El secreto de Elon Musk para triunfar en Silicon Valley

Existe cierta disposición a creer en la magia de Silicon Valley

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Existe cierta disposición a creer en la magia de Silicon Valley. Foto: Especial
Existe cierta disposición a creer en la magia de Silicon Valley. Foto: Especial

Si la adquisición de SolarCity que se propone llevar a cabo Tesla Motors no fuera un acuerdo de Silicon Valley al derecho y al revés, hubiera estado muerta al llegar.

El acuerdo es tan conflictivo como el que más. Elon Musk posee grandes intereses en las dos compañías y tuvo la idea de SolarCity, que está manejada por su primo. Musk es director general y presidente de Tesla y presidente de SolarCity.

Los lazos incestuosos como este no son raros en Silicon Valley. Empero, SolarCity está batallando. El precio de su acción se ha reducido en más de dos tercios desde principios de 2015 y sus ingresos han bajado pues la energía solar se ha visto afectada por la baja de los precios del petróleo.

Dado el contexto y los tropiezos iniciales del proceso, es comprensible que haya quien piense que el interés de Musk en SolarCity era una forma de rescatar su inversión.

Eso fue lo que indicó la reacción inicial del mercado cuando se anunció la oferta en junio. El precio de la acción de Tesla cayó en más de 12 por ciento a raíz de la posible adquisición.

Después de la caída de las acciones de Tesla y las críticas por los conflictos, uno podría pensar que la fusión estaba tan muerta como pets.com.

Pero en Silicon Valley, las buenas narrativas lo son todos y Musk ha interpretado el papel de gran visionario desde hace mucho, con muy buenos resultados. Él aprovechó todo esto en los últimos meses para bruñir su acuerdo.

Se trajeron abogados para limpiar el proceso. SolarCity se ofreció por ahí pero no encontró interesados. ¿Quién más iba a querer comprarla cuando Musk ya había expresado tan ardientemente su deseo de adquirir una compañía de la que ya poseía una quinta parte?

Así pues, se llegó a un acuerdo por SolarCity a un precio rebajado.

Y lo más importante, Musk intensificó su visión.

En los actuales mercados de capital se odia a los conglomerados y se recorta y divide a las empresas hasta llegar a sus negocios más finos. Pero no Tesla.

Tesla ha sido presentada como una compañía de autos y de baterías, pero ahora la visión de Musk ha convertido a Tesla en una compañía integrada de energía solar y SolarCity sería la pieza clave que le falta. Los consumidores adinerados comprarían su auto en Tesla, así como sus baterías, y su sistema de energía solar doméstico en SolarCity para darle energía a todo eso.

Esa es la visión para quien pueda pagarla y viva en climas soleados. Para darle más emoción al acuerdo, Musk logró que Tesla tuviera un trimestre lucrativo a fin de darles un mentís en la cara a todos los agoreros de Wall Street.

Además, analistas, inversionistas y reporteros tuvieron acceso al empresario estrella en persona. Musk aprovechó ese tiempo para presentar productos nuevos, como tejas de vidrio, para hacer techos que generen energía solar y se vean bonitos.

La estrategia parece estar dando resultado.

La influyente empresa de asesoría Institutional Shareholder Services (ISS) apoyó la fusión. “La transacción es un paso necesario para alcanzar la meta de Tesla de ser una compañía de energía integrada y sustentable, consideró ISS.

Además, el servicio de asesoría mencionó la baja prima y el hecho de que Tesla, una compañía de 30,000 millones de dólares, probablemente podría manejar la deuda de SolarCity, que es de 3,100 millones sin perder la capacidad de recabar el capital necesario en los mercados.

La misma Tesla ha declarado que necesitará recaudar dinero este año en relación con la producción de su modelo 3, y las necesidades financieras de SolarCity intensificarán esas tensiones. En una presentación para inversionistas, Tesla dijo que buena parte de eso sería financiamiento de proyectos y que SolarCity haría que Tesla sumara mil millones de dólares a su renglón de ganancias en los próximos tres años.

Además, están los sesgos estructurales para el acuerdo. Muchos de los accionistas de Tesla han invertido también en SolarCity. Musk posee 21.7 por ciento de SolarCity y 20.1 por ciento de Tesla. El segundo accionista más grande es el gigante de los fondos mutuales Fidelity, que posee 8.9 por ciento de Tesla y 11.6 de SolarCity. Vanguard, BlackRock y Bank of Montreal están entre los principales diez accionistas de las dos empresas.

En teoría, se supone que esos inversionistas institucionales consideran cada inversión por separado, pero que Tesla rescate a SolarCity sería muy de su conveniencia. Ciertamente, la dinámica de votación trabaja en favor de Tesla.

Pero el principal acicate que está impulsando el éxito de este acuerdo quizá sea la disposición a creer en la magia de Silicon Valley.

Veamos el caso del reporte de ISS, que menciona tres razones en favor de acuerdo. A fin de cuentas, todo se reduce a lo que el servicio de asesoría dijo que era esa visión de una compañía integrada de energía solar.

¿De verdad? ¿A cualquier otra industria se le daría ese permiso? Déjenme responder a eso: no. La mera verdad es que a esos visionarios de Silicon Valley se les da una libertad que no disfruta ningún otro empresario. Por decirlo de otro modo, hay un permiso a la Musk (como lo hay a la Zuckerberg y a la Brin y Page). (Glass Lewis, el otro servicio de asesoría importante, se negó a darle ese permiso a Musk, exhortando a que se votara en contra del acuerdo debido a los conflictos.)

SolarCity también ha hecho progresos en mercados básicos, pero se las verá más difíciles en Nueva York y Michigan y en mercados donde hay menos sol. Y SolarCity tendrá que arreglárselas para obtener el financiamiento para que sus nuevos clientes puedan pagar esas baterías, los autos de energía solar y esos hermosos techos con “tejas toscanas, tejas de pizarra y tejas curvas de arcilla estilo español”. Todo esto en un momento en que se espera que las tasas de interés suban de un momento a otro.

Pero, ¿cómo podríamos no apostarle a la visión de Musk?

Debido a esto último, yo espero plenamente que este acuerdo se lleve a cabo. Quizá esto sea de admirarse. Con demasiada frecuencia, los inversionistas institucionales juegan demasiado a la segura. Ahora, los accionistas públicos pueden aprovechar de correr riesgos en lugar de dejárselo todo a los capitalistas de riesgo.

Como sea, persisten dudas sobre el modelo de negocio de la compañía combinada. El mercado de energía solar está saturado y limitado a quienes pueden pagar los paneles solares. Es por eso que el financiamiento es una parte tan importante de la ecuación. ¿Habrá legiones de consumidores dispuestos a soltar decenas de miles de dólares por tejas de terracota vidriada que les proporcionen energía solar?

Aquí hay un gran riesgo, así como la posibilidad de grandes recompensas. En la mayoría de los casos, los accionistas institucionales se abstendrían del acuerdo solamente a causa del riesgo, ya no digamos por los conflictos y problemas del conglomerado. Y plantea la cuestión de si Silicon Valley, la única entre otras industrias, debe de tener un permiso especial para hacer acuerdos que ninguna compañía de otra industria podría tener.

Incluso los accionistas institucionales parecen perder la cabeza cuando se trata de Silicon Valley.

*livm

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