¿Por qué tantos empresarios le tienen temor a Trump?

Las compañías de tecnología temen que Trump critique su política de privacidad
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Las compañías de tecnología temen que Trump critique su política de privacidad. Foto: Getty
Las compañías de tecnología temen que Trump critique su política de privacidad. Foto: Getty

CIUDAD DE MÉXICO.- En conversaciones con altos ejecutivos y otros empresarios estos últimos meses, la discusión invariablemente se dirige a la elección presidencial. Y con pocas excepciones, en cierto momento, la mayoría de los ejecutivos han dicho algo crítico, e incluso peyorativo, sobre Donald Trump, aunque rápidamente agregan que “jamás podría decir eso en público”.

Pero ¿por qué lo hacen? La respuesta es casi universal: miedo.

Lo cual nos lleva a Reid Hoffman, uno de los fundadores de LinkedIn y célebre inversionista de capital de riesgo que tuvo una de las primeras participaciones tanto en Facebook como en Airbnb.

A diferencia de muchos de sus iguales, Hoffman ha dado por criticar públicamente a Trump. La semana pasada, él se comprometió a donar 5 millones de dólares a un grupo de veteranos si Trump daba a conocer sus declaraciones de impuestos antes del último debate presidencial en octubre.

Y ahora llegó al grado de lanzar un juego de cartas llamado “Cartas marcadas; el mazo más grande del mundo”, en el que con juegos de palabras se mofa del candidato republicano. El sitio Web que lo vende afirma que es “un juego de cartas para varios jugadores que necesitan tener manos muy grandes”.

El juego, que está basado en “Apples to Apples” y “Cards Against Humanity”, cuenta con una carta para salir de problemas llamada “Jugar la carta de la mujer”. El lema del juego es: “Esto es un juego, la democracia no”. Y en la caja, con letra pequeña, hay un letrero que dice: “Hecho en China, al igual que las corbatas, las camisolas, los trajes, las mancuernillas, los lentes, las plumas, las lámparas, los espejos, los cuencos para ensalada, el jabón de baño y los ositos de peluche marca Trump”.

Hoffman admite que estuvo a punto de no hacer públicas sus opiniones políticas -y el juego de cartas- pues le preocupaba, como le preocupó a sus familiares y amigos (que en un principio le aconsejaron que no lo hiciera), poder estar en la mira de Trump y su cuenta de Twitter... o algo peor.

La gente tiene miedo, especialmente en una circunstancia en la que él podría estar en una posición de extremo poder como candidato presidencial, de que eso pueda ser usado de forma vengativa”, me comentó Hoffman en entrevista. “A todos les preocupa ser atacados y parte de la lógica y los mecanismos de los abusadores es hacer que la gente tenga miedo de ser señalada y atacada.”

Hoffman continuó: “Es lo mismo que sucede en un plantel escolar, donde nadie ayuda al chico que está siendo maltratado pues a todos les preocupa que el abusador se concentre en ellos”.

Las compañías de tecnología temen que Trump critique su política de privacidad, como hizo él con Apple. A los bancos de Wall Street les preocupa que él pueda tratar de desintegrarlos. Las empresas de servicios médicos están nerviosas pues él podría atacarlas por el tema de los precios. A las multinacionales les preocupa el comercio. Todos estos son temas válidos en la campaña electoral, pero con Trump, a diferencia de los demás políticos, las críticas siempre parecen más personales y son más vitriólicas.

He escuchado un montón de ese tipo de preocupaciones de gente que me rodea”, afirma Hoffman. “Gente que tiene legítimas preocupaciones de que LinkedIn acabe en la mira de los ataques y la ira de Trump, de que haga chistes sobre la segunda enmienda con sus amigos y familiares”.

Esto no quiere decir que todos los empresarios han guardado silencio a lo largo de esta temporada electoral. Un estudio muestra la influencia que pueden tener esas posiciones políticas, aunque sean simplemente una señal para otros.

Los altos ejecutivos, como Howard Schultz de Starbucks, que manifestó su apoyo por Hillary Clinton, han dicho cosas positivas sobre el candidato que apoyan, sin que tengan que lanzarle tierra al otro candidato.

Sin embargo, solo un puñado de ejecutivos, sobre todo jubilados y empresarios que trabajan por su cuenta (como el caso de Mark Cuban, que se ha pronunciado en contra de Trump, o el de Kenneth Langone, que ha criticado a Clinton), así como aquellos que parecen haber alcanzado una condición especial (por ejemplo Warren Buffett, enemigo de Trump) han criticado abiertamente al otro campo.

Hoffman dice que tiene una teoría sobre ese silencio.

Hay dos tipos de cosas que hacen que la gente se calle”, aseguró. “Una es que hay una cultura en Estados Unidos de que los ejecutivos empresariales deben de ser apolíticos. Es como el comentario de Michael Jordan: ‘También los republicanos compran Nike’”.

(En el libro de Sam Smith sobre Michael Jordan, “Second Coming” de 1995, aparece esa frase, cuando el atleta quiso explicar por qué evitaba tomar una posición política en público. Smith indicó que un amigo de Jordan fue la fuente de esa frase.)

Otra razón de las reticencias de la comunidad empresarial, agrega Hoffman, “es el miedo por uno mismo, o el miedo por lo que puedan atraerle a su comunidad”. Si bien esas corrientes subterráneas siempre están presentes en las elecciones importantes, en este ciclo tan ferozmente disputado parecen más pronunciadas que nunca.

Yo siento comprensión por esa gente, siento compasión por la gente que guarda silencio por ese miedo”, afirma Hoffman, que luego pasa a emitir un llamado a las armas. Creo que lo único que diría es que precisamente cuando sentimos ese miedo es el momento justo en que debemos aspirar a ser un líder valeroso. Ese miedo es una señal de que debemos de dar un paso adelante.”

Después de todo, si quienes pueden darse el lujo de hacerse oír no hablan, ¿quién va a hablar?

“Si alguien que está en posición de poder, en posición de hacer algo importante, siente miedo, piense en lo que estarán sintiendo los demás”, observa Hoffman.

Todos estos sentimientos encajan con las reacciones que Hoffman ha recibido de su juego de cartas.

He visto a numerosos republicanos que dicen que es terriblemente divertido”, afirma, explicando que les pidió a algunos de ellos que le proporcionaran frases de promoción para el juego. “Tengo la esperanza de que en una o dos semanas podrá convencer a algunos de ellos. Pero hasta ahora se les han puesto objeciones a todas mis solicitudes de citas públicas a mis amigos. Quizá sea por miedo a las represalias”.

*livm

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