Los empresarios piensan en un nuevo juego con las reglas de Trump

La gran pregunta es cómo Trump va a crear una nueva clase de trabajadores de manufactura en Estados Unidos
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La gran pregunta es cómo Trump va a crear una nueva clase de trabajadores de manufactura en Estados Unidos. Foto: Reuters
La gran pregunta es cómo Trump va a crear una nueva clase de trabajadores de manufactura en Estados Unidos. Foto: Reuters

"Si observara nuestra pizarra con todos los resultados posibles de estas elecciones, este ni siquiera estaba contemplado”.

Así fue como Mark T. Bertolini, director general de la gran aseguradora médica Aetna, se refirió a la elección de Donald J. Trump como próximo presidente. 

Él habló conmigo el 10 de noviembre en el foro de la conferencia anual de The New York Times, “Dealbook: El juego a largo plazo”.

Empezamos con una pizarra en blanco. No teníamos ni idea de cómo abordar esto”, agregó Bertolini.

Empresarios de todo el país y del mundo han estado afanándose para tratar de averiguar cómo van a moldear la política económica la elección de Trump y el control republicano de la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes, con lo que el estancamiento político en Washington será cosa del pasado.

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El mercado bursátil brincó, tomando a muchos pronosticadores por sorpresa, en anticipación a los cambios sísmicos prometidos por Trump: revocar o reformar a fondo la ley de seguro médico accesible, desmantelar las regulaciones de Wall Street previstas en la ley Dodd-Frank, un recorte sustancial de las tasas impositivas para empresas y personas físicas, así como un importante programa de gasto en infraestructura, entre otras cosas.

Si bien ahora la noción general es que el país está a punto de sufrir amplios cambios, la verdad es que es más probable que estos sean graduales más que en todos los ámbitos al mismo tiempo.

Veamos por ejemplo el caso de la ley Dodd-Frank de reforma de Wall Street y la ley de protección del consumidor. Aunque podría pensarse que a la industria financiera se le hace agua la boca con la posibilidad de deshacerse de esa ley, la opinión es más matizada. 

La mayoría de las empresas han hecho grandes inversiones y cambios en sus prácticas comerciales para cumplir con la ley. Así que es difícil ver que aun los opositores más acendrados de la ley presionarían para que se revocara por completo como Trump ha dicho que trataría.

Ya se rompieron los huevos y se sacó el dentífrico del tubo; no hay marcha atrás”, dictaminó durante la conferencia Lloyd C. Blankfein, director general de Goldman Sachs.

“Yo no querría que se repelieran las regulaciones en su totalidad”, agregó. “Si quieren hacer algo bueno para los banqueros, hagan políticas que sean buenas para el crecimiento económico”.

Más que revocarla, es más probable el gobierno de Trump trate de eliminar los componentes que más ha criticado. 

El gobierno de Trump trataría de debilitar la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, la agencia de vigilancia creada por la Dodd-Frank de la que abominan los republicanos, por ejemplo.

“Probablemente no se eliminaría la Oficina de Protección Financiera del Consumidor”, señaló en una nota a los clientes Ian Katz, analista de Capital Alpha Partners en Washington. 

“Políticamente se vería horrible deshacerse de una agencia que fue creada para proteger al hombre común”, afirmó.

Katz predice que el gobierno de Trump podría lograr un cambio por el que los críticos de la agencia han cabildeado desde hace tiempo: cambiar el control de la oficina de un solo director a una comisión bipartidista.

Trump también podría centrarse en cambiar una regla para los bancos pequeños que crecen a más de 10,000 millones de dólares en activos. 

Actualmente, ese crecimiento lanza al banco a una nueva categoría regulatoria, en la que hay un escrutinio mucho más estricto y los requerimientos de reporte son más elaborados. Esta regla ha sido criticada por la industria bancaria que la ve como un impedimento al crecimiento y la competencia.

