Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

16 Ene, 2017

No estallará la inflación

Los teóricos antigasolinazo ahora auguran que habrá un estallido inflacionario debido al aumento en el precio de los combustibles.

En la imaginación popular, el que haya subido el precio de la gasolina, significa que subirán las tortillas, los refrescos, el transporte público, todo. Y habrá tal estallido de precios, que de hecho habremos regresado a la espiral inflación-devaluación.

El problema es que ese pronóstico no se cumplirá. Habrá, sin duda, alguna presión de precios; se producirá, sin duda, una elevación de la tasa inflacionaria. Pero no será un estallido ni se prolongará más allá del presente año.

El temor que existe es que el gasolinazo nos regrese al pasado aquel donde subían los precios, aumentaban lo salarios, se devaluaba el peso, volvían a subir los precios y así hasta el infinito. Eso sucedió, efectivamente, entre 1975 y 1998. En aquellos momentos esos fenómenos se producían porque el Banxico era la caja chica del gobierno e imprimía dinero para satisfacer los pedidos de recursos que le hacían desde Los Pinos y porque el déficit público, es decir, la diferencia entre ingresos y gastos, era equivalente al 15% del PIB. La inflación, el aumento continuo y generalizado de precios es un fenómeno monetario, que se produce porque aumenta más la cantidad de dinero circulando en la economía que los bienes.

La inflación empezó a bajar cuando se le dio la independencia al Banco de México y cuando las finanzas públicas empezaron a equilibrarse.

Desde entonces, el alza de los precios ha sido moderada. Tanto que en este sexenio se logró el nivel inflacionario más bajo en la historia moderna del país.

En el gobierno calderonista hubo aumentos en el precio de la gasolina y la inflación no se desbordó ni se salió de control y en este sexenio la depreciación del peso contra el dólar produjo temores de que el nivel general de precios se saliera de control y eso no ha ocurrido. Y no pasa, porque cuando en una economía, como sucede hoy con la mexicana, hay una política monetaria estricta que no aumenta a tontas y a locas el dinero circulando y hay un razonable equilibrio en las finanzas públicas, la inflación no enloquece por más presiones que haya.

Sin duda veremos aumentos de precios como ya ha ocurrido, por ejemplo, con la canasta básica que ha subido en promedio más que el resto de los precios.

Es posible que en algún momento la inflación toque el 5%; pero ese nivel no se sostendrá y poco a poco el Indice Nacional de Precios al Consumidor se moderará y es posible que este año terminemos entre 4 y 4.5 por ciento.

El gasolinazo no será combustible para la inflación y por más desagradable que sea, sin duda es un mejor camino que el seguir avanzando por un subsidio a los combustibles.

La Reforma Energética nos está llevando hacia un manejo más lógico de precios y abasto de combustibles, como el que vemos en la mayoría de los países donde los precios se determinan por la forma como evoluciona el precio del crudo y donde hay diferencias de precios entre las gasolinerías porque es un mercado libre y competitivo.

Eso se dará en México, aunque hay que aceptar que el costo de llegar allá ha sido alto; que la molestia es mucha y generalizado y que la sociedad la cobrará en las urnas.

Hasta el próximo lunes y mientras, sígame en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado.

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