Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

22 Feb, 2017

Saludos desde el futuro

Escribo esta columna desde el futuro, no sólo porque la tecleo el miércoles 22 de febrero, el mismo día en que usted la estará leyendo, sino porque lo hago desde Tokio, la capital de Japón. En muchos sentidos, Japón nos asoma al futuro inmediato y avanza antes que nosotros en algunas de las paradojas que significan los avances en materia de salud y tecnologías de la información.

CONECTIVIDAD

Luego de 15 horas de vuelo directo entre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el aeropuerto de Narita, en un Dreamliner 787 de All Nippon Airlines, una de las primeras acciones que realicé fue comprar una tarjeta SIM en una máquina expendedora. La tarjeta me permite tener acceso a internet por los próximos siete días, la calidad y cobertura de los datos supera con creces la oferta que experimentamos en México. El mundo del futuro pasa por tener acceso de buena calidad a la información a través de internet y esto se fomenta por una intensa competencia. Al lado de la máquina expendedora de SIMs había otra igual, pero más cara, y enfrente cuatro tiendas de telefonía celular compitiendo. En este aspecto, México me genera optimismo porque el IFT ha ido avanzando en generar los incentivos para que haya mayor competencia en telecomunicaciones, habrá que estar muy atentos a la determinación próxima con respecto a América Móvil. El acceso a internet móvil de alta calidad es clave en la construcción de una economía vibrante y una sociedad robusta.

SOCIEDAD ENVEJECIDA

Otra de las tendencias en que Japón se adelanta en el futuro es en la problemática de tener una sociedad envejecida. El año pasado, el censo que se realiza en la nación asiática cada lustro desde 1920 mostró que entre 2010 y 2015, Japón decreció en población, por primera vez desde que se lleva la medición, con 947 mil personas menos. Además, el 27% de la población tiene más de 65 años, lo que supone un reto formidable, debido a que la economía tenderá a encogerse conforme siga envejeciendo. No obstante, una de las soluciones pasa por modificar los parámetros. De acuerdo con la Sociedad Geriátrica de Japón, desde una óptica médica, las personas de entre 65 y 74 años deberían ser consideradas preancianas y no ancianas, esto tendría consecuencias económicas importantes porque permitiría que la nación asiática tuviera 10 millones más de trabajadores. Sin embargo, en el largo plazo no será suficiente para aliviar la demanda de servicios de salud, así como la presión sobre los sistemas pensionarios. Hasta ahora no se ve una solución sencilla al problema que, aunque hoy parezca lejano a México, se convertirá en una realidad conforme los jóvenes del bono demográfico, tan desperdiciado en México, lleguen a la edad de retiro. Según datos del Inegi, el 57% de la población ocupada está en la informalidad, por lo que no tiene un sistema de retiro y el porcentaje que sí lo tiene se enfrenta a una tasa de restitución, bajo el esquema de las Afores, de 30%. Es decir, que con el dinero ahorrado en las Afores se retirarán con el 30% de su ingreso actual, lo que será insuficiente, de ahí la importancia de los esquemas de ahorro voluntario que impulsa Carlos Ramírez desde la Consar.

Además, a diferencia de Japón, México enfrenta un problema de enfermedades crónico-degenerativas, subproducto de la obesidad, por lo que el sistema de salud seguirá enfrentando una fuerte presión en su costos que se deteriorarán conforme envejezcan más los mexicanos.

JUNTOS EN EL FUTURO

Más allá de las grandes tendencias, en el futuro inmediato México y Japón podrían beneficiarse de profundizar su relación. El intercambio comercial entre ambas naciones se da dentro del Acuerdo de Asociación Económica, que ha permitido que, en algunos rubros, como la exportación de carne de cerdo, México haya encontrado nichos complementarios y en donde sigue habiendo oportunidades significativas, debido a que tan sólo la zona urbana de Tokio tiene un Producto Interno Bruto de dos billones de dólares y la economía japonesa en su conjunto cuatro billones 400 mil millones de dólares, casi cuatro veces el tamaño de la economía mexicana. De acuerdo a la JETRO, la agencia que promueve el comercio internacional de Japón, en 2015 la nación asiática exportó a México 10 mil 474 millones de dólares e importó de nuestro país cuatro mil 759 millones de dólares. En los últimos 10 años, las exportaciones de México a Japón crecieron 86% y las importaciones 51%. La tasa de crecimiento podría detonarse mucho más. Valdría la pena que México impulsara la negociación de un acuerdo bilateral con Japón y aproveche el camino recorrido en la negociación del Acuerdo Transpacífico.

En cuanto a Estados Unidos, el gobierno japonés tendrá interés en defender que el gobierno de Trump tome medidas comerciales en contra de México, debido a las inversiones que tiene en el país. De acuerdo a la embajada japonesa, hay más de mil empresas japonesas en México, lo que implica que su presencia se ha triplicado en los últimos diez años. Compañías como Nissan o Mazda y potencialmente Toyota encuentran en México un gran potencial en las manufacturas que no se va erosionar tan fácilmente. Hay todavía una enorme oportunidad para México en desarrollar y sofististicar la proveduría. Ahí juegan un papel significativo los gobiernos estatales.

En conclusión, desde el futuro que se asoma en Tokio hay razones para ser optimistas, pero también para abordar lo antes posible los retos que enfrentamos como país. Saludos desde el futuro, próximo y deseable.

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