En cuanto al regreso de la ley Glass-Steagall _ algo de lo que habló Trump _ no le vaya a apostar. “No debe de tomarse en serio la propuesta del Partido Republicano de volver a separar la banca comercial de la banca de inversión”, observó Katz. 

Eso fue parte de un documento de campaña. Los grandes bancos son útiles como chivos expiatorios populistas y Trump podría seguir aprovechándolos en ese sentido. Pero ni él ni sus principales asesores están interesados en una Glass-Steagall 2.0”.

El cambio paso a paso es lo que se va a aplicar también en el compromiso de Trump de echar abajo la ley de atención médica accesible, llamada Obamacare, y que fue una de las piedras angulares de su campaña.

Bertolini de Aetna predice: “Primero va a haber una revocación y yo creo que esa revocación va a ser por lo menos de nombre”.

Es casi imposible que la ley sea sustituida de la noche a la mañana. “¿Qué va a pasar el año que viene?”, se pregunta. “Tenemos gente que ya se inscribió; hay que cumplir con ellos a lo largo de 2017. Y tendremos que trabajar muy rápido para tener algo listo para 2018”.

Bertolini asegura que, al margen del plan de reemplazo que se vaya a materializar, el gobierno no puede simplemente dejar de asegurar a los más o menos veinte millones de personas que están cubiertas en la ley de atención médica accesible. 

No las pueden poner en la calle sin ningún tipo de seguro”, afirmó. Su expectativa es que se va a expandir Medicare Advantage.

Esta marcha atrás del compromiso de revocar esa ley de hecho ya empezó: en los últimos días Trump ha declarado que su intención es hacer que las aseguradoras médicas no rechacen a las personas con padecimientos anteriores y que los jóvenes de menos de 26 años sigan teniendo cobertura dentro del plan de sus padres.

Acerca de esta última cláusula, Trump dijo que él “trataría mucho de conservarla”. En una entrevista con Lesley Stahl de “60 Minutes” que se trasmitió el domingo en la noche, el presidente electo señaló que esa medida “aumenta los costos, pero es algo que vamos a tratar de conservar”.

Por supuesto, la gran pregunta es cómo Trump va a crear una nueva clase de trabajadores de manufactura en Estados Unidos. 

Él ha dado a entender que va a renegociar los acuerdos comerciales, a incrementar los aranceles sobre las mercancías y a deportar a los inmigrantes ilegales, tanto por razones de seguridad, afirma, como porque les quitan empleos a los estadounidenses. Pero nadie puede saber cómo van a resultar esas ambiciones.

Una cuestión que Trump al parecer ha evitado es el hecho de que las nuevas tecnologías están acabando con los puestos de trabajo en el país.

“Los empleos que son rutinarios van a ser reemplazados por la tecnología”, observó en la conferencia Eric Schmidt, presidente de Alphabet, la compañía matriz de Google.

Esa es una verdad que parece estar reñida con las ambiciones de Trump.

Aun así, Schmidt tiene una perspectiva optimista de que la tecnología ya está aportando beneficios poco apreciados.

Los empleos en manufactura son infinitamente más seguros ahora, pues el trabajo peligroso ahora está a cargo de robots”, afirmó. “Y eso lo damos por hecho”.

A pesar de toda la angustia que hubo entre los empresarios sorprendidos por el resultado de las elecciones, en la conferencia hubo cierta sensación de optimismo _ o al menos de esperanza _ que permeó sus palabras.

“Todos conocemos bien a Trump en campaña; ahora tenemos que conocer al Trump que necesita hacer las cosas”, declaró Blankfein.

“Él empezará a pensar no en cómo ser elegido sino en cuál va a ser su legado”, continuó. “Yo supongo que quien llega a ese cargo empieza a pensar en su lugar en la historia y entonces las cosas cambian.”

Blankfein agregó: “Yo voy a esperar a ver cómo van las cosas antes de ponerme acongojado”.
 

kgb 

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