Coca-Cola sin azúcar, la apuesta mexicana

La compañía Coca-Cola tiene el refresco más vendido en México y ha tenido que enfrentar la crítica y las medidas en contra de los refrescos por representar uno de los factores provocadores de obesidad y diabetes, hoy en día enfermedades alarmantes en nuestro país.

La empresa, a raíz de este ambiente, lanza una bebida hecha a la medida para el consumidor mexicano. El nuevo refresco se llama Coca-Cola sin azúcar y, precisamente, no tiene azúcar (es decir, tiene cero calorías), pero a diferencia de otras bebidas su sabor es prácticamente igual al original.

Es la gran apuesta que presenta esta compañía para enfrentar los nuevos requerimientos de salud pública y del propio mercado de nuestro país, donde el segmento sin azúcar puede crecer, pues apenas representa el 7.9% del consumo de los refrescos.

EL REFRESCO ICONO CAMBIA

La política de Coca-Cola en México es interesante. Se trata de poner en el anaquel toda clase de productos, donde el 40% de su portafolio ya es bajo en calorías. La estrategia se basa en tres pies: tener opciones de bebida, porciones (pequeñas o grandes) y soluciones, como la nueva Coca-Cola sin azúcar.

El tema no es menor. Los mexicanos junto con los estadunidenses llevamos más de 15 años siendo los principales consumidores mundiales de productos de la compañía (desde refrescos hasta aguas como Ciel, leches como Santa Clara, juegos como Del Valle, bebidas energizantes, como Powerade, o tés como Fuze Tea). Nuestro país es clave para la marca. Por ejemplo, México representa el 43% del consumo en América Latina frente al 23% de Brasil.

El nuevo lanzamiento tiene que ver con el refresco icono de la compañía. Incluso el mismo presidente Enrique Peña Nieto, en un acto que para unos fue de promoción y para otros de plena sinceridad, al inaugurar el año pasado un Centro de Innovación de la empresa se dijo consumidor diario de Coca-Cola Light.

ADIÓS ZERO Y LIFE

El refresco Coca-Cola se queda con tres presentaciones: Original, Sin azúcar y Light. Sólo quedarán esas ramas del refresco.

Las Coca-Colas Zero y Life desaparecen. La primera fue una variante más de dieta que sin azúcar. La segunda fue para aprovechar el potencial de la estevia como sustituto de endulzante, pero tampoco tuvo el eco esperado.

Ahora viene Coca-Cola sin azúcar con un plus: el sabor es muy parecido al de la original. La distribución de Coca-Cola sin azúcar va a ser masiva. La apuesta es hacer crecer el mercado de bebidas sin azúcar. Estará en los anaqueles de todo el país con igual disposición que la original, iguales presentaciones. Y su imagen es prácticamente idéntica, con la marca icónica de la compañía en letras blancas, el fondo rojo, pero a diferencia de la original tendrá un cintillo negro en la parte superior para diferenciarlas.

DEL PRECIO CONTROLADO AL RETO CALÓRICO

Coca-Cola invierte en México 15 mil millones de pesos anuales. Llega a representar (según sus propios cálculos), el 1.4% del PIB del país. Es un sistema de la compañía con ocho grupos de embotelladores, en el cual destacan FEMSA y Arca.

México es un mercado clave para la firma. Alguna vez entrevisté a Roberto Goizueta, presidente icónico de la empresa a nivel mundial, y decía que en México el refresco tomó mucha fuerza porque tenía un precio controlado y llegaba hasta el pueblo más lejano en momentos en los que el agua no era totalmente potable. El mantel estaba puesto para estimular el consumo de los refrescos. Además, eran una fuente inmediata de energía.

RETO: PONER EN ANAQUELES SIN CALORÍAS

El problema vino cuando esto se convirtió en una bola de nieve y las bondades del refresco se convirtieron en un factor calórico que, junto a otras causas, podían conducir a la obesidad y diabetes, epidemias muy fuertes y costosas en México.

El acierto de Coca-Cola es adaptarse a las nuevas circunstancias. El 40% de sus productos son de bajas calorías. Y ahora apuestan fuerte por poner en sus anaqueles la nueva Coca-Cola sin azúcar, con un sabor muy parecido a la original, es una innovación de la compañía que responde a las críticas y necesidades mexicanas.