Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

8 Dic, 2016

Como cantó José Alfredo: Siempre caigo en los mismos errores

Tal parece que los altos funcionarios del gabinete del presidente Peña Nieto, siguen al pie de la letra los versos de la famosa canción de José Alfredo (El último trago): Nada me han enseñado los años/siempre caigo en los mismos errores/otra vez a brindar con extraños/ y a llorar por los mismos dolores.

¿Qué hace que las mismas campanas echadas al vuelo que nos ensordecían no hace mucho, cuando el Congreso y los Congresos Estatales habían aprobado la Reforma Energética, repiquen otra vez? ¿Ya olvidó usted el spot para retrasados mentales que reducía, casi a la nada, un recibo del servicio de energía eléctrica? ¿Y las decenas de miles de millones de dólares americanos que llegarían?

¿Qué pasó con los cientos de miles de empleos, que como por arte de magia generaría la recién aprobada Reforma Energética? ¿Y quién se acuerda hoy, de las mieles que caerían como consecuencia de aquélla? ¿Quién recuerda también, el ridículo inmenso que hicieron decenas de altos funcionarios con ese triunfalismo ramplón, carente de todo sustento que les ha caracterizado, casi desde que se plantearon incursionar en la política?

Es más, ¿quién de aquellos funcionarios obsequiosos con el Presidente, afanosos por pronunciar la exageración que más lo complacería, han reconocido su error de tomar como un hecho lo que, en ese entonces, apenas eran simples deseos, o ilusiones juveniles si lo prefiriere así? ¿Quién recuerda hoy, cómo se colocaban de tapete ante el nuevo estadista que llegó para salvarnos, si nos atuviéremos a la carátula de la revista Time?

En estos días, la historia vuelve y se instala en el centro de la mesa, no como tragedia sino en calidad de farsa, tal y como escribiera Marx en el primer párrafo del Capítulo I del XVIII Brumario (Ésta es la frase: Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: Una vez como tragedia y la otra como farsa).

Lo que ayer causó molestia y pena al ver a tantos funcionarios en su ridículo afán de quedar bien con el poderoso, con una avalancha de exageraciones cuando no burdas mentiras, hoy, al repetir el numerito, apenas causan risas entre quienes los oyen porque, ni siquiera hay ya el menor interés por escucharlos.

Bien se nota que, como cantó José Alfredo: Nada (les) han enseñado los años, siempre (caen) en los mismos errores. Poco les importa el ridículo, siempre y cuando queden bien con el poderoso; poco importa que una vez más mientan, al presentar como un hecho consumado lo que apenas es una intención. Eso no les importa, mientras el poderoso aplauda la mentira. Es más, tampoco les preocupa mentir porque, saben que hacerlo, en política, da frutos.

¿En verdad llegarán al país más de 40 mil millones de dólares, con esta asignación de ocho bloques en el Golfo de México? ¿Y estos dólares imaginados, se traducirán en más de 400 mil empleos y la extracción de 900 mil barriles diarios de petróleo?

Hoy, no pocos han recomendado a los optimistas de ocasión, que cuando fumen la hierba, al menos le quiten las semillas; ya ven cómo se ponen de locos con sus fantasías.

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