José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

30 Dic, 2016

Mentiras proteccionistas

El gran economista John Cochrane publicó un texto titulado Cinco argumentos lógicos contra la falacia proteccionista  en el que recalca que a pesar de la enorme evidencia de los beneficios del libre flujo de personas y mercancías, prevalece un discurso neciamente proteccionista, mercantilista y xenofóbico.

Ante tales manías, invocar una investigación tras otra que aporte evidencia innegable será tan útil como citar miles de artículos científicos que prueban la validez de la teoría evolutiva de Darwin en una reunión de fanáticos creacionistas. Afirmar que aislarse crea empleos es falso, pero conviene hacer una disección de sus falacias.

1. Hay que seguir la ruta del dinero. Cuando una empresa en México le vende a alguien en EU, el pago se realiza en dólares que se usan para comprar bienes, servicios y activos financieros de otros países que tarde o temprano regresan a EU, lo que genera empleos en ese país y contribuye a financiar su inversión y sus  déficits.

2. Desigualdad en lo que se observa. El problema es de asimetría, pues las chambas que se extinguen para irse a otro país son visibles y hacen una emotiva narrativa noticiosa de quien pierde el empleo y la vivienda que ya no puede pagar, lo que produce desgarradoras imágenes en los noticieros.

Por el contrario, los empleos que se crean por productos o servicios que se venden fuera de EU nadie los anuncia como tales, sino que se le imputan al genio empresarial que inventó un gran producto o que se le ocurrió ofrecer un nuevo servicio y ahora ambos se venden por el mundo entero generando utilidades y fuentes de trabajo.

Nadie presume tampoco la notable mejoría en el nivel de vida de los habitantes de EU, particularmente los de escasos recursos, debido al acceso a productos de alta calidad y bajo precio provenientes del resto del mundo, pues los estantes de tiendas como Walmart y Costco se quedarían vacíos de cerrarse al comercio exterior.

3. Los argumentos contra el comercio y la migración también se pueden usar en el ámbito doméstico. Si resultara lógico proteger un trabajo o una empresa en Detroit de un competidor en Guanajuato o de un inmigrante guatemalteco, ¿por qué no hacerlo también frente a un competidor en Georgia o un migrante de Ohio?

El crecimiento económico implica dolorosos ajustes, la “destrucción creativa” de Joseph Schumpeter. La innovación constante es característica distintiva de la economía de mercado a diferencia de la esclerosis que define a la economía centralmente planificada, pero genera víctimas en las industrias obsoletas.

La cantidad de empleos perdidos por el avance tecnológico es mucho mayor que el debido a las importaciones, pero siempre resulta más fácil culpar a los foráneos que a los innovadores.

4. El número de empleos es finito. Ello supone que cada inmigrante que llega a EU le roba su empleo a un nativo, lo que es falso, pues hay muchos trabajos que los nativos no quieren tomar, con el sector agrícola como el mejor ejemplo.

Cuando hay nuevos participantes en la fuerza de trabajo, se dinamiza la economía, como fue evidente cuando la participación femenina en el mercado laboral pasó del 30% al 60% en los últimos 50 años del siglo XX, lo que no llevó a que el desempleo masculino subiera al 30 por ciento.

5. La gran licuadora del mercado laboral en EU hizo que sólo en enero de este año se perdieran 4.9 millones de empleos, ¿gran tragedia? Para nada, en ese mismo mes se crearon cinco millones de nuevos empleos, una ganancia neta de 100 mil, que representa cómo funciona la gran licuadora que es el mercado de trabajo.

Las falacias proteccionistas tienen fines políticos y defienden intereses especiales, no a los trabajadores y menos a los pobres.

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