David Páramo

Análisis superior

David Páramo

20 Ene, 2017

Trump, el hombre correcto

Desde mediados del año pasado ha venido creciendo un temor exacerbado a la presidencia de Donald Trump, que ha llegado a extremos francamente ridículos, como asegurar que estamos como en los días previos a la invasión de Estados Unidos de 1847.

Hay quienes están convencidos de que deberíamos prepararnos para una guerra (si ya decir comercial sería excesivo) y se habla en términos de ataques, ofensas y reprochan que, en lugar de tener un secretario de Relaciones Exteriores que, como pocos, garantiza puentes con el nuevo gobierno de Estados Unidos, no tengamos a alguien de línea dura.

Incluso el expresidente Vicente Fox, quien, sin morderse la lengua, define a Trump como un tipo inculto que no conoce de geopolítica. Comentócratas y políticos que exigen al nuevo Presidente de Estados Unidos disculpas.

No faltan los que creen que el programa de empleos de Trump es para robar empleos a México, porque odia a los mexicanos, por lo que chantajea a empresas de su país, como si las firmas internacionales fueran niños de pecho. En la prensa hay supuestos análisis del porqué este hombre odia a los mexicanos.

También hay algunos colegas que se la pasan documentando lo que califican como locura megalómana del nuevo Presidente de Estados Unidos y, a partir de ahí, construyen cualquier cantidad de escenarios catastróficos para México.

Bueno, hasta hay quienes aseguran que la extradición de El Chapo Guzmán es una suerte de ramita de olivo u ofrenda al nuevo gobierno de Estados Unidos.

RESPIREN

Es momento de que, si usted se identifica con esas posiciones, respire profundamente y se dé cuenta de todo lo equivocado que está.

Primero. Trump no buscó y ganó la elección de su país para joder a México, sino para buscar el bienestar de sus compatriotas. Esos ciudadanos (a los que muchos tratan de incultos, rurales o rednecks, justo antes de ofenderse por que Trump dijo que deportará a todos los inmigrantes ilegales que estén vinculados a crímenes o pandillas) que perciben que el TLCAN ha traído más beneficios para México que para Estados Unidos o que la migración ilegal les acarrea más problemas que beneficios.

Su programa económico plantea un gran crecimiento para su economía, especialmente en los primeros años, como lo avalan organismos financieros internacionales: el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE. Va en línea con la intención de convertirse en el más grande generador de empleo que Dios haya creado, es decir, cumplir con mejorar el bienestar de su pueblo.

Segundo. Las empresas determinan dónde se instalan en un contexto global, considerando una gran cantidad de factores que van más allá de la presión que pueda ejercer un mandatario. ¿Cree que los fracasados gobiernos de Maduro o Castro no buscan atraer inversión?

Evidentemente, buscan establecerse en los lugares que les ofrezcan más y mejores ventajas, no sólo en cuanto a producción sino en ventas. Ninguna firma está peleada con el capital de sus accionistas.

Tercero. La renegociación del Tratado de Libre Comercio, que comenzará a partir de hoy de manera formal, no es ni el final del acuerdo ni una tragedia para el país. No debe olvidarse que México ya había promovido su revisión bajo el paraguas del TPP, al que el gobierno de EU no estaba dispuesto. La propia Hillary Clinton se mostró en contra del acuerdo transpacífico.

El TLCAN es un documento con más de 20 años que no considera una gran cantidad de temas y en el que, a no dudar, México ha obtenido los mayores beneficios y que debe ser ajustado a la nueva realidad del mundo.

Por cierto, quienes ahora no quieren que se le mueva un ápice al acuerdo comercial son los que, a principios de la última década del siglo pasado, decían que el acuerdo comercial sería para vender a México.

En una negociación siempre se debe buscar la posición en la que las partes se sientan cómodas y cada equipo de negociación debe utilizar la estrategia que les resulte más conveniente a sus intereses.

DONALD TRUMP

De ninguna manera Trump puede ser calificado como un hombre inculto, torpe, loco, megalómano o la gran cantidad de epítetos que le han venido colgando grupos tan inseguros como bravucones.

Se trata de un hombre inteligente y competente, quien tiene una gran capacidad para generar resultados positivos en favor de su pueblo. De hecho, los mexicanos deberíamos aspirar a un gobernante que tenga como principal objetivo hacer grande a México.

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