una buena cantidad de meses, y años en dos temas específicos como las pensiones y la Deuda Neta del Sector Público Federal, empieza a concretarse.

El tema del crecimiento de la deuda y el déficit de la Cuenta Corriente, ya están en el centro de la agenda nacional; de la misma manera, el de las pensiones y sus consecuencias, de las cuales, aun cuando no lo parezca, la menor es la financiera, parece que en los días que corren, no deja dormir a dos o tres altos funcionarios.

De éstos, todavía hace unos meses y ante pregunta expresa, uno de ellos respondió que sí, que efectivamente los pasivos laborales que reflejan la carencia de sustentabilidad de los sistemas de pensiones, son un problema; sin embargo, éste no estallaría en esta administración, y probablemente tampoco a la siguiente. ¿Recordará estas palabras el altísimo funcionario que las expresó, cuando en una reunión ante miembros importantes del sector privado, así respondió a uno de ellos?

Eran los días de la presentación del estudio elaborado por la OCDE en el cual, este organismo multilateral hizo una propuesta de unificación de los dos sistemas actuales —Ley de 1973 y el de Cuentas Individuales—, la cual fue desechada de inmediato por los que hoy andan asustados, dada la gravedad del problema.

Así como estos dos problemas citados arriba han empezado a mostrar las consecuencias negativas —por no haberlos atendido a tiempo—, otros se van juntando con ellos. De éstos, uno es el que destaca por el impacto que tendrá en la gobernación: Las excusas que durante estos tres años y ocho meses se nos han ofrecido, para tratar de maquillarlos o de plano, ocultarlos. La gravedad que han alcanzado, hace imposible eludirlos; es más, ni siquiera pueden hoy callar, deben tocarlos.

Los efectos de las amenazas a la gobernabilidad y la respuesta prácticamente nula de la autoridad ante los delitos cometidos —sistemática y permanentemente— por la CNTE, la CETEG y los grupos clandestinos que son el poder real detrás de ambas organizaciones de maestros los cuales, por la fuerza o convencidos, piensan que así harán la revolución e implantarán el socialismo, se reflejan ya en algo tan importante como es la calificación que otorgan las empresas calificadoras.

¿Qué excusas darán ahora quienes, mes a mes nos han lanzado una avalancha de excusas las cuales, como denominador común tenían echar la culpa de nuestros problemas a la economía de Estados Unidos la cual, ¡qué desconsideración de su parte!, no crecía a tasas suficientemente altas para que aquí nada pasara?

¿Cuáles serán pues, esas nuevas excusas? ¿Serán verdaderamente efectivas o al igual que ayer, quedarán en simples intentos fallidos para tratar de cubrir la realidad? ¿Será el Mal Humor Social el que ocupará ahora, el lugar de la economía de Estados Unidos y su bajo crecimiento?

¿Bastará con eso? ¿Alcanzará esta excusa reina a cubrir incapacidades, visión electorera cortoplacista, y corruptelas sin fin? Lo dudo.