Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

27 Oct, 2016

¿En serio, eso producirán los recortes? ¿Casi el Apocalipsis?

¿Son de tal magnitud los recortes, que en verdad faltará agua en la CDMX el año próximo? ¿Serán tan dañinos que aquí y por allá veremos casi los efectos de Los Jinetes del Apocalipsis?

Si bien hay por ahí ingenuos, que efectivamente creen las exageraciones de éste o aquel gobernante o las de éste o aquel legislador, la verdad de lo que veremos el año próximo será muy diferente. 

Primero, antes de cualquier otra cosa, debemos decir que con la creación mágica de $51 mil millones de pesos, decisión irresponsable validada ya por la Secretaría de Hacienda —en una declaración más irresponsable aún—, las cosas no pasarán de los chillidos de quienes quieren mamar pues como dice la conocida expresión popular, el que no chilla no mama y hoy, todo indica que los chillones mamarán a placer.

Lo importante pues, en esto de chillones que quieren seguir pegados a las tetas de la ubérrima ubre que es el erario, es la exhibición de irresponsabilidad que brindan hoy, sin proponérselo quizás, de lo que no debe ser la gobernación en situaciones como las que enfrenta la economía mexicana.

¿Qué esperaríamos, ante una situación donde los ingresos han caído –y todo indica que lo seguirán haciendo–, de un gobierno que dice ser responsable y levantarse, no buscando joder a México sino por el contrario, contribuir a uno mejor? Lo menos sería, dada la situación de nuestras finanzas públicas, dar una muestra de mesura y prudencia en materia de gasto.

Por otra parte, ¿es que no saben nuestros gobernantes y los políticos en general, al margen de la posición que ocupen, que lo que procede en una situación como la actual, es recortar los gastos? ¿No aprendieron de tanta experiencia negativa desde los años setenta del siglo pasado?

¿De qué sirvió el altísimo precio pagado por el país y los mexicanos —al margen de su posición económica—, como consecuencia de ver el gasto como la varita mágica que todo lo puede, además de producir carretadas de millonarios? ¿Cómo es posible que aun hoy, nuestros políticos sólo alcancen a ver la gobernación como una forma de dilapidar los recursos, siempre escasos?

¿Acaso estamos ante un ejemplo clásico de ignorancia supina, en algo tan importante para todo gobierno como es la salud de las finanzas públicas?

¿Cómo es posible entonces, que no pocos hayan endiosado al que irresponsablemente propuso y operó un crecimiento desbocado del endeudamiento del sector público, y elevó el gasto de la misma manera?

De más está señalar que de nada han servido los grados académicos cuando, quien toma decisiones guiado por la ambición personal y los sueños de opio donde, esos doctores se ven montados en candidaturas imaginarias, y presidencias que duran menos que una pompa de jabón. ¿Qué futuro podemos construir con funcionarios así, y con ilusiones dignas de un adolescente que ambiciona el poder político a toda costa y a cualquier precio?

Ahora bien, ¿de quién es la responsabilidad en lo que vemos hoy? ¿Del que lo designó, o del que, aprovechado de la confianza en él depositada, nos hunde?

Aquí, se cumple al pie de la letra aquella sentencia popular que dice: No es tarugo el que chifla, sino el que voltea a ver.

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