Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

27 Ene, 2017

Sabiduría japonesa para emprendedores

I think I am turning Japanese, cantaban The Vapors hace más de 20 años. Y, efectivamente, creo que yo me estoy volviendo japonesa. En lo que parece fue otra vida realicé un viaje de trabajo a Japón con el fin de aprender sobre la cultura zen y su impacto en diversos aspectos de la vida occidental. Durante tres semanas platiqué con monjes, empresarios y estudiosos de todo lo que a “zen japonés” se refiere y, posteriormente, poderlo aplicar en mis propios estudios y trabajo.

En estos momentos de emprendimiento todo lo que aprendí en Japón me ha servido de mucho. No pretendo ser ni por mucho una experta en la cultura japonesa, pero ciertos aspectos me sirven de mucho para entender el cauce de las cosas y el poder para tomar las riendas de un negocio que inicia.

Hay cuatro conceptos que, una y otra vez, han aparecido para solucionar los problemas que se presentan sin cesar en cualquier empresa.

1.- “Si te gusta, las cosas son como son, si no te gusta, las cosas son como son”.  Puede parecer cliché, pero lo que es un hecho es que el control que tenemos sobre las cosas es limitado. Cuando uno empieza o administra una empresa hay tantos factores que afectan los resultados y el desempeño que es imposible controlarlos. Los problemas que tenemos no son dados por la falta de control (eso es ineludible), sino por la falta de aceptación a esa ausencia de control.

Sólo en el momento que entendemos que hay cosas sobre las que no tenemos poder de cambio podemos entonces tener una perspectiva más clara y correcta de los problemas y de las áreas de oportunidad sin filtros o sesgos. El “es que las cosas DEBIERAN (sic) ser diferente” no soluciona nada. Las cosas son como son y es nuestra actitud ante esta inevitabilidad la que marca el éxito o el fracaso de nuestro emprendimiento.

2.- “Wabi Sabi”.  Éste es un concepto japonés que denota la perfección imperfecta. El pensamiento de que nada dura, nada está completado y nada es perfecto. Aun cuando esto se suele aplicar, principalmente, a la estética, es un concepto que tiene muchas lecciones para el mundo de los negocios. El Wabi Sabi habla de los procesos naturales que llevan todas nuestras acciones y proyectos. Todo está en perpetuo cambio, por lo que ninguna decisión o acción puede ser estática, inflexible o puede pretender atender problemas estáticos. Además de entender que ningún proceso o resultado puede ser 100% perfecto, sino simplemente perfeccionable. Uno de los problemas de la cultura occidental es que buscamos respuestas fijas, que resuelvan todo a la brevedad y sin rango de equivocación. Esto es imposible.

3.- “Empieza a andar y se abrirá el camino”. Los cambios y mejoras se dan ante la acción, no ante el pensamiento. Sí, es importante planear, pero más importante es el movimiento para crear los cambios. Muchas veces nos perdemos en el constante análisis y nos paralizamos sin saber qué hacer (retomando el concepto de Wabi Sabi: dejamos de  hacer porque no podemos idear la solución perfecta… ésa que no existe). El pensamiento y la teoría no llevan a ninguna parte. Son la acción y la práctica las que mueven montañas. Preferible equivocarse en la actuación que quedarse estático.

4.- “Antes de la iluminación: cortar madera, arrear agua. Después de la iluminación: cortar madera, cargar agua”. Muchas veces conforme vamos avanzando o teniendo éxito en un proyecto se nos olvida atender las bases. Esto tiene dos vertientes que no debemos olvidar. La primera es jamás perder la humildad ante el éxito; la segunda es tampoco perder la atención a los pequeños detalles una vez que un proyecto empiece a despegar.

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