José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

2 Dic, 2016

(I-S)=(M-X)

El críptico título de mi columna expresa una simple identidad matemática que Trump y su equipo económico no entienden: un déficit comercial en el que las importaciones (M) superan a las exportaciones (X), como en EU frente al resto del mundo, tiene que ser igual a la brecha entre inversión (I) y ahorro (S) doméstico. Puesto de otra manera, si un país invierte mucho más de lo que ahorra (I>S), como es el caso de EU en forma creciente desde principios de los 90, por fuerza la diferencia se cubre con ahorro externo, lo que implica suficientes flujos de capital del resto del mundo a EU, y su contraparte tiene que ser un déficit comercial igual (M>X). Los planes económicos del próximo Presidente de EU: quiere más crecimiento con mayor gasto público y menores impuestos, lo que supone estimulará el gasto privado y coadyuvará a una economía más dinámica. Pero como ello abre un boquete grande en las finanzas públicas, la única forma de sufragarlo es con ahorro externo, lo que implica mayor déficit comercial.

Un programa como éste deprimirá aún más la tasa de ahorro neto del país —la suma de los ahorros privado y público— de un nivel bajísimo de 2.4% del PIB a mediados del año, muy inferior al promedio de 6.3% que tuvo en las tres últimas décadas del siglo XX, y elevará su nivel de deuda pública a 120% del PIB para 2020. El anuncio de más gasto público, inversión y crecimiento, ha llevado a una gran apreciación del dólar casi frente a todas las monedas del mundo, como lo vimos desde la elección, lo que estimula las importaciones y es veneno puro para las exportaciones de EU.

La otra pieza toral del programa es eliminar los déficit comerciales porque “roban las fuentes de empleo en EU para llevarlas a México y China,” villanos con grandes superávit comerciales con EU. El principal problema con este enfoque es que, aun cuando EU lograra eliminar los déficit con estos países, mientras no revierta su crónica escasez de ahorro interno, que fuerza la masiva importación de ahorro externo, los componentes actuales de los déficit con México y China sólo se redistribuirán hacia otros países con más altos costos de producción. Además, la naturaleza del déficit comercial con México y China es bien distinta. Excluyendo las compras de petróleo de México, el año pasado el déficit comercial de EU fue de cerca de 35 mil millones de dólares, mientras que con China fue 10 veces mayor, y el contenido producido en EU de las ventas mexicanas a ese país es de 40%, ¡veinte veces mayor que el 2% China!

Los asesores económicos de Trump, Wilbur Ross, nominado secretario de Comercio y experto en arreglar o vender empresas quebradas —que es cómo conoció a Trump— y Peter Navarro, profesor de la Universidad de California en Irvine, sustentan que 73% de los ingresos que permitirán abatir la deuda pública se derivan de la eliminación del déficit comercial de EU. Pero salvo que hubiera una milagrosa recuperación del ahorro interno en ese país, que es improbable, resultará imposible alcanzar tal objetivo por las razones expuestas: adoptar medidas proteccionistas cuando las políticas enunciadas abatirán el ahorro interno no cuadra y tiene costos elevados. El próximo secretario de Hacienda, Steven Mnuchin, exbanquero y productor de películas, atizó las contradicciones del plan económico al anunciar la reducción de la tasa marginal del ISR de las empresas de 35% al 15% lo que crearía “un enorme crecimiento económico que aumentaría el ingreso de las personas enormemente” –el adjetivo huge es el favorito del equipo—.

Esta es una combinación letal de proteccionismo y de supply-side economics que ofrece la fantasía de que se pueden cortar los impuestos y aumentar el gasto sin endeudarse, como lo intentó Ronald Reagan, quien creía en el libre comercio y fue pionero promotor del TLC de Norteamérica.

Cierro con otra ecuación: Trumpconomics=Voodoo Economics.  

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