Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

15 Nov, 2016

Destaca IATA falta de voluntad política para repartir slots

Hoy las aerolíneas comerciales, por lo menos en América Latina, se desarrollan en un ambiente contradictorio en donde, por una parte, crecen y se modernizan; mientras que, por la otra, padecen un ambiente de sobrerregulación e impuestos elevados.

Ayer inició el Foro de Líderes de la Asociación de Transporte Aéreo de Latinoamérica y el Caribe (ALTA) y allí Alexandre de Juniac, el CEO de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), dijo que no hay mejor ejemplo de las deficiencias en infraestructura de la región que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

El aeropuerto actual está saturado y la mejor manera de administrar sus capacidades sería aplicando la Guía Mundial de Slots diseñada por la IATA, dijo, mientras llega la solución definitiva del nuevo aeropuerto.

Hace ya casi año y medio cuando, en Miami, las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), entonces representadas por Gilberto López Meyer como director general de Aeronáutica Civil, y las aerolíneas mexicanas firmaron un acuerdo para aplicar dicha metodología.

Sin embargo, hasta ahora no ha sucedido nada por falta de definiciones de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofrece) y los slots, es decir, las posiciones de despegue y aterrizaje para los aviones siguen siendo la “manzana de la discordia” que, además, se reparte según el humor del propio gobierno.

Uno de esos retos regulatorios que, junto con una pesada carga impositiva, se han convertido en las principales barreras para el crecimiento de esta industria.

Así es que mientras De Juniac se refería a la aviación como el negocio de la libertad y construía escenarios sobre hasta dónde puede afectar la nueva realidad en Estados Unidos; Enrique Cueto, presidente de ALTA, mostraba los claroscuros.

Por una parte, el hecho de que América Latina tiene la menor tasa de accidentes aéreos, menos de uno por cada millón de vuelos, contra ocho en África y uno y medio en Europa.

Algo de lo que, dijo, hay que sentirse orgullosos; lo mismo que del crecimiento, en donde México ha pasado de 40 a 75 millones de pasajero transportados al año.

Y, del otro lado, un escenario de sobrerregulación y de impuestos que superan al precio de los boletos.

Situación contradictoria que es un lastre para el crecimiento aéreo en la región.

DIVISADERO

Volaris. El viernes pasado, el gobierno de Costa Rica autorizó a Volaris, que dirige Enrique Beltranena, para abrir una aerolínea del mismo nombre en ese país.

En su etapa inicial tendrá entre 18 y 22 aviones, cada uno con precio promedio de 90 millones de dólares, y en la operación y mercadotecnia gastarán, en principio, alrededor de 100 millones de dólares.

Se trata de una decisión estratégica, pues permitirá enlazar a los países centroamericanos con varios destinos en Estados Unidos; pero, además, podrá hacer vuelos intrarregionales en Centroamérica y desde ahí enlazar a México.

En el ámbito turístico, estarán siendo por primera vez una realidad las rutas por el llamado Mundo Maya, cuyo potencial es enorme.

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