El efecto económico que traerá la Paz en Colombia

Un país en guerra genera crimen, violencia, inseguridad, incertidumbre y, por lo tanto, un mayor riesgo para el capital, lo que inhibe la inversión en todos los niveles
Economía -
El PIB potencial de Colombia podría aumentar hasta 5.9 por ciento. Foto: Archivo
El PIB potencial de Colombia podría aumentar hasta 5.9 por ciento. Foto: Archivo

CIUDAD DE MÉXICO.- Fue más de medio siglo de guerra, el conflicto armado interno más antiguo de Latinoamérica. Ahora, la paz que se ha alcanzado en Colombia ha de traer verdad, justicia, reparación y, sobre todo, garantías de que no se repetirá tan atroz y largo conflicto, con sus más de 6 millones de víctimas y 220,000 muertes. Pero además puede implicar un revulsivo para una economía cuyo crecimiento se ha visto obstaculizado por el conflicto armado: es lo que se conoce como el dividendo económico de la paz.

El principal dividendo económico es la confianza. Un país en guerra genera crimen, violencia, inseguridad, incertidumbre y, por lo tanto, un mayor riesgo para el capital, lo que inhibe la inversión en todos los niveles, tanto nacional como internacional. Una Colombia en guerra debilitaba el marco jurídico y el funcionamiento de las instituciones, y los derechos de propiedad servían de poco ante un ataque de la guerrilla o de un grupo paramilitar. Solventado ese riesgo, es de esperar que florezca el ánimo inversionista en Colombia y se convierta en el principal motor de crecimiento.

Un estudio del Departamento Nacional de Planeación de Colombia (DPN) constató que en todos los países en los que se terminó un conflicto armado, el crecimiento económico se aceleró impulsado, fundamentalmente, por la inversión. El estudio analizó 36 casos en los que concluyó un conflicto armado, independientemente de que se lograra un acuerdo de paz  o se produjera una victoria militar. Pero de esa muestra, luego evaluó los casos en los que hubo un acuerdo de paz (31 casos) y de esos, donde el acuerdo de paz cumplía con condiciones similares al obtenido en Colombia.

La conclusión fue que el crecimiento económico se aceleraba, en promedio, en 1.1 puntos porcentuales (pp) anual durante los diez años siguientes para los países en los que terminaba un conflicto armado. Ese promedio mejoraba en 1.6 pp en caso de que la salida fuera negociada, y en 1.9 pp de haberse llegado a un acuerdo similar al colombiano.

Ese auge económico se derivaba, sobre todo, del  efecto dinamizador que ocasionaba sobre el sector productivo. En los países donde terminó un conflicto, la inversión como proporción del PIB se incrementó en 4.9 pp en promedio durante los diez años siguientes. Si la salida al conflicto fue negociada, ese incremento fue de 5.3 pp, y si aconteció en términos parecidos al colombiano, el resultado fue de un aumento de 5.5 pp. La Inversión Extranjera Directa (IED), además, jugó un papel fundamental en esa prosperidad inversionista que detona el final de una guerra.

Gastos

A su vez, el gasto público se puede orientar hacia fines más eficientes y productivos. Como consecuencia de conflicto, el gasto militar en Colombia como proporción del PIB es mucho más elevado que en otros países de América Latina. Según los datos del Banco Mundial, en 2015, el gasto militar en Colombia representa 3.4% del PIB, muy por encima de 1.9% de Chile, más del doble de lo de Perú (1.6%) o casi cinco veces lo de México (0.7%).

Además, una mayor recaudación tributaria resultado del mayor crecimiento económico permitirá ampliar el gasto público y atender a los sectores más desfavorecidos, esa población rural e indígena que más han sufrido los estragos de la guerra, a quienes ahora se les demanda el perdón pero que se encuentra muy empobrecida, y que se les debe incluir en los esperados beneficios económicos otorgándoles unas condiciones de vida más dignas y mayores oportunidades de desarrollo.

Más allá de todo eso, acabar con una guerra en general detona un círculo virtuoso. La mayor confianza e inversión también se traduce en un crecimiento del empleo, lo que mejora los ingresos disponibles de los ciudadanos y su confianza en la economía, lo que a su vez implica un aumento del consumo privado. Asimismo, la mayor capacidad productiva de la economía y su mayor demanda interna favorece al comercio exterior.

Si extrapolamos esas conclusiones al caso de Colombia, ¿cuál sería su dividendo económico de la paz? Su economía, cuyo potencial se estima en un 4%, podría situarse por tanto hasta en un 5.9%, en tanto que su PIB per cápita se podría duplicar en los próximos diez años. La IED, que actualmente ronda los 12,000 millones de dólares (mdd) anuales se podría elevar a los 36,000 mdd.

El dividendo económico de la paz llega, además, en un momento crucial para el país sudamericano, para la cuarta economía más grande de Latinoamérica. Colombia, como país exportador de materias primas, también ha resentido el declive de sus cotizaciones, sobre todo del petróleo.

El menor precio del barril, como a otras economías de la región, ha puesto contra las cuerdas su equilibrio externo y fiscal. El déficit corriente, que rondaba 3% del PIB en los años posteriores a la Gran Recesión, se ensanchó hasta más de 7% en el tercer trimestre de 2015, en tanto el objetivo de déficit fiscal para este año se ha ampliado a 3.9% del PIB frente a una meta original de 3.6%.

Esos desequilibrios han golpeado también al peso colombiano: desde el 2014, la divisa colombiana se ha hundido un 33% respecto al dólar, la misma magnitud observada en el peso mexicano, pero peor que el real brasileño (-27%), el peso chileno (-20%) o el sol peruano (-17%). Pero al contrario que en México, la depreciación del peso colombiano ha tenido un mayor impacto inflacionario: la tasa anual de los precios al consumidor brincó de niveles inferiores al 3% a mediados de 2014 a una tasa de 9% en el pasado mes de julio. Para contener las presiones inflacionarias, el banco central ha aumentado las tasas de 3.25% a principios de 2014 a su actual nivel de 7.75%, lo que ha rebajado el ritmo de crecimiento de su economía por debajo de su potencial: el PIB, que se expandió a una tasa de 4.4% en el 2014 se desaceleró a 3.1% en el 2015. En el segundo trimestre de este año, el crecimiento fue de apenas 2.0%, la más baja desde la Gran Recesión.

Oportunidad

Por tanto, este dividendo económico que traerá la paz a la economía colombiana  llega en un momento muy oportuno. Lo malo es que, en guerra o no, Latinoamérica es la región más insegura del mundo, posiblemente como resultado de su elevada desigualdad, y el costo económico que se paga es muy alto. Según el Índice de Paz Global, que analiza a 164 países del mundo, Colombia es el país más inseguro de Latinoamérica en el puesto 146 del mundo, seguido de México (144). México, por tanto, sin estar en guerra, podría embolsarse un importante dividendo económico, parecido al del tamaño que se estima para Colombia, si lograra bajar sus niveles de inseguridad.

Y así sería todo Latinoamérica: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que el costo económico de la inseguridad es de 120,000 mdd al año, o el equivalente a 200 dólares por individuo, por lo que si la región lograra reducir los niveles de inseguridad a los observados en promedio en el resto del mundo, el PIB per cápita se incrementaría en la región en 25%. Colombia al menos logrará, si el referéndum del domingo da el aval del pueblo al proceso de paz, un gran paso hacia adelante.

*Director de llamadinero.com y profesor
de la Facultad de Economía de la UNAM

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