Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

3 Dic, 2016

Una respuesta: 15 de septiembre de 1980

La salida de Agustín Carstens del Banco de México para irse al Banco de Pagos Internacionales (BIS) ha generado muchas reacciones, muchas positivas que demuestran que el Banco de México ha logrado construir una gran madurez institucional que permite pensar que se podrá encontrar un banquero central adecuado.

Otras voces se han mostrado preocupadas, y con cierta razón, debido al momento complicado que se asoma para México con el proteccionismo que se avecina del vecino del norte y los ajustes en la política monetaria de la Fed, así como los retos domésticos.

Otros, incluso, han calificado el movimiento del banquero central casi de traición a la patria, de irresponsabilidad y de anteponer el interés profesional al de la nación, para ellos hay una respuesta concreta: 15 de septiembre de 1980, que fue el año en el que entró a trabajar al Banco de México un joven de 22 años llamado Agustín Carstens Carstens, que se mantuvo incluso después de haber estudiado la maestría y el doctorado en la prestigiosa Universidad de Chicago, que ha dado lugar a 28 premios Nobel de Economía.

Desde esa fecha al día de hoy han transcurrido 36 años de servicio público en el que Agustín Carstens habría podido irse al sector privado a ganar mínimamente 10 veces más de su compensación. Los que escatiman su decisión parecen ignorar poco más de tres décadas y media de trabajo, de mucha presión, y hay que imaginar cómo vivió las crisis de 1982 y 1994, por mencionar las que conocemos; el trabajo técnico arduo que seguramente no siempre fue reconocido, la necesidad de comer muchos sapos como le debe ocurrir a cualquiera que trabaje en la Secretaría de Hacienda, de hacer campaña para romper los usos y costumbres de Breton Woods al disputarle a Christine Lagarde la dirección del Fondo Monetario Internacional.

Además no es como que Agustín Carstens anunció que se retira a una isla o que se va a trabajar al sector privado, se va a uno de los máximos puestos que puede tener alguien de su posición que es ser banquero central de los banqueros centrales.

No es poca cosa que haya sido electo por Janet Yellen, presidenta de la Fed, que persigue una política monetaria expansiva, o Mario Draghi, que desde el Banco Central Europeo, persigue lo contrario, una política monetaria acomodaticia junto con el banquero central de Japón y con un gran respaldo del presidente del BIS Jens Weidmann, que además es el presidente del Bundesbank de Alemania, que se ha caracterizado por ser conservador frente a los manejos monetarios de la zona euro y que encontró las cualidades necesarias en Carstens como para romper la ortodoxia y tener como director por primera vez a un banquero de un país emergente en una institución que se remonta a 1930. Además, están en el consejo de elección los banqueros centrales de Italia y España, así como Mark Carney de Inglaterra.

El BIS requerirá de un esfuerzo importante de parte de Carstens para articular la coordinación e incluso adaptar el perfil del BIS ante la ola proteccionista que se asoma en buena parte del mundo y que se cristaliza en Estados Unidos con Mr. Trump.

Lo que viene para México será encontrar un banquero central que tenga liderazgo interno y externo para los tiempos que se avecinan y ante cualquier arribo que se dé en la Presidencia de la República en 2018.

En la etapa que se perfila para el mundo habrá un inevitable choque entre los banqueros centrales y los liderazgos proteccionistas, como ejemplo, Mark Carney, del Banco de Inglaterra, quien ha sido muy vocal en criticar el proteccionismo llámese Brexit o Donald Trump. Es casi un hecho que Donald Trump atacará a Janet Yellen cuando no esté de acuerdo con el incremento de tasas, lo que será inevitable, ante sus políticas proteccionistas, ahí estará también el BIS con Carstens para dar soporte y coordinación con otros institutos centrales, no es poca cosa.

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