Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

22 Nov, 2016

¿Será derrotada la objetividad al analizar lo que plantea Trump?

Las aguas parecen empezar a retomar su cauce, a dos semanas de la victoria del hoy presidente electo Donald Trump este martes 8 de noviembre; sin embargo, los análisis de nuestros sedicentes expertos y especialistas siguen sumidos en los insultos y el derrame de bilis.

Desconozco las causas reales de esta superficialidad analítica salvo, por supuesto, que se deba a la falta de honradez intelectual, y a la conducta perversa producto de la corrección política, visión profundamente arraigada y extendida entre nosotros.

Sin embargo, entre el alud de opiniones empiezan a surgir piezas analíticas de lectura obligatoria porque, en algunos casos, además de la seriedad analítica desde la cual fueron elaboradas, reflejan un intento serio por tratar de entender las causas de algunas posturas del hoy Presidente electo.

¿Sería posible que, a estas alturas, todavía no nos hayamos dado cuenta de la necesidad de tratar de entender por qué en esto de la presidencia Trump, nuestro papel a jugar —por desgracia—, podría ser totalmente pasivo? ¿Lo sería, además, por la incapacidad exhibida por no pocos integrantes del gabinete, y por las características que definen a este gobierno, la corrupción y el pasmo ante los acontecimientos?

¿Qué hacer pues, ante las nuevas prioridades del gobierno de Estados Unidos, en la era Trump? ¿Qué haríamos si ante la realidad geopolítica, ya no fuere prioridad la defensa de Europa y vastas regiones de Asia porque, la amenaza del comunismo –elemento central de aquella estrategia–, ya no está presente en el planeta?

¿Qué tal si ahora, en vez de temerle a la URSS y su poderío militar, y a sus sueños de opio de querer implantar el socialismo, enfrenta un país con una economía abierta, y serias limitaciones fiscales? ¿Qué tal si la República Popular China, que en los años del Gran Timonel, Mao Tsetung, caracterizaba al Imperialismo Yanqui como un Tigre de Papel, el nuevo emperador Xi Jinping se declara defensor del libre comercio, ante el embate proteccionistas del presidente electo Donald Trump?

¿Qué haríamos en materia fiscal si, efectivamente, el nuevo gobierno de Estados Unidos, modernizare su sistema tributario, y la tasa impositiva para las empresas, la redujere a 15.0%, entre otras medidas?

Esta nueva realidad, ¿qué nos dice? ¿Cómo influirá en las relaciones de nuestro gobierno en materia política y de seguridad? ¿Y qué haremos en materia económica para enfrentar los cambios que concretare, los cuales nos afectarían? ¿Y qué haríamos ante las presiones para integrarnos más en materia de colaboración para la recopilación de inteligencia, y enfrentar de manera conjunta las amenazas terroristas?

En el ámbito exterior, ¿cuál será nuestra respuesta a la posición de la República Popular China, expresada en Lima, Perú ante el presidente Obama, de estar dispuesta a encabezar la defensa del libre comercio? ¿Aceptaríamos el liderazgo chino, y dejaríamos de lado la alianza establecida desde hace decenios con Estados Unidos?

Ésas y muchas otras preguntas de índole similar, ¿las responderemos afirmando, con voz grave como Krauze y muchos sedicentes analistas y expertos, que Trump es un fascista?

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