Anclar el peso con fundamentos sanos: Carstens

El Banco de México, junto con la Secretaría de Hacienda, planea anclar el nivel del tipo de cambio bajo fundamentos sanos, nos dice un Agustín Carstens que defiende el alza en las tasas de interés, las intervenciones directas al mercado si no hay liquidez suficiente y para asestar un golpe a especuladores, y que quiere trabajar con Hacienda para apoyarse en finanzas sanas.

El tipo de cambio acaba de vivir una de sus mejores semanas, desde que Trump fue elegido presidente de Estados Unidos. El nivel del peso frente al dólar se ha acercado más a los 20 pesos por dólar, y se ha alejado de la cotización de 22.

REDUCIR INCERTIDUMBRE DE TRUMP

Para el gobernador del Banco de México, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca sí ha sido un factor de incertidumbre sobre nuestra moneda, le crea movimientos adversos por sus distintas declaraciones y acciones: renegociar el TLC, intentar construir un muro fronterizo, deportar masivamente mexicanos…

Para Carstens, la mejor manera de frenar la incertidumbre en la moneda provocada por la nueva política estadunidense es, precisamente, hacerlo al proteger el poder adquisitivo de la moneda, es decir, bajando la inflación.

NUEVAS TASAS, SEÑAL CONTUNDENTE

La semana pasada la Junta de Gobierno del Banco de México decidió elevar su tasa de interés de referencia de manera fuerte, pasando de 5.75 a 6.25 por ciento. Fueron 50 puntos base de aumento de un jalón. “Juzgamos necesario mandar una señal contundente”, nos dice Carstens.

Es cierto: el principal instrumento del Banco de México en política monetaria es la tasa de interés y, al aumentarla de tal manera, desde luego que se envía una señal de que el banco central quiere una menor inflación.

La inflación en enero fue anormalmente elevada. Fue la más elevada en los últimos diecisiete años, al ser de 1.70% tan sólo para ese mes. La inflación anual fue de 4.72%, muy lejos del objetivo del Banco de México de tenerla en 3% más-menos un punto porcentual.

De ahí la acción del banco central de elevar en un solo movimiento en 50 puntos porcentuales la tasa de interés.

INFLACIÓN, NO HAY IMPACTOS DE SEGUNDO ORDEN

Para Carstens todavía no hay impactos de segundo orden en la economía, es decir, sólo han aumentado de precio los energéticos (gasolina, gas y diesel), pero todavía no hay un contagio hacia los demás precios de la economía. Y, por si acaso, el banco central trata de congelar los precios con el alza en las tasas. El costo de elevar las tasas es el impacto en los créditos.

Los créditos se volverán más caros. Ya no sólo es el efecto en la tasa de interés de corto plazo, sino en todos los préstamos: de tarjetas de crédito, personales, empresariales, hipotecarios.

“VENIMOS DE TASAS HISTÓRICAMENTE BAJAS”

La lógica monetaria es elevar las tasas de interés, encarecer el financiamiento al sector productivo y familias, desinflar la actividad económica y, por lo tanto, enfriar los precios. Con menor actividad económica, menor presión de precios.

El problema es claro: las mayores tasas de interés pueden desacelerar la economía. Y de por sí estamos creciendo poco, con un financiamiento más caro se crecerá todavía menos. Sin embargo, Agustín Carstens nos brinda un argumento pertinente: venimos de tasas históricamente bajas y ahora, con el alza, no aumentarán tanto y las puede absorber la economía.

LICITACIÓN DE RADIO, VAYA PRECIOS

Seguiremos de cerca las licitaciones de radio. Para algunos están infladas. Para otros es el propio mercado. Para la gente del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el nuevo precio se debe al apetito del mercado, que no había tenido licitaciones en determinadas regiones del país.

Total, en promedio los nuevos empresarios han ofrecido hasta 28 veces el valor mínimo de referencia estimado por el IFT. Es impresionante. Y ¡ojo!, aquí no se trata de lavado de dinero porque son ofertas de personas que tienen RFC y ya pasaron el filtro del SAT.

Para algunos, el precio es inflado. Para otros, es el que asigna el mercado. Lo cierto: se están pagando esos precios en ciudades como La Paz, Baja California o ya ni se diga Puerto Morelos, en Quintana Roo, donde se ofreció hasta dos mil veces el precio de referencia.