Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

4 Oct, 2016

Duelo de sonrisas, sí; ¡pero austero, por favor!

Llama la atención el tono “catastrofista” que se da a las declaraciones del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, un día sí y otro no, en relación a la deuda pública, su dimensión actual y el manejo que debe dársele para contener su expansión. Ni acusa a su antecesor, Luis Videgaray —por el contrario, si tiene oportunidad apoya las decisiones tomadas— ni lo presenta como una catástrofe financiera.
      El crecimiento de la deuda pública para financiar el déficit público fue una constante de 2009 a la fecha —una tendencia que se inicia en la administración Calderón y se mantiene en la administración de Peña— y el problema más importante del ritmo de endeudamiento o del déficit es que la economía mexicana ha crecido por debajo de lo aconsejable.

En el caso de la India, el déficit público es casi del 7% del PIB, pero nadie se preocupa porque esa economía crece a tasa cerca al 7% anual. En el caso de México, el déficit público llegó a superar el 4% del PIB, pero el crecimiento de la economía se ha mantenido en promedio en 2% en la última década, con excepción de 2009 y 2012, cuando en el primero hubo recesión y en el segundo una notoria expansión. De hecho, a Meade le tocó cerrar 2012 en la Secretaría de Hacienda con una deuda pública a PIB cercana al 42% y crecimiento de la economía por arriba del 5%, además de un precio del barril de crudo que rondaba los 130 dólares.

Por ello, hoy las sonrisas se vuelven una realidad interesante. No es lo mismo negociar fondos de capitalidad en momentos donde el flujo de recursos públicos era alto y se requería apoyo para implementar la Reforma Fiscal (de hecho al PRD y su negociación del fondo de capitalidad le debemos, las personas físicas, el aumento de la tasa al 35%, entre otras linduras), que sostener un recurso de una sola vez como programa permanente que además crece.

Si al Inadem que apoya a microempresas le han recortado en casi 45% el presupuesto, no es razonable que se sostenga el Fondo de Capitalidad, como tampoco que el subsidio al campo no se vuelva económicamente y presupuestalmente un recurso racional. 

Por ello, la reunión que tuvo ayer el secretario Meade con el Jefe del gobierno de la Ciudad de México, más allá de ser un duelo de sonrisas, fue un encuentro para encontrar el justo medio. Habrá otra reunión el miércoles entre los mismos personajes. Justo un día antes de que el secretario viaje a Wa-
hsington, D.C. para participar en la reunión anual del FMI-Banco Mundial y la Reunión de Ministros de Finanzas y Banqueros Centrales del G20 que tiene por tema fundamental la volatilidad financiera y los efectos dispares y negativos ocasionados por políticas monetarias y fiscales a contra pelo durante el periodo en que justamente México ha tenido bajas tasas de crecimiento económico.
      De entrada, el presupuesto del Gobierno de la Ciudad de México crece en casi 10% para 2017, pues con la mejor sonrisa, la suma de participaciones y transferencias para el drenaje profundo, el transporte público, la sustitución de vehículos de servicio público y construcción de vialidades alcanza la cantidad de 95 mil millones de pesos.

¡Ni Nuevo León!, que es la entidad que más aporta al PIB del país, o el Estado de México si lo vemos en proporción, más cuando la Federación se hace cargo de todo su gasto educativo.

Le comenté que los acuerdos que alcanzó Mancera con Videgaray hace un mes y medio se han cumplido al pie de la letra, como la administración de 2,500 milones de pesos para el Túnel Emisor Oriente que supera los 2 mil 500 millones, los recursos de capital por casi 900 millones de Banobras-Fonadin para obras hidráulicas en la ciudad.

De los 17 mil millones de pesos considerados para el Tren México-Toluca, poco más de nueve mil habrán de invertirse en el tramo que va de Observatorio a Santa Fe, dando un alivio y un complemento muy importante a lo que en materia de transporte público se está haciendo en la zona poniente de la capital, sin considerar el apoyo permanente que desde la Federación se da a la educación en la Ciudad de México.

Si en el duelo de sonrisas, pienso que a la gran mayoría de los gobiernos estatales se les ha desdibujado la sonrisa con el tamaño de aportación directa e indirecta que tiene el gobierno capitalino.

DE FONDOS A FONDO

#ElAntiTrump… Este 5 y 6 de octubre se efectuará en Washington, DC., la reunión de CEOs México-Estados Unidos que organiza la Asociación de Empresarios Mexicanos que preside Javier Martínez. Ayer por la tarde se inauguró en el Instituto Cultural de México en DC, encabezada por el embajador Carlos Sada y el subsecretario de Comercio de EU, Bruce Andrews. En el encuentro de hoy, estará Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos, pero los temas a abordar son interesantes, no sólo por la calidad de los presentes, sino por lo puntual que pueden resultar sus observaciones. Vea el caso: en la mesa que modera Michael Camuñez sobre las lecciones aprendidas por las empresas mexicanas para competir en los mercados globales, estarán presentes Francisco González, de ProMéxico; Juan Pablo del Valle, de Mexichem; Alejandro Ramírez, de Cinépolis; el CMN Santiago Marí, de Martex, y Francisco González, de Cemex. Para ellos, el tema #TrumpCase se puede contener con el impulso del voto hispano en Estados Unidos a favor de lo que a la comunidad hispano mexicana le interesa, pero también es un factor que ha permitido estrechar los vínculos de una relación estratégica sin igual en el orbe.

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