Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

27 Ene, 2017

El desastre de Trump amerita un “Trumpoid”

Y le queda como anillo al dedo. ¿O que no? Lo sucedido con el enredo de Twitter, el vocero de la Casa Blanca y el mismo Trump hoy está de “trompetilla” (Trumpoid), como todo lo que ha ocurrido desde el viernes a la fecha.

Una reflexión realizada por el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, justamente citaba el desastre de ayer como muestra de la inoperancia y disfuncionalidad de la “Trumpoid Trade Policy”, como la ha catalogado.

Y es que primero el Presidente lanzó un tuit en el que señaló que si el presidente Peña no pagaría por el muro, no tenía sentido continuar con la reunión. Acto seguido declaró ante miembros de su partido en Pensilvania que habló con el presidente Peña para cancelar la reunión (no ocurrió), y remató con un: “Si no quieren pagar por el muro sería mejor cancelar la reunión”. Después, la Casa Blanca lanzó un mensaje de que se estaba negociando una reprogramación del encuentro y, en ese momento, el vocero Spicer salió a decir que el Presidente estaba considerando imponer un impuesto de 20% a las importaciones mexicanas para fondear el muro”, y una hora más tarde, el mismo Sean Spicer dijo que había sido un mal entendido de los medios, ¡que sólo fue una idea!

¡Tiene razón Krugman! La realidad es que la relación comercial es muy diferente y si el presidente Trump decidiera hacer uso de su facultad ejecutiva para renunciar el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCAN), tendría que notificarlo oficialmente –no por Twitter– y, una vez conocidas las partes, tendrían seis meses más para que terminara la vigencia del actual tratado.

Pero éste está construido sobre el tratado de la Organización Mundial de Comercio (OMC), supone que al quedar sin efecto el NAFTA el régimen que prevalece en el organismo, en el que su país, Estados Unidos, tiene topes arancelarios promedio inferiores a los de México.

Esto quiere decir que no puede ir más allá de los aranceles que fijó para cada producto y ese promedio es de 6.4% para el arancel agrícola y de 1.9% para el resto de las mercancías que se exportan a Estados Unidos.

El “imaginario” de un impuesto de 20% no se lo sacó de la manga Spencer, como tampoco el desdecirse. Recuerde que @RealDonaldTrump dijo que sería de 35% y sólo a México). De ahí que la reacción general ha sido de burla al fiasco.

Los aranceles (impuestos al comercio exterior) que se fijan en la OMC son topes en general y se aplica el criterio de Nación Más Favorecida (y los países tienen aranceles desde cero hasta el “bound rate” o “arancel consolidado”, registrado por producto y por país y, en el caso de la relación comercial México-EU es un número que supera las 11 mil fracciones arancelarias.

El más alto es el impuesto a pick-ups de la marca Jeep que es de 25%. En el caso de México, el arancel promedio es de 38.4% para productos agrícolas y de 7.7% para mercancía general (hay que irse producto por producto).

Tendría que salirse de la OMC para aplicar tarifas de 35% a importación de autos.

Para EU, el agrícola es 6.4 y el no agrícola de 1.9%. Los que México aplicaría es 38.4% y 7.7%. El único que se sale de números de EU, que es alto, es de 25% para Jeep (pick-ups).

Estados Unidos tiene poco margen para conceder, México tiene mucho margen para negociar con las empresas, cuyo principal problema con la “Trumpoid”, es el efecto que provoca su estrategia de blofeo en el tipo de cambio, ya que las pérdidas que han acumulado son impresionantes, tanto que desdibujan las ganancias que se mandan como remesas a Estados Unidos, porque recuerde que el capital de la inversión foránea no tiene doble gravamen.

Escalar un conflicto comercial sería desastroso para todos, para México sería recesivo, para Canadá también, pero para Estados Unidos sería igual de catastrófico.

Le comenté ayer que la negociación con Jared Kushner, Steve Bannon y el asesor de seguridad, Michael Flynn, tardó más de diez horas, y hubo interrupciones por los efectos y presión que estuvo causando el blofero del tuit. Una de las pláticas es tiene que ver con convencer a Trump de negociar con México y no arrinconar la negociación.

Si hay avances. Pero de entrada, las ciudades santuario preparan, encabezadas por Nueva York, una reacción legal contra el decreto firmado el lunes por Trump, porque legalmente no puede quitar los fondos federales ya que son los que se destinan a la policía que detiene a los migrantes y, tampoco pueden detener la política de captura y suelta que tiene la patrulla fronteriza porque el problema no es que los devuelvan, es que no tienen presupuesto ni siquiera para llevarlos a centros de detención. Están más saturados que cárceles mexicanas.

Como ve, la realidad es una cosa, y lo que hace Trump es actuar como si su poder fuera efectivamente capaz de despedir al mundo entero si no hace lo que el determina en su #MAGA.

Lo único que ocupa y preocupa en México es cuándo dará a conocer el presidente Peña la estrategia para fortalecer la producción de energéticos en México, pues a los precios actuales, puede ser rentable transformar aquí sin importarlo, ¿no cree?

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