David Páramo

Análisis superior

David Páramo

16 Ene, 2017

No al encuentro

Si bien es cierto que para mí nunca ha sido importante navegar por las corrientes de la opinión generalizada, que son políticamente correctas y cómodas, tampoco quiero ser el único soldado del ejército ruso que lleve bien el paso.

Estoy convencido, con base en una experiencia profesional que se remonta a 1988 y siempre dedicado al periodismo especializado en finanzas, de que México no sólo no está en crisis, sino que además su comportamiento ha sido bastante bueno, considerando un entorno francamente complicado en el que muchas de las certezas económicas son cuestionadas en todo el mundo.

Así las cosas, he dedicado largas horas para analizar qué determina una crisis económica.

1.- Producto Interno Bruto. Éste es el indicador más sencillo. Si tiene una caída con respecto al trimestre anterior y mucho más en términos anuales, es fácil determinar que se está en crisis.

La semana pasada, José Antonio Meade adelantó que el PIB habría crecido 2.2% durante el año pasado. De confirmarse este dato por el Inegi, resultaría ligeramente menor, en tres décimas, al registrado el año previo.

Contrasta con la caída del 1% de América Latina, el estrepitoso desastre de Venezuela con un desplome de más del 15%; la caída del 3% en Brasil o de 1.5% en Argentina, que aún no logra superar los efectos negativos del populismo de izquierda.

Si analizamos los comportamientos del PIB durante los sexenios anteriores, resulta que durante el sexenio de
Ernesto Zedillo el promedio anual fue del 3.3% y durante las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, el promedio fue de dos por ciento.

TRABAJO

2.- Empleo. Si el crecimiento de la economía no generara empleos, el país estaría en crisis. El IMSS informó el viernes que se habían creado 732 mil 591 nuevas plazas afiliadas a ellos, lo que representa un crecimiento anual del 4.1%. No sólo se trata del mayor crecimiento desde 1997 (que había el rebote de una crisis), sino que aumenta el empleo formal al doble del crecimiento de la economía.

Mikel Arriola informó que la recaudación creció ocho mil 400 millones de pesos, de los cuales, cuatro mil millones se explican por un mejoramiento en la recaudación mediante la vinculación con la base de datos del SAT, que corrige gran parte de la estafa de algunos patrones de registrar a trabajadores sólo con el salario mínimo, aun cuando realmente los pagos sean superiores.

PRECIOS

3.- Inflación. Si usted escucha voces poco informadas, seguramente pensará que México está viviendo una crisis inflacionaria sin precedente. Algunas veces hay que poner atención para darse cuenta de que están hablando del crecimiento sostenido y generalizado de los precios en México y no en Venezuela, donde la inflación es superior al 720 por ciento.

La inflación al cierre del año pasado es del 3.36%, uno de los menores registros de los que se tenga historia (la inflación comenzó a medirse en 1970), a pesar de la fuerte depreciación del tipo de cambio y la volatilidad del precio del petróleo.

Quienes hablan en términos de escalada de precios toman datos aislados o un pequeño grupo de bienes (les encanta ir a las centrales de abastos) para asegurar que todo ha subido, cuando la realidad es que la inflación se mide con una gran cantidad de productos ponderados por los hábitos de consumo de la población.

CONSUMO

4.- Consumo. Los datos de consumo elaborados por Inegi, ANTAD y de Walmart muestran que las ventas crecen de una manera sostenida. La industria automotriz sigue estableciendo marcas de producción y ventas en el mercado doméstico.

La Asociación Mexicana de Bancos informó que todos los circuitos de crédito siguen creciendo a tasas de dos dígitos con una disminución sostenida de la cartera vencida.

El crecimiento del PIB que ha permitido la generación de más empleos dentro de la economía formal, quienes además pueden gastar más por la baja inflación debido a las buenas determinaciones de política monetaria de Banco de México, gobernado por Agustín Carstens, permiten que la economía mexicana no esté en crisis.

Seguramente no faltará quien diga, sin mayores datos, que las señales de crisis están en la deuda a más del 50% del PIB (para que fuera problema debe superar el 95% de ese indicador), que más de la mitad de los mexicanos estén en niveles de pobreza o que las tasas de informalidad siguen siendo muy altas. Otros seguirán sin comprender cómo es posible que la depreciación del peso frente al dólar no sea una crisis. Lo único que deben saber es que la política monetaria no es la misma que la de hace más de 20 años.

No faltará aquel que crea que la economía mexicana sigue petrolizada o que nuestro destino depende exclusivamente del humor de Donald Trump y los que creen que es odio a los mexicanos. Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones habla de crisis, sino de la necesidad, imperiosa, de trabajar más y quejarse menos.

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