José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

9 Dic, 2016

Agustín Carstens III

Dejamos el relato de la trayectoria profesional de Agustín Carstens cuando está por culminar su labor como secretario de Hacienda para ser postulado como gobernador del Banco de México para el lapso 2009-2015.

Finalmente ACC regresaba a casa por la puerta grande, aunque sospecho que estaba gustando del reto de dirigir las finanzas del país, sobre todo en los momentos críticos que siguieron a la crisis de 2008, que para diciembre de 2009 ya empezaba a superarse en México.

Su labor en el Banco de México no estaba exenta de dificultades, pues para contrarrestar la caída del PIB de 6.1% de 2009 y el colapso en nuestro comercio exterior, en particular con EU que concentra alrededor de 80%, se recurrió a políticas fiscal y monetaria expansivas. Era indispensable recoger velas para evitar el brote de expectativas inflacionarias.

La inflación fue en 2009 de 5.3% y se logró bajar a 4.1% en 2010, aun por encima de la tasa objetivo de 3% (+/-1%). Abatir la inflación, mandato único del Banco de México, fue apoyado por la apreciación del peso debido a fuertes influjos de capital que permitieron acumular reservas y mantener las tasas de interés sin cambio, y a que el PIB estaba aún por debajo de su potencial.

Vale la pena detenerse aquí, pues hay analistas que insisten que el Banco de México debe adoptar otros objetivos, como estimular mayor crecimiento económico y empleo, como el Fed. Esta es una tontería de keynesianismo simplón pues los bancos centrales sólo cuentan con un instrumento, la política monetaria, que sólo se puede aplicar con efectividad a un objetivo de política, la estabilidad de precios.

Esto lo entiende perfectamente ACC y ha rechazado siempre tal propuesta, pues sabe que la mejor forma en que un banco central puede contribuir a que la economía crezca más y genere empleos, es manteniendo la estabilidad de precios.

Su gran contribución en esta etapa de su carrera fue conseguir que la Junta de Gobierno adoptara una rutina de mayor transparencia y mejor comunicación con los mercados, de los objetivos del Banco y los medios que utilizaría para conseguirlos, incluyendo publicar las minutas de sus reuniones de política monetaria, marcando un positivo quiebre frente a las prácticas recónditas típicas de los bancos centrales.

La forma en que ACC ha operado desde el Banco de México la crisis de incertidumbre global, agravada por el brote populista con fatales propuestas de política económica que amenazan a México, y que ya han causado una seria depreciación del peso, ha sido de notable destreza al controlar las expectativas de inflación y mayor crisis.

Creo que ésta es la razón por la cual ha habido una reacción tan enardecida desde el anuncio de su renuncia para irse a dirigir el BIS en Suiza, que ha llegado a extremos inaceptables. No se puede acusar de traidor a la patria a quién ha dedicado casi cuatro décadas de su vida a servir a su país con talento, habilidad y honestidad.

Sus detractores ignoran que el Banco de México, por cumplir 25 años de autonomía, es una institución madura y seria, que se ha dedicado a preparar el mejor capital humano desde hace décadas, por lo que hay un buen número de excelentes candidatos para integrarse a su Junta de Gobierno, en la que hoy existen entre sus miembros más de 100 años de experiencia en el manejo de la banca central.

Omiten también ponderar la enorme influencia que tendrá ACC como cabeza del BIS para que el complejo andamiaje de las instituciones financieras internacionales y los bancos centrales de los principales países del mundo, apoyen a México y a su banco central en el caso de enfrentar situaciones críticas.

Es bueno para el país y el Banco de México que Agustín Carstens haya aceptado esta nueva encomienda.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube