Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

24 Feb, 2017

Contigo aprendí…

Durante 572 viernes mi columna ha aparecido en las páginas, primero impresas y luego, también, web de Excélsior. Durante 11 años, exactamente he escrito aquí absolutamente todos los viernes. Sin ninguna vacación. Después de todo, lo que uno hace con absoluto gusto no necesita pausa.

Primero, hablando sobre finanzas personales con mis columnas de Consumo Conspicuo y Doktor Dinero, y después de emprendimiento con Aprendiz de Brujo.

En enero del 2006 tomé una de las mejores decisiones de mi vida.  Mudar mis escritos a este diario. Aquí encontré tres cosas invaluables: un espacio libre y abierto para escribir, un público espectacular y cariñoso (en su mayoría) y, con el paso del tiempo, descubrí el tono de mi voz y de mi pluma.

Hoy, es momento de cerrar este capítulo de mi vida.

Indiscutiblemente lo mejor de esta columna ha sido la interacción con ustedes, de la cual aprendí mucho, muchísimo más de lo que transmití.

Aprendí que, algunas veces… si tienes la suerte, encuentras a tus mejores amigos y aliados en lugares inesperados. Víctor Solís lleva años caricaturizando esta columna, es, indudablemente, una de las personas que tiene una mezcla de humor y de inteligencia fenomenal. Sus cartones siempre fueron parte medular —si no es que la mejor— de la columna. Víctor, debí haber hecho público mi agradecimiento a tu talento y cariño hace muchos años. Gracias por tu cariño y tu entrega.

Busquemos siempre a esos aliados incondicionales que existen en el trabajo seamos con otras personas aliados incondicionales. Construyamos redes. Generemos vínculos. Ésa es una de las claves del éxito.

Aprendí que las mejores cosas de la vida son las que se viven con pasión.  Entre más pasional fue el tema de la semana, más respuesta tuve. Empecé mi columna convencida de que uno tiene que separar la parte emocional de la “profesional” (porque léase que la pasión no es profesional) y me di cuenta que, en la realidad, los seres humanos somos justamente lo contrario, nos conectamos a lo que nos llega no sólo al cerebro y a la cartera, sino al alma.

Y por último, quizá lo más importante de todo, aprendí que el mote de emprendedor no se asigna por el trabajo que desempeñas, sino por la actitud que tienes ante la vida. Además de toda la gente que conocí, física y virtualmente, que está empezando o manejando sus propios negocios, también conocí maravillosos emprendedores, en todo el sentido de la palabra, que tienen trabajos de 9 a 5, que están retirados, que se dedican al hogar o que hacen cosas completamente diferentes y que, todos ellos, día a día luchan por hacer todo con una actitud innovadora. En todas sus historias hay enormes lecciones de superación, de lucha, de creatividad y, ¿por qué no? de diversión…

Y a fin de cuentas de eso se trata la vida. Se trata de, al hacer el recuento del día o del año o de la vida y evaluar los aciertos y los errores, las pérdidas y las ganancias, tener como resultado final, bottom line dirían los financieros, una sonrisa en la boca.

En las palabras del gran Phil Knight, fundador de Nike y uno de los grandes emprendedores de la historia, “Hay un momento en la vida de cada quien cuando el pasado deja de tener importancia y ante ti se abre lo desconocido. Algunos retrocederán para retomar el camino ya conocido. Otros caminarán directo hacia la incertidumbre. Yo no les puedo decir cuál es el camino correcto, pero les puedo decir cuál es el camino más divertido”.

 

Gracias, millones de gracias.

Adina

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