Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

14 Feb, 2017

¿Por qué llamar subsidio a la demagógica reducción del IEPS?

Una cualidad que bien caracteriza a la casi totalidad de nuestros funcionarios —de los tres órdenes de gobierno— es su corrección política. Primero muertos que hablar con la verdad o, cuando ya no queda de otra, antes muertos que decirla, simple y claramente.

Viene esto a cuento, por el espectáculo —pleno de demagogia barata— que nos han brindado estas últimas semanas, tanto el secretario de Hacienda como su mentiroso subsecretario Messmacher y Los Tres Magníficos (Madrazo, Barros y Gamboa), cuya especialidad —la de estos tres— son las conferencias de prensa en las que hacen gala de un uso impecable del idioma que tanto les gusta: El cantinflés.

Sus maromas verbales al grado de ridículo (para no aceptar que lo que les hemos visto en materia de precios de los combustibles no es una liberación, sino una simple y llana manipulación del IEPS para aquellos tres: dos gasolinas y el diesel) dejan ver que estamos ante una política de simulación que pretende, al final del día, ocultar la carga que representa el costo financiero de la deuda desbocada del sector público federal y un gasto público también fuera de control. 

¿Cuánto tiempo más podrán salirse con la suya? ¿Cuánto más les será de utilidad la apatía de millones y el silencio cómplice de quienes la conocen, pero nos escamotean la verdad?

¿Cuánto más será aceptada la posición de sedicentes analistas que insisten en mantener la mentira de que a partir de este 1 de enero desaparecieron los subsidios a los precios de los combustibles si, como saben los que siguen de manera correcta y sistemática lo relacionado con las finanzas públicas, desde un año antes fueron eliminados?

¿Cuánto tiempo más permanecerán mintiéndonos? Lo harán, en tanto no se conozca masivamente la fórmula mediante la cual deberán calcularse los precios máximos de los combustibles a partir del 1 de enero de este año, a la fecha en que se haya logrado completar el proceso de liberación —en cada región—de los precios de los combustibles.

Una vez que se haya logrado la liberación, antes del fin de este año, los únicos dos factores que quedarían vigentes de la fórmula serían, como podemos deducir del análisis de los seis, el cinco (IEPS) y el seis (otros impuestos).

Los otros cuatro no tendrían ya razón de ser; el primero (Precio de Referencia), porque cada distribuidor de combustibles los adquiriría del exterior, de Pemex o de algún otro distribuidor, y ellos lo incluirían en el precio de venta al propietario de la estación de servicio. Lo mismo sucedería con el segundo (Ajuste por Calidad), porque el importe de este factor también iría en el precio que el distribuidor le cargaría al dueño de la estación de servicio.

El tercero (Logística) y el cuarto (Margen)también desaparecerían por la razón anterior, pues ambos conceptos irían incorporados al precio de venta del litro de combustible, no precio al público sino a la estación de servicio, quien a su vez cargaría a su cliente el margen que considerare adecuado.

A partir de la liberación en cada región, ¿qué hará la Secretaría de Hacienda? ¿Modificará el IEPS como hoy, o respetará lo que aprobó el Congreso? Es decir, ¿en el precio de venta de la gasolina Magna iría un IEPS fijo, de $4.30/litro para lo que restare de este año?

Como puede darse cuenta, este galimatías se debe, esencialmente, a la renuencia a decir la verdad: No hay subsidio en el precio de las gasolinas desde el 1 de enero del año 2016, y para este año está aprobado para la gasolina Magna un IEPS de $4.30 pesos/litro.

Lo demás, simple manipulación de un precio aunada a la demagogia barata, antes que reconocer la verdad de las finanzas públicas.

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