Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

24 Sep, 2016

El derecho a la ventanilla única

Desde el año pasado enfrente de mi casa en la Ciudad de México construyen un edificio de apartamentos de más de ocho pisos, en la misma calle se han construido en los últimos tres años al menos otros tres edificios, dos habitacionales de cinco y diez pisos respectivamente, así como otro de oficinas de unos 15 pisos. En todos ellos me tocó ver que en algún momento les ponían sellos de clausura.

El edificio de enfrente que está en construcción ha sido suspendido en varias ocasiones, un día cualquiera llega alguna autoridad y le pone sellos, cuando uno les pregunta a los guardias, a los albañiles o, incluso, a los jefes de obra dicen sin mayor problema que ya vinieron por su mordida, pasan unos días, se retiran los sellos y la obra continúa.

Otra postal: una empresa transnacional tiene unas oficinas en un casa con uso de suelo de oficina en una zona de mucha plusvalía. A la compañía, que tiene su sede en Estados Unidos, le gustaría tirar la casa y construir un edificio de cinco pisos, sin embargo, un amigo que se encarga de los asuntos de la firma me dice que no lo van a hacer debido a que no está claro que una vez obtenidas las autorizaciones les permitirán proceder sin exigirles sobornos. Los gestores le proponen que una vez con las autorizaciones o sin ellas arranque la construcción lo más rápido posible y vaya lidiando mediante sobornos hasta concretar la obra, obvio no pueden, pero sobre todo, no quieren. Otros optan por esa vía y en algunas delegaciones de la capital del país se observa un surgimiento acelerado de edificios sin mayor planeación que la que permite el próximo soborno, podría ser la historia de mi calle. La historia se repite en restaurantes, hay varias columnas que consignan los problemas que enfrentan zonas como la Condesa, Roma, etcétera. 

Por eso no tenía que haberme sorprendido que en el Doing Business México 2016, que se presentó el martes de la semana que termina, en el que se clasificaron a las 32 entidades que conforman el país de acuerdo con la facilidad para hacer negocios, la Ciudad de México apareciera en el penúltimo lugar únicamente superando a Oaxaca. La Ciudad de México representa 0.08% del territorio nacional, pero aporta el 16.5% del PIB de todo el país, así de relevante, más allá de que alberga a los tres Poderes de la Unión y las oficinas centrales de las empresas más importantes.

Mientras se presentaba el Doing Business, buena parte de la agenda definida por el Gobierno de la Ciudad de México transcurre por dos vertientes paradójicas a los resultados del indicador elaborado por el Banco Mundial. Por un lado está la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, en la que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, propone magnos derechos (ver columnas de Leo Zuckermann en Excélsior tituladas: Soy un hombre feliz y La felicidad de vivir en Ciudad Utopía) y, por el otro, el reclamo presupuestal debido a que el Fondo de Capitalidad tiene cero recursos.

Mientras esos dos temas ocupan al jefe de Gobierno sería importante que se centrara en averiguar por qué la ciudad que gobierna aparece en la última posición en el indicador que se refiere a obtención de permisos de construcción. El asunto no es sencillo y la respuesta pasa por las delegaciones, para muestra el brazo derecho de Monreal, pero en ese caso el artículo número dos de la Constitución de la Ciudad de México tendría que ser el derecho a la ventanilla única de permisos de construcción para eliminar lo más posible los espacios regulatorios que propician la corrupción o que tal artículo se refiera al derecho de abrir una empresa de manera expedita. Obvio una fracción tendría que referirse al derecho de que un plantón no lleve a la quiebra tu negocio, que es tu medio de vida, como lo que han padecido los negocios de la Ciudadela.

Otras figuras políticas que también aspiran a la Presidencia de la República, como el gobernador de Puebla, lograron en un par de años instalar la ventanilla única de trámites y, por ejemplo, Puebla subió así, de tajo, al cuarto lugar en el Doing Business. Además, cobrar predial y permisos de manera más eficiente permitiría compensar la desaparición del Fondo de Capitalidad. Ésas son las prioridades que merece la Ciudad de México junto con la seguridad.

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