Futuro incierto u oportunidades para México en nuestra nueva relación con Estados Unidos

En estos complejos días, de constantes declaraciones de Donald Trump respecto a nuestro país, muchos nos preguntamos ¿cuál debe ser la estrategia de México ante las amenazas, más que “cantadas”, del inquilino de la Casa Blanca? Sobre todo, ahora que el mandatario ha declarado su prisa por iniciar la renegociación del TLCAN. ¿Pero con base en qué reglas?

Y aún fijadas éstas ¿qué nos garantiza que las respetará? Nos ha movido el tapete ya muchas veces, con el brete de que el tratado trilateral de Norteamérica “ha sido una catástrofe para EU.

Está visto que no le interesa al mandatario estadunidense negociar con México, porque desde su perspectiva, la enorme dependencia comercial (82%) de nuestro país con Estados Unidos no nos deja otro camino que no sea acatar lo que diga su gobierno.

Así se lo dijo a Trump su secretario de comercio Wilbur Ross y al mandatario le gustó la idea de utilizar a México para demostrar a sus votantes el eficaz y pronto cumplimiento de sus promesas de campaña.

La negativa de México a pagar el muro, no le ha caído en gracia al temperamental gobernante, que ha amenazado con gravar las remesas mexicanas a nuestro país, o cobrar un 20% de impuestos a las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, a pesar de que dicho aumento lo terminarían pagando los consumidores estadunidenses.

Trump, también, ha hecho referencia a asegurar las cuentas en Estados Unidos de los cárteles de la droga, y como ésa, ha señalado otras posibles acciones, mostrando que sus propósitos claros carecen de una estrategia seria que valore los pros y contras de su actitud hacia México. 

Otro aspecto a destacar en la estrategia de la Casa Blanca desde la llegada de Trump, son sus filtraciones a los medios.

En el caso de México, esto ocurrió con la reciente conversación telefónica entre el presidente Peña Nieto y Donald Trump, cuya versión “a modo” del interés del despacho oval, señala que Donald Trump externó al mandatario mexicano su disposición de enviar tropas estadunidenses a nuestro país, para combatir a los “bad hombres, ya que el gobierno de México no había hecho su mejor esfuerzo”.

Esta filtración que trascendió a nuestro país a través de una periodista mexicana, revela, sin lugar a dudas, la actitud del equipo de Trump de imponer sus decisiones al gobierno mexicano.

Todo apunta a que ésta y otras filtraciones que han empezado a ocurrir en la Casa Blanca son deliberadas y que “la mano que mece la cuna” es Steve Bannon, el principal estratega de Trump, un ultra conservador experto en guerra propagandística.

Si Donald Trump ha dado claras muestras de que no le interesa negociar sino imponer sus condiciones al gobierno mexicano, tal vez deberíamos tener claro que el interlocutor no es solamente Trump, sino los segmentos que sí le interesan al mandatario estadunidense: los legisladores que pueden aprobar o rechazar sus iniciativas, y los grupos empresariales y de agricultores que corren riesgos de sufrir gravísimas pérdidas en sus negocios por las medidas de Trump.

 Con esos grupos, seguramente, ya se está cabildeando mediante los despachos lobbistas de aquel país, para obtener los apoyos necesarios que frenen e impidan la embestida contra México y los mexicanos.

Entre otras opciones que, seguramente, se están considerando, está la de fortalecer nuestros tratados y acuerdos comerciales con más de 40 países y exportar al mundo con las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

La falange organizada de la Casa Blanca que vamos a enfrentar, no hace prever un diálogo claro ni respetuoso ni justo, como el que debe de tener nuestra relación bilateral. Paradójicamente, la enorme dificultad que nos presenta la actitud beligerante del gobierno vecino, constituye una oportunidad para seguir abriéndonos al mundo y continuar impulsando el mercado interno con medidas que apoyen el consumo y la planta productiva nacional.

*Economista

Twitter: @acanovelez