Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

27 Dic, 2016

Por favor, empiece a prepararse para lo que viene

¿Qué tal le fue estos últimos días? ¿Regaló, le regalaron? ¿Gastó lo que no tiene, y quizás no tendrá en meses? ¿Le valió la posibilidad de quedarse sin empleo? ¿O es de los que cada año, acude al viejo lugar común de Dios proveerá?

Cualquiera que haya sido su conducta y pensamiento durante estos días de fiestas interminables e ingesta de bebidas hasta el hartazgo, quiero pedirle se haga un favor, en caso de no haberlo hecho ya, ¡prepárese para lo que viene! No pretendo en modo alguno, con esto último, afirmar que México se acabará; por favor, no me malinterprete. Lo que quiero señalar, es que el año próximo va a ser uno difícil.

¿Qué quiero decir? ¿Cuál sería el alcance del adjetivo utilizado: difícil? Sólo esto: Los problemas que enfrentamos a lo largo del año que termina, se van a agudizar; se harán más complejos y los efectos negativos que empezamos a sentir estos últimos meses, serán de mayor intensidad y los perjudicados, es muy posible, serían los que menos defensas tienen para enfrentar lo que se ve venir.

Si fuere usted de los que no tiene la plena seguridad de permanecer en el empleo actual los siguientes seis o nueve meses, mucho le convendría hacer preparativos para reducir los efectos negativos inevitables, de perder su empleo actual. Por el contrario, si su posición y experiencia le asegurare el empleo actual, le convendría tomar en cuenta lo que enfrentaremos durante, al menos, todo este año.

Ya los pronósticos acerca del crecimiento de la economía para el año próximo, los conocemos. Sin aceptarlos como algo inamovible, con la aclaración de que lo que leemos son simples estimaciones o resultado de complejos modelos econométricos, hay un denominador común: El año 2017 será, como ya dije arriba y aquí repito, muy difícil en el ámbito económico.

¿Inflación más alta, menos recursos para el erario, precios de algunos bienes y servicios públicos más elevados, recortes del gasto público, mayor desconfianza de los inversionistas, más muestras de incapacidad y falta de decisión de quienes nos gobiernan, y más corrupción de los políticos? Sí, todo eso, entre muchas otras cosas negativas.

¿Acaso no podríamos estar equivocados quienes así vemos el año 2017? ¡Por supuesto! Pero no lo olvidemos, podría darse el caso de que nos hubiéramos quedado cortos y la gravedad anunciada, en la realidad, estuviere por encima de lo proyectado.

¿Qué convendría entonces? Prepararse para el peor escenario y, si las cosas no resultaren así de mal, estaríamos del otro lado. Esto, simplemente, porque nos habríamos preparado como dije, para el peor escenario.

Sin embargo, ¿cuántos se preparan para ese escenario? ¿Cuántos adoptan la frugalidad y el ahorro para enfrentar lo peor? ¿Cuántos posponen compras superfluas, pues prefieren reducir su deuda? ¿Cuántos cancelan gastos no ineludibles, y esperan una mejor ocasión para hacerlos?

Por desgracia, muy pocos se comportan así. ¿Por qué? Porque, dicen convencidos, Dios proveerá. ¿Podrá hacerlo esta vez? Sin dudar de su poder infinito, pienso que podría no proveer. De ser así, no culpe de las consecuencias de las decisiones que tome, a los incapaces que dicen gobiernan.

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