Los logros y fracasos de Obama en la creación de empleo en EU

Si con la Gran Recesión se destruyeron 8.7 millones de empleos en EU, durante el mandato del expresidente se logró generar 11.5 millones

Economía -
Si con la Gran Recesión se destruyeron 8.7 millones de empleos en EU, durante el mandato del expresidente se logró generar 11.5 millones. Foto: Reuters
Si con la Gran Recesión se destruyeron 8.7 millones de empleos en EU, durante el mandato del expresidente se logró generar 11.5 millones. Foto: Reuters

CIUDAD DE MÉXICO.- El viernes 3 de febrero se publicó el último reporte de empleo de la era Obama.

Para el expresidente fue un reporte agridulce, de luces y sombras.

Ahora bien, para los mercados, para los inversionistas, fue el mejor de los mundos posibles.

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Por un lado, la creación de empleo fue muy robusta. 

Se generaron 227,000 puestos de trabajo en enero, muy por encima de los 180,000 empleos que estimaba el consenso.

Esa cifra fue la más potente desde septiembre (249,000). Supone además una sustancial mejora respecto a diciembre (157,000 empleos) o respecto al promedio observado durante el cuarto trimestre del año pasado (148,000).

Por tanto, el dato de empleo, en cuanto a la nómina no agrícola se refiere, despidió a Barack Obama por todo lo alto. 

Bien merecido lo tenía: si con la Gran Recesión se destruyeron en torno a 8.7 millones de empleos en Estados Unidos, durante su doble mandato ha logrado generar 11.5 millones. 

De esos, 1,230 millones fueron en el primer mandato y 10,271 millones en el segundo.  

El peor año fue el primero de su reinado, cuando recibió una herencia espantosa: en sus primeros doce meses en la Casa Blanca, se destruyeron 4,252 millones de empleos.

Gracias a ese espectacular ritmode contrataciones, la tasa de desempleo también ha regresado a los niveles previos a la crisis. 

Antes de la Gran Recesión llegó a descender a 4.6%, y con la crisis se disparó hasta 10% a finales de 2009. 

Pues bien, en enero pasado fue de 4.8%, por encima de la de diciembre (4.7%), pero inferior al 5.0%, esa tasa de desempleo que se considera de equilibrio para Estados Unidos, esa que no llega a generar presiones inflacionarias.

Por consiguiente, ocho años después, Obama se puede ir con la cabeza alta: recuperó todos los puestos de trabajo perdidos durante la Gran Recesión, creó casi 3.0 millones adicionales y logró reconducir la tasa de desempleo hacia los niveles previos a la crisis.


Lo que opaca

Hasta ahí son las luces. Sin embargo, también hay algunas sombras que opacan esos números. 

Pese a los 11.5 millones de empleos creados durante su mandato, es cierto que no han sido ni los más idóneos ni los mejor pagados. 

En consecuencia, muchos estadounidenses, hartos de no encontrar un empleo acorde con sus esperanzas, han dejado de buscar y se han salido del mercado laboral, aunque estarían dispuestos a regresar si se les presentara una oportunidad; un buen número de trabajadores lo hacen a tiempo parcial pese a que les gustaría trabajar a tiempo completo; y, como corolario de lo anterior, al existir una amplia mano de obra que aún no se utiliza, el crecimiento de los salarios se mantiene deprimido.

Así, una buena parte de la caída en la tasa de desempleo se atribuye a todos esos trabajadores que no cuentan como desempleados porque dejaron de buscar trabajo y ya no forman parte de la fuerza laboral. 

De este modo, la tasa de participación en el mercado laboral se redujo de niveles 
cercanos al 66% antes de la crisis a un 62.9% en enero, habiendo tocado un mínimo desde los años setenta de 62.4% en septiembre de 2015.

Por otro lado, la tasa de subempleo, que incluye además de los desempleados a los ciudadanos desalentados (los que han dejado de buscar trabajo pero que tomarían uno en caso de que se les ofreciera la oportunidad) y a los trabajadores a tiempo parcial pero que quisieran trabajar a tiempo completo, se elevó de 9.2% en diciembre a 9.4%, y todavía se ubica por encima de los niveles previos a la crisis. 

A su vez, la proporción de los estadunidenses desempleados que han estado sin trabajar en las últimas 27 semanas o más, eso que se conoce como desempleo de larga duración, todavía es de 24.4%, también tasas más altas a las observadas antes de la Gran Recesión.

Salarios

Pero quizás la mayor sorpresa del dato de empleo fue el tímido aumento de los salarios. Inesperadamente, las remuneraciones por hora se incrementaron un 0.1% en enero respecto al mes previo. 

