Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

20 Dic, 2016

¿Quiénes y por qué, son en México los personajes del año?

La nominación más famosa de persona del año es, sin duda, la de la revista TIME, publicada en Estados Unidos y con varias ediciones internacionales, adaptadas éstas a las especificidades de los países donde se distribuye.

Este año, ¿podría haber sido otro el designado?, el seleccionado fue, ni más ni menos que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. ¿Méritos para tal distinción? Sin duda, la campaña que desarrolló en casi año y medio donde, las mentiras e insultos y la demagogia barata, fueron el elemento central. También, lo que exhibió de la política de Estados Unidos, y de sus electores. 

Desconozco las motivaciones reales del comité encargado de la selección; sin embargo, si hubiera sido por distinguirse como el mayor y más peligroso demagogo entre una buena cantidad de políticos del mundo, no debe haber regateo alguno por la acertada decisión de TIME.

Dejemos a los ciudadanos y agentes económicos privados de Estados Unidos enfrentar una gobernación la cual, por lo visto a la fecha, estará plagada de ocurrencias y propuestas, cuyos efectos negativos y dañinos para ese país, su economía y las relaciones con Rusia y la República Popular China, así como las que desarrolle con la Unión Europea y la OTAN, los deberán enfrentar y resolver aquéllos.

Es claro, para todo aquél medianamente informado, que la gobernación Trump tendrá efectos de diversa índole para países como el nuestro, que mantienen una interdependencia profunda con Estados Unidos. Atendamos pues, con seriedad y objetividad esta parte, sin caer en el alarmismo que a nada conduce, salvo a cometer más tonterías. 

Regresemos a la pregunta del título: ¿Quiénes son los personajes del año en México, y por qué? No dudo que cada uno de nosotros tenga su selección y motivos para la misma; le doy la mía, y los motivos a la vez que le pido elaborar la suya.  

En el primer lugar, con mención honorífica por los méritos hechos, está Luis Videgaray. ¿Razones? El desastre en las finanzas públicas y como consecuencia, en la economía, que tuvo a bien crear durante los casi cuatro años que se lo permitieron, y aplaudieron. 

Su ambición por la Presidencia de la República, aunada a la soberbia que lo llevó a creerse un economista sin par, lo condujeron a apostar por un crecimiento basado en el gasto y la deuda pública sin control porque, iluso e inexperto, sólo vio un sexenio de expansión de la economía mundial con altos precios del petróleo. Esta apuesta, ya para fines del año 2013, era una ilusión, un espejismo.

El segundo y el tercer lugares, también por sus méritos, corresponden a dos altos funcionarios de Hacienda: José Antonio Meade y Vanessa Rubio. Ganaron esa posición por sus denodados esfuerzos que rayan en el ridículo, al dedicarse a repetir —en cuanto foro aparecen—, la baratija ésa de que nuestra economía tiene fundamentales económicos sólidos. El ridículo que hacen ante audiencias enteradas de la realidad del país, es de pronóstico reservado. 

Hubo otros funcionarios, también mediocres e incapaces, que a pesar de desatinos y ocurrencias, no lograron desbancar a los arriba galardonados.  

¿Y su selección, y las causas de ella?

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