Larry Rubin, puente de Tillerson y Trump

En 1970, a sus 18 años, Rex Tillerson, entonces un estudiante de reciente ingreso en la Universidad de Texas, realizó su primer viaje fuera de Estados Unidos y quedó marcado por aquella experiencia internacional. El país que visitó Tillerson fue Perú, el viaje se dio a instancias de una organización llamada Partners of the Americas que llevó a un grupo de 100 jóvenes de Texas University al país latinoamericano con el objetivo de asistir al millón de damnificados del peor terremoto que ha sufrido hasta la fecha la nación sudamericana. Tillerson cuenta que esa experiencia en América Latina lo sensibilizó al mundo y es clave para entender su pensamiento estratégico que es indispensable cuando se habla de inversiones que dan fruto a 20 años en donde el componente social juega un papel importante.

Mucha atención se ha puesto en la cercanía de Tillerson con Rusia y su presidente Vladimir Putin. No obstante, poco se destaca que es un personaje que entiende bien a América Latina y que concibe a México como un socio clave para Estados Unidos. En una conferencia ante el Economic Club de Washington D.C., Tillerson dijo de manera textual: “Estados Unidos es ahora el mayor productor de energía proveniente del petróleo y gas natural, combinado con nuestros socios al norte y al sur, el impacto es todavía mayor y más prometedor. México, Canadá y Estados Unidos están bien posicionados para una producción energética sin precedentes. Con las históricas reformas de Energía en México que se encuentran en movimiento y la esperanza de que la política estadunidense pueda responder a la oportunidad que tenemos enfrente, el liderazgo de Norteamérica puede continuar creciendo a través de la cooperación y un comercio pacífico”.

En otro discurso retomado por Bloomberg, el hombre que estará encargado de la formulación de la política exterior de la administración Trump afirmó: “la historia es clara e inequívoca. El libre comercio eleva las perspectivas de las naciones y mejora la vida de las personas a través de las fronteras, las regiones y los océanos”. El discurso de Tillerson se mueve en sentido opuesto a las posturas de Trump que han sido rentables al calor de las campañas políticas, pero de llevarse a cabo generarán un impacto adverso y significativo para la economía de su país por lo que tienen que establecer puentes entre la narrativa trumpeana y el discurso más pragmático de Tillerson y Wilbur Ross.

Tanto el próximo secretario de Estado como el de Comercio saben que hay 14 millones de empleos en la Unión Americana que dependen de México, entienden que California, la primera economía estatal de EU, encuentra en nuestro país su primer mercado de exportación. Tillerson como texano tendrá claro que ese estado, que es la segunda mayor economía de su nación, tiene su mayor mercado de exportación en México y en 2015 logró con nuestra nación un superávit comercial de ocho mil 477 millones de dólares. Además, para Arizona y Nuevo México nuestro país representa el principal destino de sus exportaciones. Otras 25 entidades de la Unión Americana encuentran en México su segundo mercado de exportación. El puente que les permitirá a ambos funcionarios cruzar esos difíciles puentes se llama Larry Rubin, presidente del Partido Republicano en México. Larry Rubin ha sido una de las voces más escuchadas durante los últimos años en los medios de comunicación y en los círculos empresariales defendiendo los principios de su partido y buscando que se entienda la relación bilateral. En la actual coyuntura se ha vuelto todavía más valiosa una figura de estas características, por ejemplo, Larry ya agendó a principios de enero un encuentro con la bancada del PRD en el Senado para fomentar el diálogo y evitar desafortunadas piñatas. Que Larry sea nombrado embajador de Estados Unidos en México será una excelente noticia para ambas naciones, un puente invaluable ante las inercias y las realidades.