Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

17 Nov, 2016

Frente al proteccionismo y el mercantilismo, lo único efectivo: Más apertura

Frente a las amenazas económicas proferidas con respecto a México —con efectos directos o indirectos—, por el hoy presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, con lo único que han sabido responder todos, ha sido un largo rosario de lugares comunes.

Que si las reformas estructurales, que si la unidad en torno al Presidente, que si pragmáticos pero soberanos, y lo peor —por el ridículo que significa—, la afirmación chusca pero lamentable, de que el Paquete Económico 2017 blinda nuestra economía.

¿En verdad piensan que repitiendo los viejos y desgastados clichés —que desde hace tiempo nada dicen—, vamos a enfrentar las amenazas económicas de aquél? El hoy triunfador de la elección, si bien puede saber mucho en eso de decirle a los votantes lo que quieren oír —sin que éstos reparen en las consecuencias de lo dicho—, en materia económica es una amenaza —por su ignorancia— para su mismo país y, principalmente, para la calidad de vida y bienestar de los que por él votaron.

Las más peligrosas limitaciones del hoy presidente electo Donald Trump en lo que se refiere a la economía, están centradas en la apertura de una economía, el libre comercio y la globalidad que, lo acepte o no, son los tres pilares que desde fines de la II Guerra Mundial, en los cuales se han basado los avances científicos y tecnológicos, y el mejoramiento de la humanidad.

La tentación de los políticos ignorantes y los falsos empresarios, es recurrir de inmediato —ante cualquier medida que ven como amenaza a sus altas tasas de ganancias—, a medidas proteccionistas y como complemento obligado, vender el mercantilismo como la mejor y más efectiva de las respuestas.

Por fortuna, desde hace siglos en el caso del mercantilismo y muchos decenios en el caso del proteccionismo, el desarrollo de las economías ha demostrado, una y otra vez, que la medicina más efectiva en contra de ambas visiones —arcaicas y equivocadas del comercio entre dos economías—, es la apertura total y profunda de una economía, el libre comercio prácticamente sin trabas, y la incorporación plena a la globalidad.

En consecuencia, frente a las amenazas que tienen temblando a los timoratos (tímido, indeciso, encogido) y medrosos (temeroso, pusilánime, que de cualquier cosa tiene miedo), no tenemos mejor arma para enfrentar a Trump en materia económica que, dada la triste y atrasada realidad de no pocas áreas y actividades nuestras que viven todavía en el antepasado, abrir más, de manera más profunda y más rápido espacios económicos como el campo, los mercados laborales, las estructuras burocráticas de los tres órdenes de gobierno y, aun cuando molestare aún más, liquidar Pemex y CFE.

Antes, es fácil entenderlo, deberemos poner al día nuestro caduco andamiaje jurídico para que así, aquellas reformas pudieren ser concretadas. Nuestras leyes, aceptémoslo por favor, se han convertido, como consecuencia de la apatía cuando no renuencia de nuestro Poder Legislativo, en el mayor obstáculo al crecimiento y la modernización del país.

Pensar en el mejor futuro del país no en las próximas elecciones, es profundizar el proceso reformador. No menos, no más.

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