Así es como Uber cambiará al mundo

“Tomemos un Uber”. Pocas compañías ofrecen algo tan popular que su nombre se convierte en sustantivo
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La competencia en el sector beneficiará a los consumidores. Foto: Archivo
La competencia en el sector beneficiará a los consumidores. Foto: Archivo

“Tomemos un Uber”. Pocas compañías ofrecen algo tan popular que su nombre se convierte en sustantivo. Pero ese es uno de los muchos logros de Uber, una compañía fundada en 2009 que es ahora la empresa emergente más valiosa del mundo, con valor de alrededor de 70,000 millones de dólares. Su aplicación puede llamar a un auto en minutos en más de 425 ciudades en todo el mundo, para enojo de los taxistas en todas partes. Pero las ambiciones de Uber, y las expectativas que apuntalan su valuación, se extienden mucho más lejos: usando vehículos de conducción autónoma, quiere hacer que los viajes sean tan baratos y convenientes que la gente renuncie a poseer un auto. No satisfecho con sacudir a la industria de los taxis de 100,000 millones de dólares al año, tienen la vista puesta en el mercado mucho más grande del transporte personal, con un valor de hasta 10 billones de dólares al año mundialmente.

Uber no está solo en esta ambición. Compañías grandes y pequeñas han reconocido el potencial transformador de los autos eléctricos de conducción autónoma, convocados a demanda. Empresas tecnológicas que incluyen a Apple, Google y Tesla están invirtiendo fuertemente en los vehículos autónomos; desde Ford hasta Volvo, los fabricantes de autos están apresurándose a alcanzarlos. Se vislumbra una lucha épica. Transformará la vida diaria tan profundamente como hicieron los autos en el siglo XX: reinventando el transporte y cambiando a las ciudades, mientras también reducen drásticamente las muertes en accidentes viales y la contaminación.

Las ruedas del cambio

A corto plazo, Uber está en la primera posición para encabezar la revolución debido a su domino en los traslados con chofer, una parte del mercado del transporte que verá parte del crecimiento más rápido. Hoy, el servicio de traslados representa menos de 4% de todos los kilómetros recorridos mundialmente, pero eso aumentará a más de 25 por ciento para 2030, según el banco Morgan Stanley. El ser capaces de llamar a un auto usando un smartphone no solo facilita que los individuos reserven un taxi más barato. Los servicios de viajes compartidos, como UberPool, que ponen a los viajeros que van en la misma dirección en un mismo vehículo, borran las fronteras entre el transporte privado y público. Helsinki y otras ciudades han estado experimentando con los servicios de autobús a demanda y aplicaciones que permiten a los clientes planear y reservar traslados que combinan trenes y autobuses con caminar y servicios de viajes compartidos privados.

Si sale bien, las redes de transporte público se extenderán para cubrir el “último kilómetro” que lleve a las personas justo a la puerta de su casa. Esto ampliará el mercado para los servicios de traslados mucho más allá de los urbanitas ricos que son sus principales usuarios actualmente.

Pero, a más largo plazo, los vehículos autónomos impulsarán la reinvención del transporte. Los primeros ejemplos ya están circulando. Google está probando vehículos autónomos en las calles cercanas a sus oficinas centrales en Mountain View, California. Una empresa emergente llamada nuTonomy lanzó recientemente un servicio de taxis de conducción autónoma en Singapur. Los autos eléctricos de Tesla están llenos de tecnología de asistencia de conducción. Y, en las próximas semanas, el propio Uber ofrecerá a los usuarios en Pittsburgh la oportunidad de llamar a un vehículo autónomo (aunque un humano estará a la mano para tomar el volante de ser necesario).

Los coches de conducción autónoma reforzarán las tendencias desencadenadas por los servicios de traslados, volviéndolos más baratos y más accesibles. Los discapacitados, los ancianos y los jóvenes encontrarán más fácil ir a donde quieran. Muchas personas optarán por renunciar a poseer un auto. Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos que elaboró un modelo del uso de los autos de conducción autónoma en Lisboa, Portugal, encontró que los vehículos autónomos compartidos pudieran reducir el número de autos necesarios en entre 80 y 90 por ciento. Conforme decline la propiedad de autos, la enorme cantidad de espacio dedicado a estacionamiento (hasta una cuarta parte del área de algunas ciudades estadounidenses) estará disponible para parques y viviendas.

No está claro cuáles compañías dominarán este mundo o cuán rentable será. Uber no ganará en su forma actual: un negocio de servicio de traslados que depende de choferes humanos no puede competir en calles llenas de autos de conducción autónoma. Pero esta amenaza existencial está impulsando la innovación de la empresa. Con su marca fuerte y su gran base de clientes, Uber pretende establecerse como el principal proveedor de servicios de transporte en un mundo de conducción autónoma. También está diversificándose a nuevas áreas, como la entrega de comida y el transporte de carga de larga distancia usando camiones autónomos. Hay lógica en esta ambición. Los fabricantes de autos carecen de la experiencia de Uber como proveedor de servicio, o su profundo conocimiento de los patrones de demanda y del comportamiento del consumidor.

Pero las empresas que son pioneras de las nuevas tendencias tecnológicas no siempre se las ingenian para permanecer en la cima. Piensen en Nokia y BlackBerry en los smartphones, Kodak en las cámaras digitales o Myspace en las redes sociales. Mucho dependerá de qué empresa maneje mejor a los reguladores. Las compañías de tecnología tienen una historia de intentar cosas nuevas primero y pedir permiso después. El éxito de Uber en el servicio de traslados debe mucho a esta receta, sin embargo cuando se trata de los vehículos autónomos, la combinación de reglas vagas y tecnología imperfecta puede tener consecuencias mortales.

Incluso para los ganadores, no está claro cuán grandes serán las recompensas. Conforme más empresas entren en el servicio de viajes compartidos, y los vehículos autónomos se vuelvan parte de la combinación, la industria podría resultar ser menos rentable de lo que se esperaba. Al enlazar a los usuarios con los choferes, Uber puede ofrecer servicios de transporte sin ser dueño de un solo vehículo, y quedarse con la mayor parte de las utilidades. Pero si su servicio se vuelve una parte integral de la infraestructura de transporte urbano, como espera, Uber pudiera terminar siendo regulado, más altamente gravado, desintegrado o todo lo anterior. En un mundo de conducción autónoma, Uber también podría tener que ser dueño y operar su propia flotilla, socavando su modelo “ligero en activos”. El potencial “disruptor” de altos márgenes de utilidad entonces se parecería más a una aerolínea de bajos márgenes.

La gran carrera

Por ahora, Uber es la empresa a vencer en la carrera para transformar el futuro del transporte personal. A diferencia de Apple o Google, se enfoca singularmente en el transporte; a diferencia de los fabricantes de autos, no tiene una operación manufacturera que proteger. Su reciente reconciliación con Didi, su principal rival en China, ha eliminado una distracción importante, permitiéndole dedicar sus fondos de 9,000 millones de dólares al desarrollo de nueva tecnología. Su visión del futuro es factible e interesante. Pudiera aún resultar ser una compañía Moisés, que nunca llegue a la tierra prometida; pudiera terminar como Hoover, prestando su nombre a una categoría de producto sin realmente dominarla. Pero ya sea que Uber gane o pierda, todos estamos en el camino hacia el mundo del Uber.

DVR

 

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