Pero además el aumento de diciembre se revisó a la baja, de un 0.4% que se publicó originalmente a otra tasa de 0.3%. Eso hizo que la tasa anual de las remuneraciones por hora se redujera de 2.8% en diciembre a 2.5%, la tasa de crecimiento más baja desde agosto: sí, las empresas contratan, pero los salarios crecen poco.

Ese dato es el que mejor refleja que el mercado laboral estadunidense no está tan apretado como parece, que todavía existe margen para seguir creándose empleo sin que aumenten mucho los costos laborales y se traduzca en una mayor inflación.

Eso no son buenas noticias para Obama. Da, en parte, la razón al discurso de Trump: pese a que hay crecimiento, pese a que hay empleo, el trabajador siente que está peor pagado que antes de la crisis y posee menos capacidad de compra. 

Cada vez una mayor proporción de la renta se la lleva el capital a costa del trabajo, lo que explicaría el enojo y descontento del estadunidense de a pie.

Sin embargo, esa mala noticia para Obama y el trabajador, es excelente noticia para el mercado. Y eso, en esencia, por tres motivos: uno, si los salarios crecen poco quiere decir que los márgenes de beneficios de los empresarios permanecen atractivos y, por tanto, prometen mayores ganancias; dos, si los márgenes de utilidades no están presionados por los costos laborales, no existe la necesidad de incrementar los precios finales al consumidor, lo que generaría inflación; y tres, si la inflación permanece contenida, a la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no le entrará la premura por elevar cuanto antes las tasas de interés en un esfuerzo por enfriar el crecimiento económico y contener las presiones de precios.

Rally bursátil

Así lo leyó el mercado: el rally bursátil se reactivó y las probabilidades de un aumento de tasas en la reunión de marzo se redujeron. 

De este modo, el Nasdaq acabó el viernes en un nuevo máximo histórico, el S&P 500 acarició su récord y el Dow reconquistó los 20,000 puntos y las probabilidades implícitas en los futuros de los fondos federales para una alza de tasas en la reunión de la Fed de marzo se redujo de 32% a 24 por ciento.

Por tanto, el mercado interpretó que aún existe espacio para que la economía acelere su ritmo de expansión y empleo, algo que Trump promete gracias a sus políticas expansivas de recorte de impuestos, mayor gasto en infraestructura y desregulación, sin que la inflación se vaya fuera de control y obligue a la Fed a reaccionar con subidas de tasas precipitadas.

Sin embargo, el 15 de marzo, fecha de la próxima reunión de la Fed, aún está lejana. Todavía falta por ver si la desaceleración en el crecimiento de los salarios de enero fue cosa de un mes o algo más duradero. Y sobre todo, cuál será el impacto de las políticas de Trump sobre el crecimiento, el empleo, los salarios y la inflación.

La presidenta de la Fed, Janet Yellen, comparecerá en el Congreso para su testimonio semestral los días 14 y 15 de febrero.

Ahí es donde se verá realmente si a Yellen le preocupa el cariz que está tomando la economía o si, en efecto, contempla los acontecimientos con calma y considera que aún hay tiempo para esperar un poco más antes de anunciar otro un apretón monetario. Entre tanto, los mercados festejan. 

Dinámica laboral

En la Gran Recesión se destruyeron en torno a 8.7 millones de empleos, de los cuales 4.3 millones se perdieron durante el primer año de Obama. Pero durante sus dos mandatos logró crear, en términos netos, 11.5 millones, por lo que Obama recuperó todos los empleos destruidos durante la crisis y generar casi 3 millones de empleos adicionales, y la tasa de desempleo regresó a niveles de precrisis… 

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… sin embargo, la caída de la tasa de desempleo se debió, en parte, al fuerte descenso en la fuerza laboral, explicada en buena medida por el desaliento de los desempleados. A su vez, un elevado número de trabajadores lo hacen a tiempo parcial queriendo hacerlo a tiempo completo. Si sumamos tanto a desalentados como a trabajadores a tiempo parcial, la tasa de desempleo está por encima de antes de la crisis…

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… por tanto, el mercado laboral está menos apretado de lo que insinúan algunos indicadores y existe más capacidad ociosa de la que parece. El mejor indicador en ese sentido es el débil aumento de los salarios: en enero, inesperadamente, se incrementaron un 2.5%, por debajo de la tasa de 2.8% de diciembre, e inferior a las tasas superiores al 3.0% que se observaba antes de la crisis… 

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… en consecuencia, no se perciben fuertes presiones inflacionarias por el lado de los costos laborales en Estados Unidos, pese al espectacular ritmo de creación de empleo. De ser así, la Fed no tendría por qué tener urgencia para subir las tasas de interés, al existir aún margen para que la economía crezca sin que se traduzca en mayor inflación. Tras el empleo, la probabilidad de un alza de tasas en marzo se redujo a 24%. 

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kgb 


 

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